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Un viaje hacia la coherencia y las convicciones con Norita Cortiñas

Escrito por el diciembre 21, 2013


Nora Cortiñas en Oral Y Público

 (Por Luis Angió* para La Retaguardia) Se cumplieron doce años del inicio del “Que se vayan todos”. Rebelión popular, crisis institucional, huida de un Presidente y de su gobierno elegido en democracia.
19 y 20 de Diciembre de 2013. Doce años después me encuentro en el Ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio conocido como  “Virrey Ceballos”, ubicado en la calle del mismo nombre, entre los números 628/30, en pleno barrio de Balvanera. Desde allí La Retaguardia va a emitir Oral y Público, un programa radial que realizan junto al Instituto Espacio para la Memoria. Van a entrevistar  a Nora Cortiñas y a Víctor Basterra. Fernando Tebele me invita a ser parte de esa entrevista; junto a Eugenia Otero, Silvina Manguía y Catriel Fernández harán la transmisión. Acepto la invitación y cuando llego a ese edificio me doy cuenta de que he pasado cientos de veces por allí pero nunca lo he registrado como lo que fue y como lo que es hoy.

Mientras esperamos a Norita y a Víctor, recorro el edificio y registro en fotos el lugar, una construcción de principios del siglo pasado. Se percibe que fue una casa de alguna familia adinerada de Buenos Aires, pero entre los años 1976/77 la Fuerza Aérea la utilizó como un Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio (CCDTyE) de políticos y luchadores populares para luego enviar a algunos de ellos a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Cortiñas haciendo Oral Y Público
en el ex CCDTyE Virrey Cevallos

