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El incendio en la fábrica Felfort y el peligro latente de otro Cromañón

Escrito por el agosto 4, 2015


El incendio preocupó a los
trabajadores (Foto: perfil.com)

(Por La Retaguardia) El viernes pasado un sector desocupado de la fábrica de chocolates amaneció en llamas. El humo se propagó por la ventilación y eso generó que varios trabajadores tuvieran que ser internados con principio de asfixia. Rodolfo Vidal es uno de los delegados de los trabajadores de Felfort. En diálogo con Luis Angió en su programa Otras Voces Otras Propuestas, detalló cómo fue el siniestro y mostró preocupación por las medidas de seguridad. “Estarán esperando que pase un Cromañón para que hagan algo. Nosotros no queremos que pase eso”, aseguró.

Vidal inició su relato detallando cómo sucedió el hecho: “el incendio comenzó el viernes a las 8:15 aproximadamente, en el tercer piso, en un sector que estaba desocupado. Hay una línea de producción ahí que aparentemente un tablero entró en corto y se propagó el fuego enseguida a las cintas transportadoras y se comenzó a llenar de humo un sector sin ventilación. Los compañeros que supuestamente integran una brigada que se armó de los pelos, una brigada de incendios, intentaron apagarlo, pero, lamentablemente, con las máscaras con las que cuenta la empresa terminaron internados compañeros con principios de asfixia. Las máscaras que tenían que llevar oxígeno tenían el tubo descargado, estaba todo desarmado con el tubo descargado. Hace cinco meses que el proveedor no cobra, no le paga la empresa, así que dijo: «No cargo un tubo más hasta que no me paguen». Y las máscaras que no tenían oxígeno, las que tienen filtro, son máscaras que están más o menos desde que estoy yo en Felfort, hace 25 años. Tenían los filtros totalmente tapados. Había otras que tenían trapos en vez de filtros. Una locura. Máscaras que estaban arregladas con cinta scotch, rotas. O sea que los compañeros que ingresaron ahí respiraron el humo en forma directa. El primer efecto de eso fueron tres compañeros internados en el Dupuytren. Ahí comenzó, ya no se pudo apagar. Prácticamente, casi perdemos un compañero porque no podía salir de adentro; es un sector que no es muy conocido para circular y lleno de humo más peligroso todavía. El compañero pudo salir de última. Ahí ya desistieron de apagarlo. Otra cosa que pasó muy grave es que las alarmas no sonaron. Prácticamente, no hay alarmas en todos los sectores de producción. No se usó la red de parlantes del edificio para la evacuación.

—Otras voces… otras propuestas: ¿Cuántos pisos tiene la fábrica?

—RV: Hacia arriba, seis, y hacia abajo, dos. Hay sectores que no tienen parlantes, sectores que no tienen teléfonos; sectores en los que se trabajan bajo llave, como Administración y Expedición, que lo tenemos denunciado ya hasta el hartazgo en la Superintendencia del Trabajo. Vienen, constatan que están bajo llave y se van. El viernes tuvimos que ir nosotros a tirar la puerta abajo para sacar a los compañeros porque están encerrados ahí y no se enteran de anda. Como así también los trabajadores que están en el primer y segundo subsuelo no se enteran nunca; tenemos que ir los delegados a avisarles que hay un incendio y sacarlos. Fue una desgracia con mucha, mucha suerte, porque el grupo de rescatistas que no existe, no hay un grupo de rescatistas. Hicieron un formulismo, completaron una planilla con seis nombres, la llevaron a la Superintendencia y listo, ya está. Los rescatistas no sabían cómo sacar a la gente, por dónde sacarla, no hay un preventismo, no tienen un instructivo para resucitación.

—OVOP: Allí hay responsabilidad de los dueños de la fábrica, pero el Gobierno de la Ciudad y la ART también tienen su responsabilidad, porque imagino que inspectores cada tanto irán. O, como decís, si han hecho denuncias, ¿por dónde pasaron?

