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Las grandes empresas: como espiar a los trabajadores en dictadura y en democracia

Escrito por el abril 4, 2013


(Por Oral y Público) Dieciséis trabajadores, activistas, delegados, miembros de la comisión interna de la empresa Mercedes Benz desaparecieron durante la última dictadura. El mismo 24 de marzo de 1976, fueron detenidos los delegados de Ford Motors, en cuya planta funcionó un centro de detención. Los ingenios tucumanos facilitaron las detenciones ilegales a través de su Fondo Patriótico Azucarero. El represor Alcides López Aufranc fue gerente general de la siderúrgica Acindar, en reemplazo de José Alfredo Martínez de Hoz. Tan solo algunos ejemplos de la complicidad civil, empresarial durante el terrorismo de Estado. Sobre este tema dialogamos con Hugo Crosatto, ex delegado gremial e integrante de la Comisión Interna de Mercedes Benz y miembro de Trabajadores y Delegados de los 70. Crosatto aportó datos acerca de cómo las grandes empresas espían a sus trabajadores, no solo durante la dictadura, sino también en democracia, financiando publicaciones de inteligencia.


A medida que se fueron desarrollando los distintos juicios por los delitos de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo, los trabajadores de la empresa automotriz Mercedes Benz en los años ’70, se pusieron de acuerdo con compañeros de otras fábricas para comenzar a recolectar pruebas y testimonios con el objetivo de enjuiciar a los civiles; es decir: empresarios, burócratas sindicales y políticos, que actuaron durante la última dictadura militar. Junto al cineasta Aldo Getino realizaron el documental “Buscamos Vida”, que trata justamente sobre los crímenes de Campo de Mayo, y que proyectan en colegios, universidades, y en “donde sea que haya gente que esté interesada en saber la verdad contada por sus protagonistas”. “Sirve también porque a medida que se va difundiendo el documental hay gente que se va acercando. Hay compañeros por ejemplo que están en el interior y se fueron acercando en base a haber visto el documental, de enterarse que existimos como trabajadores y delegados de los años ’70. Se están acercando además muchos colimbas de aquellos años que tienen infinidad de información para brindar y están perdiendo el miedo que tenían de hablar, se van acercando y vamos recuperando información. Es un trabajo muy grande porque fue algo que pasó en todo el país, no es que la represión se desató nada más que en la capital”, explicó Hugo Crosatto en el programa “Te digo más”, que conduce Meriem Choukoun, con la participación especial de Roberto Ruiz.

