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La historia de Virginia Creimer: dejar el Estado para seguir con vida

Escrito por el septiembre 12, 2015


Un cuchillo con sangre en la puerta de la casa; una mascota asesinada y permanentes llamados intimidatorios para una funcionaria que se compromete con las causas en las que actúa. La víctima es la perito Virginia Creimer, una especialista en desarticular versiones oficiales en casos como los de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi, Luciano Arruga o Coco Garrido, entre muchos otros, cuyos victimarios pertenecen a distintas fuerzas de seguridad. Es habitual que antes de cada declaración judicial, reciba una amenaza. Sin embargo, la situación se ha ido agravando. La reacción de su familia, que la impulsó a hablar, y la respuesta del Estado, que de tan insuficiente, la llevó a renunciar a su cargo de Subdirectora del Área Procuración en el Ministerio Público Fiscal de la Nación. (Por La Retaguardia) 

Domingo 6 de septiembre, 8.22hs.
Salto de la cama y ya caigo corriendo hacia el baño. Las ganas de vomitar son inminentes.
Ayer nos dejaron un cuchillo en la puerta. Uno de carnicero. Un cuchillo con sangre.
Mi cuerpo hace con todas sus fuerzas, el intento de sacar algo que traigo dentro.
Mamá ultimamente la pasó mal, y con ella, todos nos volvimos de acero para sostenerla.
Mamá se siente cansada de luchar.
Las arcadas me dan ganas de llorar. Sé bien lo que mi cuerpo ya no tolera.
Mis hermanxs se ríen del suceso del cuchillo. Estamos acostumbrados a las amenazas.
El Estado, para el que mamá dedicó su vida, carrera y militancia no hizo todo lo posible por protegernos.
Mamá nos dijo que no podemos hablar.
Que es peligroso.
Voy a vomitarlo. Mi cuerpo se estremece.
Pienso en todos lxs pibes que nos mataron, que mamá defendió.
En las chicas que nos violaron y dejaron tiradas como un desecho.
En todos los pobres que nos mató la policía.
Mamá dice que si no nos callamos, nos van a matar.*

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El cuchillo con sangre fue dejado en la
puerta de la casa de Creimer.

“El momento que estamos pasando es muy difícil. Nos encontramos con una amenaza tremenda el sábado al mediodía: encontramos un cuchillo con sangre en la puerta de casa. En realidad se relaciona más que nada con el caso de Cambiasso y Pereyra Rossi porque la semana anterior a ese sábado estuve declarando en el juicio como perito experta en delitos de lesa humanidad, y como experta lamentablemente en lesiones, vejámenes, torturas y muertes en custodia. Por la proximidad de mi declaración y la aparición de esta amenaza lo primero que uno piensa es que puede estar relacionado con eso, pero en realidad en estos últimos 20 años las causas de características similares son miles. Me he convertido de alguna forma en referente en la materia y no he ganado muchas amistades, como lo expresa mi hija mayor María en la carta que en realidad sorteó mi decisión de seguir callando todas las amenazas que ya habíamos tenido anteriormente y que habíamos tratado de correrlas del camino para seguir adelante”, afirmó Virginia Creimer en diálogo con Oral y Público.
Creimer es médica forense, especialista en Medicina Legal y Clínica Quirúrgica. Ha actuado en cientos de causas relacionadas con el accionar de las fuerzas de seguridad como la de Luciano Arruga, Cristian López Toledo (en la que certificó las torturas recibidas en la Unidad 9 de La Plata), o el de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi, 2 militantes montoneros que fueron secuestrados y asesinados en mayo de 1983.
En este último caso, la perito desestimó la versión oficial que indicaba que las muertes se habían producido en el marco de un enfrentamiento entre fuerzas policiales y militantes políticos. Al respecto, Creimer explicó: “hice un examen exhaustivo sobre todo desde el punto de vista pericial, sobre el lugar del hecho, si realmente era una escena del crimen o era un lugar del hecho secundario, si era un lugar del hecho montado. Lo que yo hago es frente a las evidencias científicas adjuntadas a la causa emitir una opinión científica, yo no pongo en valor el trabajo de otros peritos, ni los peritajes de otros peritos, lo que hago es con la información objetiva llegar a una conclusión científica y eso es lo que hice en el juicio con respecto a los distintos elementos que se señalaban”.
En referencia a las amenazas recibidas, Creimer detalló: “antes de cada juicio oral que estuviera relacionado con torturas o muerte en custodia, relacionado con distintas fuerzas de seguridad ahora en democracia, hemos recibido distintos tipos de amenazas. Empezaron siendo amenazas telefónicas, después nos rompieron los autos en la puerta de casa, esto ocurrió en distintas causas, siempre antes de un juicio diferente. El último evento que había sido el más dramático fue que habían agarrado a una de nuestras mascotas y la habían desarticulado y dejado tirada en el frente de la casa. Esto motivó que nosotros hiciéramos de nuestra casa una pequeña cárcel suburbana, levantando rejas, paredones, cambiando puertas y ventanas, pero pensamos que hasta ahí iban a llegar hasta que lamentablemente nos encontramos con esta escalada de violencia con el cuchillo con sangre en la puerta”.