—RV: Nosotros hemos denunciado a la Superintendencia, en la protección al trabajo, en la ART, en el Ministerio de Trabajo. Han venido, nosotros hemos acompañado inspecciones. Hace poco vino una de la Superintendencia que constató que, justamente, había sectores bajo llave. Ustedes me dirán qué pasa. No sé qué pasa. Estarán esperando que pase un Cromañón para que hagan algo. Nosotros no queremos que pase eso.

—OVOP: ¿Cuántos trabajadores hay en la fábrica?

—RV: 550. Ahora prácticamente hay un turno solo y un turno de tarde muy precario porque estamos atravesando otro problema de tipo laboral. Estamos con conflictos porque la empresa se niega a tomar gente. Quieren hacer la misma producción que el año pasado con menos gente. Ese es un tema también. Hay mucho aumento de velocidades, falta gente en los sectores, se trabaja con ritmos muy acelerados. Tenemos un índice de accidentes, de enfermedades profesionales muy elevado. Un ausentismo casi del 33 %, que es una barbaridad. Tenemos un sector al que le han aumentado tanto la velocidad que prácticamente los trabajadores que pasan por ahí al otro día no vienen. Otro agravante es que después del incendio, el día sábado, se mandó gente a trabajar al sector, la empresa mandó gente a trabajar al sector, y hoy por hoy tenemos veintitrés compañeros con problemas respiratorios. Los delegados fuimos y tuvimos que impedir que manden más trabajadores, porque era un desfile a la ART. Trabajador que entraba al sector a trabajar, se iba a la ART porque no podía respirar. Lo mismo que escucharon ustedes en boca de Marta Fort es con lo que nosotros tenemos que lidiar día a día con Eduardo y con Jorge Fort, es la misma mentalidad.
Carlos Augusto Fort era el hijo del dueño, Felipe Fort, que es el papá de Eduardo, Jorge y Ricardo; Marta es la madre de ellos y esposa de Carlos. Marta es la presidenta de la empresa.

—OVOP: Y ella es la que dijo por qué estaban el calle.

—RV: También nos cuestionaron a los delegados por qué sacamos a la gente a la calle. Yo invité a los compañeros a mirar los planos de evacuación que están en los sectores. El punto de encuentro en un incendio es Gascón y Díaz y Vélez y en Gascón y Potosí, en la calle. Como decían los bomberos: «Nosotros necesitamos la fábrica vacía de gente para trabajar». Los directivos pretendían llevar al comedor a la gente. Eso iba a ser otra masacre, porque en el comedor entran cien personas y está en el medio de la fábrica. Se llenó de humo el comedor totalmente. Era un desastre. Nosotros todos los días tenemos que lidiar contra esa locura.

—OVOP: Bomberos de la Policía tiene que haber tomado nota de todo esto para hacer un informe de lo que ha pasado y de lo que vieron, que no había para poder prevenir o para poder actuar en la emergencia.

—RV: Nosotros vamos a hacer nuestro propio informe, obviamente. Así como ustedes vieron el comunicado de prensa, estamos haciendo paralelamente un informe con todo lo que ocurrió y con todas las falencias que hace rato que venimos denunciando. Un responsable de Seguridad e Higiene que tiene la empresa no puede ser que venga lunes, miércoles y viernes. Tuvimos suerte de que se incendió un viernes, porque si el responsable viene un jueves, no había responsable de Seguridad e Higiene. En los 103 años que tiene la empresa, gracias a las denuncias que hicimos —tuvimos que hacer un simulacro a la fuerza, porque no quieren perder un minuto de producción—, el último simulacro que hizo fue a las 3 de la tarde, cuando no había nadie en fábrica. Ese simulacro les salió al pelo. Aparte, fue un simulacro preparado, avisado, la gente ya sabía que iba a haber un simulacro. No se hace así. Hay que hacerlo en horario pico y sin avisar, como si realmente fuera un imprevisto. Ahí no se hizo.

—OVOP: Pero para eso tienen que estar preparados y tienen que estar los responsables de área, los responsables de piso.

—RV: Acá teníamos al responsable del grupo de brigadistas de vacaciones, por ejemplo, y no había nadie que lo reemplace. Fue todo muy improvisado y se puso en riesgo la salud y la seguridad de los compañeros.

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