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Comenzó el juicio por la muerte de Pablo Vera -Día 1-

Escrito por el febrero 18, 2016


El arma no se dispara sola..jpg
Esta mañana comenzó en Fiske Menuco (ciudad lamentablemente conocida como General Roca), Río Negro, el juicio que intentará determinar cómo murió Pablo Vera. El policía Jorge Villegas está en el banquillo de los acusados en un juicio crucial en la provincia para dar vía libre o ponerle un freno al gatillo fácil. (Por Gustavo Figueroa para La Retaguardia)



Foto: El arma reglamentaria junto a las pericias del crimen (Gustavo Figueroa)

El disparo en la nunca

El 25 de septiembre de 2014, el oficial Jorge Villegas le disparó, con su arma reglamentaria, un tiro en la nuca a Pablo Vera, un joven rionegrino de 23 años.
Luego de salir de su casa el oficial encontró al joven intentando robar su automóvil detenido en la vía pública. Sin dudarlo Jorge Villegas silenció de por vida a Pablo Vera. No hubo derecho a réplica, ni enfrentamientos. Ni juicio previo. Tampoco se encontró otra arma en el lugar del hecho.
En noviembre del mismo año se dictó la excarcelación de Villegas, en un fallo polémico e injusto, ya que la versión de “un disparo accidental”, que declaró el oficial de las fuerzas policiales de Río Negro , era incomprobable e insostenible.
Hoy se juzga a Jorge Villegas por “Homicidio doblemente agravado por uso de arma de fuego y abusando de la función policial”

Roca

La ciudad de polvo..jpg
Ruta Nacional 22, entre Allen y Fiske
Menuco (Foto: Gustavo Figueroa)

Fiske Menuco (mal llamado General Roca), es una ciudad universitaria y agrícola. Oculta y en constante construcción. Antes de ingresar a la ciudad -transitando por Ruta Nacional Nº 22- se pueden reconocer distintos puntos estratégicos de la fruticultura regional y del país; se puede presenciar la monotonía del color. El verde de los frutales acompaña cada escena que uno intenta enfocar desde el camino. Un verde opaco de tierra seca. Sólo alamos, perales y manzanos se logran ver, en abundancia, cubiertos de la tierra y el polvo propio de una región árida y seca. Finalmente, cuando se ingresa en la ciudad, se atraviesa una entrada de doble mano imponente y suntuosa, propia de las ciudades y los municipios corruptos que se empeñan en “embellecer” los puntos centrales de las comunas que administran, mientras el resto parece incontenible.
El nombre de General Roca no es una presencia simbólica, ni una referencia histórica del pasado en la zona del Alto Valle, ese límite político ínfimo entre las provincias de Río Negro y Neuquén. En la actualidad, responde a una presencia cultural que se materializa de forma constante y regular. El abuso de poder de las instituciones es una de las formas de materializar las prácticas culturales impuestas, a fuerza de golpes, por la milicia colonial de antaño; aunque, hay que reconocerlo, en muchos casos la ciudadanía también ha logrado apropiarse de estos principios y mandatos. Las prácticas culturales son imposiciones que no tiene fecha de caducidad, ni fronteras. Muchas veces se ejercen sobre cuerpos sometidos a los que se les niega su origen e identidad. Es un mecanismo silencioso y efectivo de desplazamiento y persecución. Muchos desaparecidos, víctimas de gatillo fácil y jóvenes cumpliendo condena en penales son castigados y excluidos -dentro de un evidente proceso de genocidio encubierto, que nunca se detuvo- por sus rasgos identitarios. No es casual que muchos jóvenes originarios, junto a sus familias, residan en los sectores postergados de la sociedad, en la periferia. Primero el destierro y el estigma. Luego viene la pobreza. Finalmente la muerte violenta y justificada (culturalmente).