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Vomité.
Lloro.
Mi corazón ahora, toma el lugar. Se estremece.
Pienso en todas las madres que temieron por sus hijxs, todas esas madres por las que mi vieja luchó sin titubear.
El Estado hipócrita y mentiroso le soltó la mano una vez más. Mamá no sólo tiene que luchar contra el enemigo, pues quien tuviera que defenderla por su arriesgado trabajo, no lo hace.
Hecha un nudo lloro en el piso frío.
Y de pronto pienso, me cansé.
Me cansé de que le suelten la mano.*

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Aquí se respira lucha

Oral y Público consultó a Virginia Creimer acerca de cuál creía que era el objetivo de estas amenazas: “creo que la carta de Maru (María, su hija) dice todo lo que hay que decir. Tenemos una forma de vida como diría Calle 13 ‘aquí se respira lucha’, entonces mis hijos se criaron en ese ambiente en el que uno vive por el otro, y en definitiva estamos siempre devolviendo lo que en algún momento nos dieron y somos agradecidos. A mí este país me dio la educación pública siempre, me permitió ser médica, y además me permite y me obliga a ayudar a los demás, entonces uno puede bajar los brazos, esta vez me lo permití, pero después seguiremos adelante porque no sabemos ser de otra manera. Lo que sí quiero aclarar es que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación de forma inmediata frente a la denuncia incorporó todos los medios de seguridad necesarios y existentes para que estuviéramos todos custodiados. Entonces a ese mensaje mafioso hay un mensaje del Ministerio que dice que las cosas no son así: ‘nosotros protegemos a los que pelean, a los que declaran en los juicios y defendemos la justicia y los derechos humanos’. Creo que es un mensaje que también tenemos que dejar claro”.
A su vez, Creimer diferenció la posición de los sobrevivientes de los delitos de lesa humanidad, habituales víctimas de amenazas junto a abogados querellantes y fiscales, y la de los peritos y técnicos científicos: “por supuesto son incomparables. La lucha que ha dado el sobreviviente para llegar a donde llegó no es la misma que doy yo como médica dictaminando, para mí obviamente es mucho más sencillo. La realidad es que hoy nos toca sobrevivir, supervivir esta situación, y lo estamos haciendo con ayuda y en la medida de nuestras posibilidades. Tengo una familia de hierro, mis hijos, mi marido, son personas incondicionales que se suman a mi lucha, que es una lucha nuestra, de todos. La posición de un sobreviviente, y esto ya diciéndolo desde mi profesión, el hecho de reavivarle los miedos, dispararle a otras cosas que incluso pueden fracturar la voluntad de sentarse en un juicio y sentirse vulnerado nuevamente. En este caso yo ya había declarado, en otros casos estoy por declarar aún, son muchas las causas, por qué pensar en Cambiasso-Pereyra Rossi si tengo los casos de Arruga, prácticamente todas las causas contra las fuerzas de seguridad. Quizás tendríamos que abrir un poco más la cabeza y decir que por ahí el mensaje es ‘dejate de jorobar en todas las causas, no solo en Cambiasso-Pereyra Rossi, nos molesta tu posición, nos molesta que ahora la ciencia venga a dar vuelta lo que estábamos arreglando con testimonios contradictorios o aprovechando las lagunas o el dolor de los sobrevivientes’… bueno, ahora la ciencia de alguna forma viene a cerrarles la boca y a demostrarles que todo lo que dijeron hasta ahora es parte de la misma mentira que metió el Plan Cóndor en nuestro país”.

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Tal como sucedió con las amenazas anteriores, Creimer iba a mantener en silencio la aparición del cuchillo con sangre en la puerta de su casa, pero la carta escrita por su hija la hizo cambiar de opinión. La perito publicó la misiva de María con el siguiente texto propio a modo de introducción: “Treinta años de militancia, tres hijos de hierro, un marido incondicional. La familia lejos que quiere estar cerca. Estoy cansada de que me amenacen cada vez que tengo un juicio en el que la historia argentina busca la verdad y la Justicia. Sí, iba a guardar silencio por las víctimas, por las instituciones. Pero mis hijos son más sabios que yo.
No guardo más silencio, no perdono ni olvido”.

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Pero me levanto.
Mamá nos enseñó dos cosas: a no traicionar nuestros principios ni venderlos, y a levantarnos.
Me levanto cien veces.
Me levanto porque mi mamá va a salir a luchar otra vez.
Limpio un poco.
Me lavo la cara.
Sin dejar de llorar, noto que ya no tengo miedo.
Aunque nunca nadie lo sepa.
Aunque nunca nadie nos proteja.
Aunque nunca nadie se lo agradezca.
Aunque la maten haciéndolo.
Mamá va a pelear por todxs.
Y nosotrxs vamos a pelear por ella.
Por Cambiaso y Pereyra Rossi.
Por Arruga.
Por Garrido.
Por Ferrón, Bina y Forza.
Por Mara Matheu.
Por Cristian Lopez Toledo.
Por las madres y abuelas de la Plaza.
Por las madres y los padres de hierro.
Por cada pibe y piba, en cada cárcel del país.
Por cada hombre y mujer que suicida la policía.
Por cada niño y niña víctima de abuso sexual.
Así nos callen, así nos suelten la mano.
Así nos sigan llamando para decirnos que nos van a matar.
Así nos rompan los autos, nos descuarticen a los perros.
Así nos maten.
Ni un paso atrás!
Te amo, Mamá! *

*Texto escrito por María, hija de Virginia Creimer

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