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Las tosqueras, trampas mortales para jóvenes pobres

Escrito por el noviembre 11, 2014


La tosquera de Pontevedra donde
Lautaro perdió la vida.

 (Por La Retaguardia) El 17 de agosto de este año, Lautaro Aguirre Mora, de 18 años recién cumplidos, murió en una tosquera en Pontevedra, del partido bonaerense de Merlo. Junto a un grupo de amigos se había metido allí a nadar, pensando que se trataba tan solo de una laguna. La Retaguardia dialogó con Ninfa Mora, la mamá de Lautaro, quien a partir de su gran dolor, está intentado movilizar a los vecinos para conseguir visibilizar estas muertes, mucho más comunes de lo que creemos, y evitar que vuelvan a ocurrir casos similares.

Según algunas definiciones que pueden encontrarse en diccionarios, una tosquera es el lugar de donde se saca la tosca, material natural que se usa en construcción. Es como una cantera, pero generalmente se utiliza cuando el material extraído es blando. Sin embargo, en muchas zonas del país tosquera es sinónimo de muerte. Los enormes y profundos pozos que quedan luego de sacar la tosca son abandonados y se llenan de agua de lluvia y de las napas, convirtiéndose en especies de lagunas que ocultan tramposos remolinos que succionan a las personas que pueden haberse metido a nadar allí. Las playas de los pobres no tienen guardavidas.
Esto es lo que le ocurrió a Lautaro Aguirre Mora en agosto de este año en González Catán. Según relató su mamá Ninfa a La Retaguardia, él se había juntado con unos amigos con los que decidieron hacer un acampe por la zona: “al otro día hizo calor, el 17 de agosto, y se animaron a jugar una carrera en un lugar que parece algo que no es, parece una laguna pero no lo es, es un pozo tiene una profundidad de entre 12 y 15 metros, y el que se mete en ese lugar es chupado, succionado por ese pozo. Cinco jóvenes entraron al agua y jugaron una carrera a ver quién llegaba primero, haciendo una cruzada, a algunos los llegaron a sacar, pero desgraciadamente a mi hijo no”.
“Como decía una profesora que lo conocía –continuó Mora–, a mi hijo lo tentaron a hacer algo que él conoce y sabe hacer bien que es nadar, porque él nadó desde los 7 hasta los 12 años. Y fue a un colegio particular, que era una fundación del Padre Mario, y ahí tuvo natación durante cinco años y es algo que él sabía hacer, tuvo la posibilidad por ahí en algunos viajes que hicimos como cuando fuimos a Misiones, o en el viaje de egresados a Mar del Plata, de poder nadar en esos lugares, o sea que era un chico que tenía mucha seguridad de sí en lo que iba a hacer, pero lo que no sabía es que en esos lugares uno no puede meterse”.

Paisaje engañoso, pozos de la muerte,
dice el texto con el que los familiares
nos enviaron las fotos.

Las tosqueras no sólo no se rellenan una vez finalizado su uso, sino que tampoco se señalizan, alambran o custodian, por lo que al llenarse de agua pasan a ser invisibles. Tal es lo que ocurrió con la tosquera donde Lautaro y sus amigos entraron a nadar: “el problema con la policía empezó porque yo quería ir al lugar, pedí que me llevaran al lugar donde se accidentó mi hijo, y se negaron rotundamente, mis familiares también. Después del entierro fuimos y la verdad que es un lugar nefasto porque hay cinco tosqueras y aparentemente es un hermoso paisaje, uno está parado ahí y pareciera que está en Salta, Jujuy. Creo que el chico que los llevó, que es de Salta, tuvo un enamoramiento ambiental en ese sentido, porque vio algo que no es”, aseveró Mora.

Ninfa Mora perdió a su hijo en esa tosquera, pero sabe que no es el único: “a partir de esta desgracia que tuve me entero, a raíz de comentarios de otras personas que han perdido a sus seres queridos en ese lugar, que hace años que viene ocurriendo todo esto, pero se oculta todo, estas cosas no se publican, nunca he escuchado que salga en la radio, en la televisión, que se comente, la gente en su dolor sale de ahí despavorido y jamás vuelve, las denuncias no son tomadas verdaderamente como denuncias sino que aparentemente están hechas como una exposición civil. Me parece que está muy mal que eso no se sepa, y que se dejen esos pozos para que vaya a morir la gente carenciada por lo general. En mi caso no es tan así, pero también soy una persona de condición modesta, pero es una casualidad que mi hijo haya ido a parar a ese lugar”.
Aunque en 1997 los vecinos denunciaron estas irregularidades ante la Defensoría del Pueblo local, y se puede rastrear algunos casos ocurridos en la zona en 2000, 2007 e incluso 2010 que tuvieron cierta difusión, aún cuesta visibilizar esta situación que no solo se repite en este partido sino en tantos otros de Buenos Aires y otras provincias.
Ante esto, Ninfa Mora se está organizando con algunos vecinos, periodistas independientes de González Catán y amigos, que se fueron enterando de lo sucedido: “me están acompañando, queríamos hacer una marcha y la vamos a hacer, el tercer domingo de cada mes, para romper un poco el silencio de estos años y el ocultamiento de tantas muertes, que nos parece una aberración y no se puede seguir callando, hay que publicar estas cosas. Tantas muertes impunes. Inclusive algunas madres, que yo visité y que perdieron a sus hijos en las mismas condiciones, también creen que sus hijos se ahogaron en una laguna, y eso no es una laguna”.

La próxima marcha que encabezará Ninfa Mora será el domingo 16 de noviembre, a las 19, en la Plaza de la Democracia de González Catán, ubicada en Matienzo y Pareja a la altura del kilómetro 30.700 de la Ruta 3. La misma movilización se repetirá el tercer domingo de cada mes hasta que las autoridades y las constructoras actúen sobre estos paisajes engañosos, que son pozos de muerte.

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Opiniones
  1. Unknown   /   diciembre 19, 2019, (7:45 pm)

    El tema de las tosqueras en González Catán es de muy larga data. Recuerdo que allá por el año 1960 varios se ahogaron (muchos nunca aparecieron) en una tosquera existente en el cruce de la ruta 3 y el arroyo Morales (hoy tapada y ocupado el lugar por un barrio obrero). Jamás hicieron algo las autoridades para prevenir las desgracias, salvo alambrarlas y poner un cartel de aviso, al que los niños y jóvenes jamás hicieron caso. Era esa época en que todavía Catán era un pueblo rural, con chacras y grandes extensiones de tierra, y aún no había sido invadido por los nuevos habitantes. Poco a poco fueron desapareciendo los miles de árboles centenarios que poblaban la zona, y el arroyo pletórico de vida y aguas cristalinas fué transformándose en una cloaca gracias a los asentamientos que comenzaron a aparecer. Vi con mis propios ojos como el paraíso que había sido hasta entonces la comarca, se fué transformando en un gigantesco volcadero de mugre y basura, gracias a la gente sucia e inculta que comenzó a habitar el lugar. Como muchos otros vecinos antiguos, opté por el éxodo a otros parajes, para huír del desastre y el dolor que me provocó ver semejante descalabro.

  2. Unknown   /   septiembre 3, 2021, (12:49 pm)

    mi hermano fallecido en el años 2019 en la tosquera del viejo buenoo 23 años no pudo salir que alguie haga algo tiene que tomarlas hacer algo es todo muy injusto la gente va seguir metiendoce tarde temprano esto tiene que desaparecer . mi heemano alejandro Rodríguez te fuiste y te extrañamos michooo

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