Las pericias

Pericias del arma..jpg
El perito Díaz mostrando el mecanismo
de seguridad del arma criminal.
(Foto: Gustavo Figueroa)

En la primera jornada del juicio contra el oficial Jorge Villegas se presentaron seis peritos, quienes dieron su versión de los hechos, con datos técnicos e ilustraciones visuales. Esto incluyó un muestrario fotográfico (incluido en el expediente) y la presentación del arma con la que se cometió el asesinato.
“El arma no se disparó sola; y por golpe tampoco. No tiene indicio. Tampoco fue un punto de pericia. No se dispara. Es estándar. Tiene todos los seguros”, concluyó contunde el perito Bruno Díaz, responsable de realizar el informe de gendarmería en el lugar donde se encontró el arma, la vaina servida y el cuerpo sin vida de Pablo Vera.

La pólvora

Rastros..jpg
La abogada Naffa preguntándole al
perito Jerez.
(Foto: Gustavo Figueroa)

-Victoria Naffa (abogada querellante y representa de los familiares de Pablo Vera): ¿Qué se detectó en la muestra?

-José Jerez (criminalística): La reacción positiva. Le explico: el reactivo lo que determina es la presencia del ion nitrito, es decir la presencia de pólvora. Ese reactivo aplicado a la pólvora se manifiesta en un viraje de color; una reacción cromática, y de tipo puntiforme. Tiene una coloratura específica y una forma específica. Cuando nosotros tenemos todos esos elementos decimos que la reacción es positiva.

Las huellas. Los indicios

-Victoria Naffa: con respecto al lugar del hecho, ¿recuerda o puede describir cuál era la situación de la víctima o que posición se encontraba?

-Nicolas Zapata (criminalística): la víctima la fijamos con el indicio uno. Estaba en posición cubito ventral. Y estaba tapado cuando llegamos, con un nylon. Las fotografías del cuerpo las hicimos al final.

-Victoria Naffa: ¿Y la presencia del auto donde se realizaron las pericias?

-Nicolas Zapata: el auto estaba ubicado hacia unos metros en cardeal norte de donde estaba el cuerpo. Y sobre el vehículo lo que puedo decir, es que presentaba signos de violencia en la puerta delantera del lado del conductor, en el parante vertical. Y también el tambor de la cerradura. Y la exigencias levantadas sobre el vehículo fueron levantamiento de rastros sobre la puerta, de la parte externa e interna. Y se documentó un diseño de pie calzado que había en una puerta trasera, del mismo sector.

-Victoria Naffa: ¿Recuerda en qué lugar se encontró el arma?

-Nicolas Zapata: Recuerdo que estaba entre el cuerpo y el vehículo.

-Graciela Echegaray (fiscal de cámara): Cuando usted dice que llegó e hizo el relevamiento de campo, ¿había dos cercos perimetrales, o un solo cerco?

-Nicolas Zapata: Dos cercos. El primero era muy reducido. Estaba donde estaba el vehículo. Empezaba ahí y estaba muy reducido. El segundo era más amplio.

-Graciela Echegaray: Y allí donde se encontró el indicio de una vaina, ¿alguna marca o proyectil sobre la pared del lugar?

-Nicolas Zapata: Si. Fueron uno de los últimos indicios. Hasta donde yo recuerdo fue: 1) el cuerpo, 2) la vaina, 3) una tarjeta verde, 4) una billetera, 5) el arma, 6) el vehículo, 7) una carpeta hallada, 8) la proyección de la sangre, 9) el proyectil, 10) fue el impacto en la pared, 11) restos de masa encefálica, también sobre la pared.

El imputado

Miradas y Omisiones..jpg
Los jueces y el defensor de Villegas,
que mira al piso.
(Foto: Gustavo Figueroa)

El imputado Jorge Villegas permaneció -como muchos imputados por esta clase de crímenes- con la cabeza gacha, refregándose las manos y cruzando los dedos como si intentara pedir, entre sus pensamientos, algún tipo de absolución. En el momento que tuvo oportunidad para emitir una declaración omitió hacerlo. Al terminar la jornada judicial, se tapó el rostro con un mano para que no ser fotografiado, y uno de los policías presentes se interpuso entre él y una fotógrafa para impedir la labor de la periodista. Villegas espero a que se retirara toda la gente presente en la sala. Y se retiró junto a su abogado defensor Juan Luis Vincenty, sin esposas en las manos.

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