Esta investigación efectuada por los trabajadores no contó con la subvención de ningún estamento del Estado: “lo hicimos todo a pulmón – señaló Crosatto –, es más, en algunos casos nos boicotearon la proyección. No nos molesta que el Estado no nos ayude, lo que no queremos es que nos entorpezca la labor, y nos ponga piedras en el camino. Lo nuestro es seguir adelante y con las pruebas hacer como hicimos con este documental, que lo difundimos y es público, son pruebas irrefutables”.
Crosatto contó que en 2005 se reunieron con el entonces presidente Néstor Kirchner, quien se mostró solidario con la causa y dijo que iba a nombrar una comisión investigadora en la Cámara de Diputados: “hasta llegamos a hacer una conferencia de prensa en el Congreso con Miguel Bonasso, que iba a ser uno de los que iba a integrar esa comisión. Pero nunca se formó, quedó todo en la nada. Fue por una cuestión del sistema: el capitalismo no va a provocar su propia caída. Este es un gobierno capitalista, vivimos en un mundo 90% capitalista. Quien piensa que nosotros, los gusanitos de la izquierda, le vamos a hacer un juicio a una multinacional y se lo vamos a ganar y sacarle dinero, me parece que es un poco optimista. Además hay un riesgo muy grande que corren ellos: si nosotros le ganamos un juicio a Mercedes Benz, se va a producir una catarata de juicios en el mundo entero porque lo que nos pasó a nosotros les pasó a todos”, manifestó Crosatto.
En el marco de la charla durante “Te digo más”, el ex delegado gremial e integrante de la Comisión Interna de la empresa automotriz relató también su historia de vida y de lucha: “empecé a militar en Mercedes Benz en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) en 1971. La lucha en aquellos años era difícil porque la burocracia estaba muy enquistada en la fábrica. En el caso de Mercedes Benz, era el SMATA, con José Rodríguez a la cabeza. Hubo que reorganizarse, nosotros lo hicimos de una forma clandestina, porque hay que reconocer que cuando empezamos a militar la fábrica estaba compuesta por una gran mayoría de trabajadores peronistas, y había que torcer ese brazo, porque no se podía hacer nada sin el peronismo, que era referencia para la mayoría de los trabajadores. Era una época muy politizada, cuando se fue acercando el año ’73 y el regreso Perón, había un auge desmesurado de políticas dentro de fábricas de todos los partidos políticos. Había desde el Partido Conservador Popular hasta nosotros, el PRT. Entonces era muy difícil entrarle al trabajador en esas condiciones porque la gran mayoría era peronista o veía que la solución para sus problemas era el peronismo, y no era fácil entrarle con un volante firmado por algún partido político. Dentro de las fábricas, la mayoría de los trabajadores no pertenecía a grupos revolucionarios. Entonces inventamos un volante que lo firmamos como ‘COEMBRA’, que significaba Comisión de Obreros y Empleados de Mercedes Benz, y de esa forma fuimos avanzando porque al trabajador cuando le daban volantes del peronismo, el radicalismo, le caían volantes todos los días de diferentes grupos políticos, medio como que lo angustiaba porque tenía que tener cierta ligazón política con ese volante que no quería; entonces, con esta sigla que inventamos, el trabajador se sentía más identificado porque no lo comprometía políticamente, no le decíamos desde el volante ‘estas soluciones las da el PRT’, sino un cuerpo de representantes obreros y empleados de Mercedes Benz. Nosotros poníamos la línea política, pero dejábamos los volantes en cada puesto de trabajo por la noche, cuando el trabajador entraba a las cinco de la mañana lo encontraba, lo leía y se formaban grupitos de dos o tres comentándolo, caía alguno de nosotros ‘che, qué están leyendo’, y ellos mismos nos decían esto está bien pero habría que agregar tal cosa. Entonces el próximo volante ya salía con el argumento que ellos nos daban y así fuimos avanzando hasta el año ’73, que ganamos la primera comisión interna. Mercedes Benz había tenido una comisión muy buena, combativa, que la despidieron en 1969, y a partir de ahí fue manejada por la lista verde de SMATA, nosotros estábamos en la lista marrón que bajaba de la SMATA Córdoba y le ganamos la comisión interna, cuya gran mayoría pertenecía a la JP, pero duró poco porque la derecha peronista les empezó una guerra en combinación con la empresa, y los fueron despidiendo despacito. Quedamos acéfalos, nos nombran dos interventores, ya estamos hablando de principios de 1975; terminado el Pacto Social se abren las paritarias, nosotros habíamos nombrado una paritaria que uno de los que la integraban era Julio D´Alessandro, y también la despiden. Llegamos a junio de 1975 y nos enteramos de que SMATA había firmado con la empresa un nuevo convenio colectivo de trabajo a nuestras espaldas, con anuencia del Ministerio de Trabajo, a cargo de Carlos Ruckauf. En este convenio empieza una lucha con el famoso laudo 29”, detalló Crosatto.