Al fin llega Norita. Son casi las seis de la tarde. Nos dice que se había retrasado porque pasó a saludar a quienes se estaban manifestando en Plaza de Mayo con la CTA-Michelli y otras organizaciones sociales, políticas y sindicales.
Como Víctor Basterra no llegó todavía, comienza el programa con ella. No tiene mucho tiempo porque se irá luego a la inauguración de la Estación Darío y Maxi en Avellaneda, donde la esperan a las siete de la tarde. Lo que dice no es nada nuevo. Lo que siempre se escucha de ella: la defensa de los derechos humanos de ayer y de hoy. Las luchas populares, en donde se la encuentra en cualquier lugar de nuestro país, y un poco más allá, como por ejemplo en Honduras, contra el golpe de estado que derrocó al Presidente constitucional Manuel Zelaya.
Se termina la entrevista y como yo voy a la estación Darío y Maxi, me ofrezco a llevarla. Si bien a Norita la conozco desde hace muchos años, cuando era Delegado General en la Comisión Interna del Banco de la Provincia de Buenos Aires, y venía siempre a entregarnos su solidaridad en momentos de lucha, nunca tuve la posibilidad de tenerla  solo para mí conversando informalmente. Me recuerda a mi mamá; podría ser mi mamá.  Mi mamá vive todavía y el próximo lunes 23 cumplirá 89 años. Norita tiene unos años menos y es mucho más activa. La salud de mi mamá no resistiría ese andar de hormiguita viajera que tiene Nora.  Muchas veces me digo que si yo hubiera sido Gustavo, el hijo de Norita, seguramente mi mamá hubiera sido ella. Porque me bancó todos los años de militancia, antes, durante y después de la dictadura. Y porque se bancó los 18 años de proscripción del peronismo en un exilio interno, sin trabajo firme y ganándose el peso sin claudicar en sus principios y convicciones.
El tránsito en la Capital Federal es intenso y por la Avenida San Juan se vuelve insoportable. Llegamos a la autopista que nos lleva al Puente Pueyrredón. El tránsito es lento, vamos a paso de hombre. Por primera vez no protesto y manejo contento, no quiero acelerar, no quiero llegar. La presencia de Norita como acompañante me hace sentir importante. Comenzamos a charlar sobre la entrevista y las últimas noticias respecto al ascenso de Milani como Comandante en Jefe del Ejército, después de la aprobación del pliego por parte del Senado de la Nación. “Esto es volver a la obediencia debida”, me dice.
Me comenta sobre su lucha y la relación con algunos organismos de Derechos Humanos y cómo en estos años se ha transformado en una disputa ideológica y discursiva a favor y en contra de la política del Gobierno. No me da nombres propios pero me dice que ya no quiere disputar discursos con quienes, considera, se han aparatado de la lucha por los reclamos de Memoria, Verdad y Justicia. Que no quiere reconciliarse con genocidas y que no está de acuerdo con la solicitada que apareció publicada hoy. Lo fundamenta: “no quiero conciliar. Tampoco quiero venganza. Solo quiero Justicia”.
Suena el celular de Norita. “Cada dos minutos tengo una llamada, me llaman de todos los medios”,  y otra vez es una radio que le pide una entrevista en vivo. Le comenta que está yendo a la Estación Darío y Maxi, que si no se corta la comunicación la atiende con gusto. Comienza la entrevista. Mientras voy manejando la escucho hablar, pero no lo que le pregunta el periodista. Su respuesta no es distinta a la que le vengo escuchando desde hace minutos, horas, meses, años… Coherencia. Convicción, Principios. Aclara que habla a título personal, que ella no es presidenta de nada, ni de Madres Línea Fundadora ni de nada… Es Norita, nada más… ¡Nada Menos!
Termina la entrevista y sigue  nuestra charla. Estamos  cruzando el  Riachuelo y llegando al acceso para bajar hacia la Estación Darío y Maxi. Hay un grupo de policías que desvían el tránsito. Por aquí no se puede seguir. Pienso qué tengo suerte, y un rato más para compartir este viaje. Me desvío por donde nos indican y vamos a parar a un cruce para acceder a la Avenida Pavón. Autos y semáforos que no nos ponemos de acuerdo para avanzar. Norita ya dejó la charla conmigo y está preocupada porque quiere llegar al acto a las siete de la tarde, como estaba pautado. Estamos llegando, pero a una cuadra de la estación otro retén policial nos impide llegar hasta el palco donde comenzará en minutos el acto.
Me acerco a un policía y le muestro mi credencial de periodista. Norita se está acomodando su pañuelo blanco. Nos dejan pasar. Estaciono y la acompaño hasta el lugar donde está el palco. Todos la reconocen a su paso. Son saludos, besos y abrazos de los que están ahí presentes.
Faltan unos minutos para el comienzo del acto. Les pido a los compañeros de la organización una silla para que Norita se pueda sentar hasta que comience. Pero ella dice que no, que así está bien, que sentada se pone más nerviosa. Y se queda allí hasta que la convocan junto a Cachito Fukman, de la Asociación ex Detenidos Desparecidos (AEDD), para homenajear a las organizaciones y personalidades de los DDHH que han estado siempre junto a la lucha por Darío y Maxi. Sube al escenario y habla. Recuerda a Darío y a Maxi; a Julio López; a Luciano Arruga; a tantos otros y a los treinta mil detenidos– desaparecidos. Con la fuerza que le pone a cada lucha con la que se compromete grita: ¡30.000 COMPAÑEROS DETENIDOS-DESAPARECIDOS, PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!, y todos los que están allí responden a coro: ¡ AHORA Y SIEMPRE! Tres veces.
Se baja del escenario y un compañero se acerca para decirle que ya está listo y dispuesto con un auto para llevarla a Morón, porque está invitada por la FM En Tránsito, que cumple 25 años al aire,  a la presentación de un libro. El estudio de la radio se llama Nora Cortiñas. Es la radio de su barrio. Demasiadas razones para no faltar a la cita. Los medios de comunicación la buscan para hacerle notas y reportajes; no se niega con nadie. Son las siete y media de la tarde. Pasó una hora y media desde que llegué a “Virrey Ceballos”. En el medio fue la entrevista en Oral Y Público, por www.laretaguardia.com.ar y el viaje por el acceso hacia Avellaneda; el acto en la Estación Darío y Maxi;  y ya se estaba yendo a otra actividad en la quería estar presente.
Me quedo un rato más en la estación, y siguen los reconocimientos a quienes acompañaron la lucha por Darío y Maxi, entre ellos la Red Nacional de Medios Alternativos, que lo recibió por haber sido quien estuvo en primera fila denunciando y acompañando a los familiares y compañeros, y transmitiendo todos los años desde esa estación y el puente las vigilias y los actos recordando a estos dos compañeros que no son más que los miles que día a día luchan en sus barrios, en sus trabajos y organizaciones por una sociedad más justa.
Me voy del acto y me quedo pensando si después de cuarenta años de militancia, algún día podré llegar a ser como Norita Cortiñas. Muchas y muchos tenemos esa deuda pendiente y solo la podremos ir saldando con más militancia; con más compromiso; con más coherencia y dignidad, como nos lo enseña ella todos los días.

*Conduce el programa Otras Voces Otras Propuestas, que se emite los martes a las 20 por La Retaguardia y AM690

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