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Para el juez Rafecas, “la última dictadura puso en marcha una solución final”

Escrito por el noviembre 1, 2014


El libro de Rafecas sobre
la Shoá.

(Por La Retaguardia) El juez de instrucción de la megacausa del Primer Cuerpo del Ejército y estudioso de la historia del Holocausto habló de la importancia del trabajo colectivo para la concreción de los juicios por delitos de lesa humanidad, y de los logros y avances que se han conseguido a partir de su realización. También se refirió a los secuestros y desapariciones de la última dictadura cívico militar como la solución final impuesta desde el Terrorismo de Estado para terminar con los “subversivos” y las organizaciones de izquierda. Fue durante un diálogo con Oral Y Público, el programa radial que se emite por Radio La Retaguardia.

La megacausa del Primer Cuerpo del Ejército es compleja, ya que allí están incluidas prácticamente todas las fuerzas que actuaron durante el Terrorismo de Estado, con excepción de la Armada y algunas policías provinciales. La tarea que lleva adelante desde hace diez años el juez federal Daniel Rafecas junto a su equipo de trabajo ha sido y es ardua: “tuvimos que reconstruir la estructura burocrática de todas las relaciones entre las fuerzas que encabezaba el Ejército y por debajo la Aeronáutica. Venían directamente las subzonas, como la que ocupaba la zona oeste del conurbano, lo que es Palomar, Haedo, Morón, Moreno; y luego por supuesto bajo la comandancia del Ejército, estaba la Policía Federal, la Bonaerense, el Servicio Penitenciario Federal que proveía a los cuadros que hacían las guardias internas en los centros clandestinos, y la Gendarmería. Nosotros ya tenemos un mapa y una reconstrucción bastante acabada de cómo funcionaba cada una de estas estructuras”, explicó el magistrado.
A partir de este trabajo de investigación, no siempre reconocido, los jueces de instrucción elevan a juicio oral las distintas causas. En el caso de Rafecas, ya se han elevado a juicio varios tramos por delitos de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio Atlético, Banco y Olimpo, que conforman el circuito ABO; El Vesubio; Cuatrerismo, que funcionó en La Matanza; la Superintendencia de Seguridad Federal, conocida como “Coordinación Federal”; varios CCD que funcionaron en Junín y localidades cercanas; entre muchos otros.
Es también una tarea que no está exenta de críticas. Algunos fiscales y abogados querellantes aseguran (en general por lo bajo) que no pueden avanzar lo que quisieran en los juicios orales por deficiencias en las debidas instrucciones.
En diálogo con Oral y Público, Daniel Rafecas afirmó que lo importante no es si ese trabajo es reconocido, sino simplemente que se haga: “lo importante es el logro colectivo, los objetivos que vamos alcanzando desde el punto de vista del proceso en general; y en ese sentido celebro que haya un programa de radio como el de ustedes que trate justamente acerca de este proceso que estamos viviendo como país en los últimos 10, 12 años. Con los jueces de tribunales orales, los jueces de instrucción, los fiscales, a su modo también los defensores, la propia Corte Suprema, el Congreso que también acompaña, el Poder Ejecutivo, los organismos de derechos humanos, lo que se va haciendo, lo que se va armando y construyendo es algo absolutamente colectivo. A mí me tocó asumir en 2004, justo hace diez años, una megacausa como la del Primer Cuerpo del Ejército, en la que estaba todo por hacerse porque estaban los expedientes paralizados desde las leyes de impunidad. Y en eso estoy embarcado hace diez años con el equipo de trabajo que tengo, porque esa es otra cuestión, se conocen los nombres de los jueces o de los fiscales y eso también es muy injusto porque lo que se va haciendo es en equipos de trabajo, con secretarios, prosecretarios, empleados, es un trabajo casi de hormiga”.