El artículo 29 de ese convenio decía que la empresa le daba al SMATA el 1% del valor de sus productos en concesionario al gremio, es decir el 1% de todas sus ventas. En su inciso F, el artículo decía que la empresa y SMATA se proponían contribuir al bienestar social de los trabajadores, ya que ambas partes consideraban que era una obligación social indelegable el mejoramiento de la producción mediante la erradicación de todos los factores negativos que pudieran perturbar el normal desenvolvimiento de la actividad laboral y empresarial. Al respecto, Crosatto consideró que en este punto queda evidenciado que las empresas financiaron la represión: “este 1% era evidentemente para eliminar los elementos negativos, lo que no aclara es quiénes serían los elementos negativos. Esto fue con todas las empresas automotrices, no es que SMATA lo hizo con Mercedes Benz, lo hicieron con todas las empresas. Por eso acá queda reflejada la complicidad civil por la que nosotros venimos peleando desde los años 2001, 2002”.
Entre las pruebas e informaciones que fueron recolectando a lo largo de estos años, Crosatto mencionó una revista que hacía el Ejército y el batallón 601, su centro de inteligencia. Ese material fue aportado y presentado ante el Tribunal de San Martín hace algunos meses: “es prácticamente un manual para los oficiales y suboficiales de contrainsurgencia. Les enseñaban cómo espiar a los trabajadores, y es una revista que aún hoy la siguen haciendo, y está financiada por todas las grandes empresas. En la publicidad están metidas todas, Mercedes Benz por supuesto, Ford, Techint, Astarsa, todas las que uno se pueda imaginar financiaban y financian todavía esa revista. Es una de las pruebas que presentamos por el juicio de Campo de Mayo. Ahí queda reflejado quiénes fueron los beneficiados, para qué se produjo el golpe, porque a medida que pasan los años vamos investigando, nos vamos enterando de más datos, por ejemplo tenemos el dato de que hay un abogado, Jaime Perriaux, que es el que formó el grupo llamado como él, Perriaux, que integraban Martínez de Hoz, Alemann, todas las cámaras del campo, la Rural, la UIA. Y estos tipos a partir de que Cámpora gana las elecciones, a los pocos días se empiezan a organizar para producir el golpe. Cuando los milicos le hacen el golpe a Onganía que le ponen a Levingston, este Perriaux fue ministro de Justicia de Levingston, y estos muchachos se reunían una vez por semana ya en 1973 para producir el golpe de estado. Ellos se reunían en la calle Gelly y Obes que es donde este muchacho tenía el estudio y también había reuniones en Campo de Mayo que las hacían los milicos con la CIA y todos los que después fueron los que produjeron el golpe”.
Respecto a la relación específica del Batallón 601 con la empresa Mercedes Benz, Crosatto fue muy claro: “en aquellos años estábamos infiltrados por los organismos de seguridad, la triple A, el comando de organización, los fachos de la burocracia sindical y todo bajo las órdenes del Batallón 601, porque el organismo de inteligencia del 601 fue el que manejaba todo, Rubén Lavallén, que fue jefe de seguridad de Mercedes Benz, después de secuestrar a nuestros catorce detenidos desaparecidos, respondía al 601. Todas las empresas tenían a alguien involucrado con el 601, involucrada la CIA porque esto no lo hicieron solos, trajeron a los franceses para que les enseñaran métodos represivos y de tortura, esto declarado por ellos mismos, lo dicen en el documental ‘Gaviotas Blindadas’, ‘los teníamos que matar porque si los dejábamos vivos venían las familias, entonces había que matar al padre, a la madre, al hijo’, ellos declaran eso”.
Gran parte de los hechos relatados por Hugo Crosatto en “Te digo más”, forman parte del documental “Buscamos Vida”, que refleja la investigación efectuada por los propios trabajadores y delegados de los años ’70 sobre los crímenes de Campo de Mayo y las complicidades y responsabilidades civiles, una faceta de la dictadura de la que aún resta mucho por juzgar y condenar. 

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Opiniones
  1. la retaguardia   /   abril 10, 2013, (7:42 pm)

    Alberto: en realidad no nos referíamos al espiar a los trabajadores para medir su productividad, que sería otro tema, sino para entregarlos a los secuestradores durante el genocidio o, incluso en esta época, para "detectar" su ideología. La publicidad del programa al que te referís no te la facturamos.

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