Logros y avances

Existen diversas miradas sobre los juicios por delitos de lesa humanidad que se realizan en Argentina, pero quizás hay dos –contrapuestas– que sobresalen. Por un lado, están quienes se quejan por la lentitud de los juicios, por la repetición de los imputados, y porque no se siga juzgando hacia abajo en la escala jerárquica; por el otro, los que dicen que se deben tener dos o tres años más de juicios y luego superar la etapa. Respecto a qué hay que hacer entonces con estos procesos y cuáles son las dificultades con las que se enfrenta la justicia para su realización, Rafecas aseveró: “los jueces y fiscales, y los tribunales orales estamos condicionados básicamente por un proceso penal que es -como ya hoy está muy claro en la discusión y el debate público- un proceso penal lento, vetusto, que es especialmente disfuncional para casos complejos, grandes. De todos modos, así y todo, yo creo que en estos diez años, mirándolo con un poco de distancia, se ha logrado mucho. A nivel país ya estamos superando los 1200 procesados de los cuales la mitad está condenada con nombre y apellido, y la cifra no para de crecer. En este momento se están celebrando 14 juicios orales a lo largo y ancho del país, tal como informó el Centro de Información Judicial hace pocos días. Yo creo que son más los logros, los avances y las cosas positivas que las deficiencias y los defectos que por supuesto están, y que al menos en parte se explican por el tipo de proceso penal con el que tenemos que lidiar”.
En cuanto a la megacausa del Primer Cuerpo del Ejército, el juez especificó: “tratamos de hacer lo posible para evitar la repetición de los acusados y que se hagan juicios nuevos respecto de nuevos imputados, como pasó por ejemplo en Vesubio, que hubo una primera tanda de ocho, nueve condenados, y ahora se está llevando adelante el juicio oral por la segunda parte y son todos imputados nuevos, entre ellos el famoso Francés, (Gustavo Adolfo) Cacivio, que era uno de los jefes del centro clandestino; y lo mismo estamos tratando de hacer en todos los otros casos de centros clandestinos. Pasó lo mismo en Orletti, hubo una primera tanda donde se condenó a (Eduardo Alfredo) Ruffo, (Raúl) Guglielminetti, Honorio Martínez Ruiz, etcétera, y ahora se están acumulando tramos, por ejemplo nosotros este miércoles mandamos a juicio otro imputado más que es (César Alejandro) Enciso, alias Pino, y va a haber otro juicio oral con cuatro, cinco imputados nuevos. Por lo menos, la estrategia nuestra siempre fue de evitar eso (la repetición de imputados en los juicios)”.

La Solución Final

Daniel Rafecas publicó en 2012 el libro “Historia de la solución final. Una indagación de las etapas que llevaron al exterminio de los judíos europeos”. El interés del juez por esta temática fue anterior a que se hiciera cargo de causas de lesa humanidad en Argentina. “Yo me acerqué al tema por inquietudes académicas y morales, filosóficas diría, también unos cuantos años antes de asumir en el juzgado federal –explicó el magistrado–. Yo ya estaba colaborando con el Museo del Holocausto y escribiendo algunos ensayos cuando asumí en 2004 como juez, y la verdad que todos estos estudios y ese abordaje del tema del Holocausto y del nacionalsocialismo me sirvió y mucho para mi trabajo profesional en esta causa”.
Para Rafecas, el punto central de su libro es cómo llegó el nazismo a tomar la decisión de llevar adelante el exterminio como solución final, ante el fracaso de su intento inicial de avanzar con el envío de todos los judíos a la zona de Siberia, para que allí murieran por frío e inanición; la derrota militar de los alemanes en el frente soviético los obligó a buscar otro recurso de eliminación. Al respecto, el juez señaló: “la propia lógica de lo que ellos denominaban la solución final, que era un eufemismo para referirse al exterminio físico de todos los judíos de Europa, en un momento dado de la investigación judicial advertí que era perfectamente aplicable al caso argentino, relacionado especialmente con lo que pasó a partir del 24 de marzo de 1976. Pareciera ser que también luego de distintas estrategias de las elites y sectores reaccionarios y autoritarios argentinos desde los años ‘30 por lo menos intentando lidiar con la cuestión ‘subversiva’, la cuestión de las organizaciones de izquierda, es decir luego de experimentar con tribunales especiales, leyes especiales, pena de muerte, bandas paramilitares, finalmente el 24 de marzo se pone en marcha la solución final, es decir el secuestro, la desaparición y el exterminio de todos aquellos vinculados de una u otra manera con estas organizaciones. Y de ahí la profunda violencia que inyecta el Estado autoritario, terrorista, a partir de entonces y que marca una diferencia en la escala con el resto de las dictaduras de Latinoamérica. Creo que se puso en marcha una solución final de la mano de la última dictadura”.

Daniel Rafecas y un repaso por su trabajo como juez de instrucción de una importante megacausa por delitos cometidos durante el Terrorismo de Estado en Argentina y su tarea como investigador del Holocausto, dos genocidios y la práctica de la solución final como forma de exterminio. Diferentes metodologías para fabricar el mismo producto: muerte.

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