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Sonia Sánchez: “cuando te convierten en puta, te reducen a boca, vagina y ano”

Escrito por el agosto 29, 2016



Prostitución ¿trabajo sexual o violencia de género? La Especialización en Educación Sexual Integral que funciona en el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González generó un encuentro de diálogo para intentar responder esa pregunta que recorre el movimiento de mujeres, las organizaciones LGTTBI, y todos los espacios de trabajo acerca del género. La invitada al “diálogo”, que en realidad dejó mudas a las más de 200 personas que participaron escuchándola, era Sonia Sánchez, histórica luchadora contra la explotación sexual. La artista Valeria Salum montó su muestra Puta dignidad (prostitución y trata tienen cara de mujer), que es resultado de una investigación que visibiliza la vida de las mujeres en las casas de tolerancia de Buenos Aires a principios del siglo pasado, y expresa una contundente denuncia contra las políticas reglamentaristas. (Por La Retaguardia)

Apenas se sube al escenario, con un vozarrón que no declina en intensidad en las dos horas y media que dura la charla, Sonia arremete contra lo que es, sin duda, una de sus preocupaciones más importantes: los proyectos que intentan reglamentar la prostitución como trabajo sexual. Entiende que solo van a generar violencia y sometimiento en lugar de restituir derechos, por eso, reflexiona acerca de cómo sería homologar el trabajo sexual a cualquier otro trabajo, e ironiza contando lo que le sucedió cuando llegó a sus manos el proyecto reglamentarista y describiendo ¿cómo sería una cooperativa de putas?.
“Diputadas y diputados del Frente para la Victoria dicen: ‘Las putas en la Argentina son trabajadoras sexuales y se pueden organizar en cooperativa de trabajadoras sexuales, porque lo que venden son servicios’.
Entonces mi pensamiento volvió a esa puta esquina que me llevó al hambre, a la falta de educación, a la falta de trabajo, a la falta de una vivienda digna para pensar los servicios sexuales. Dicen estas diputadas en este proyecto presentado para toda la Argentina que las mujeres clasificadas como trabajadoras sexuales, además del derecho a organizarse, van a tener derecho a la jubilación. ¿Te imaginas jubilarte como puta? Si es que llegás viva…
Entonces yo con mi cerveza, hablando sola como loca mala en el comedor de mi casa, pero feliz, poniéndole en cuestión, sigo leyendo este proyecto. Pero no me dice cómo se van a jubilar las putas en Argentina. No te dicen cómo va a ser, quién se va a hacer cargo de firmar que vos estás pagando. Vuelvo a decir, no hay prostitución autónoma y libre; todas las personas prostituidas tienen un fiolo, una fiola, un traficante o lo tiene al propio Estado violando sus derechos.
¿Será ser que se van a jubilar por años de aporte de puta? ¿Será que te vas a jubilar por la cantidad de penetraciones anales, por la cantidad de penetraciones vaginales o bucales? ¿Cómo diablos será la jubilación de las putas en la Argentina? Estos diputados que ganan más de 80.000 pesos por mes quieren que estas mujeres, empobrecidas, prostituidas, mueran putas, no sujetas activas de derechos como ellos.
Sigo leyendo ese proyecto reglamentarista asqueroso, y no leo que diga que las mujeres prostituidas tienen derecho a quedarse en sus casas cuando están menstruando. Saben que las putas menstrúan, ¿no? ¿O será que les van a seguir exigiendo, como nos hacían a nosotras, las personas que hemos pasado por la prostitución y pudimos decir basta de una u otra manera, que nos obligaban a poner tampones de goma espuma para no manchar con nuestra sangre los penes de los varones prostituyentes, como están haciendo ahora en el sur, que les hacen poner una inyección para que les corte la menstruación? De ese derecho no me hablan.
También dice que las mujeres prostituidas deben anotarse en la AFIP. Como si ya las putas no le estuvieran pagando a la AFIP con su explotación… Pero dice que deben anotarse porque esto es un trabajo. Y que tienen que anotarse como monotributistas, y ahí sí les doy la mano a estas diputadas y diputados; a la CTA, que es la central de fiolos argentinos; a las agencias internacionales, que dicen que esta violencia es trabajo. Tienen razón, son monotributistas las putas, porque son las que ganan menos; los grandes contribuyentes son los fiolos, las fiolas, los traficantes.
Si esto es trabajo -y recuerdo la foto con la factura del diputado Pablo Ferreyra, del Frente para la Victoria-; había ido de putas y puso: ‘Una francesa, 200 pesos’, voy a empezar a hacer la factura C y vamos a empezar a hablar de los servicios sexuales, de los servicios que quieren reglamentar.
Siento que solo nos venden humo, algo progresista. Yo trabajo en el tema lenguaje, cunando dije basta a la violencia de la prostitución, la primera puerta de salida y de escape que encontré fue el lenguaje. Por eso digo que hablamos en un lenguaje fiolo; el lenguaje fiolo tapa, maquilla y distorsiona la realidad”.
Sonia sigue hablando mientras se acerca a la pizarra y dibuja una enorme factura C. “Vamos a inaugurar la cooperativa de trabajadoras sexuales en la Argentina. Como la CTA, diputadas y diputados, agencias internacionales dicen que este es un trabajo autónomo y libre, que se elige con absoluta libertad, que a ellas no les duele, que nadie les hace daño y que son felices, voy a bautizar a la cooperativa Tus Putas Felices.
En el proyecto dice que tienen que estar en una lista bien visible los nombres de las trabajadoras y trabajadores sexuales y actas de la persona que limpia. ¿Por qué no piden también que estén en una lista bien visible en cada cooperativa de putas los nombres de los varones prostituyentes? Capaz que vamos a ver varios nombres conocidos: nuestros padres, hermanos, maridos, jueces, políticos.
También exigen la libreta sanitaria. Y la libreta sanitaria en la Argentina en la prostitución es ilegal. Tener una libreta sanitaria siendo prostituida no significa que esa puta esté sana. Porque una frase que más escucha una puta cuando está siendo prostituida es: “¿Cuánto sin forro?”. ¿Sabés por qué escuchan eso? Porque ese profiláctico que le da el Estado proxeneta argentino, ese profiláctico que reparten las mujeres, el varón prostituyente lo ignora por 10, 15, 20 o 30 pesos más, porque saben que vos sos puta y no podés decir no. A ese “¿cuánto sin forro?” le podés decir 150, 180 pesos según tu necesidad y lo apretada que estás. Entonces, ¿de qué vale tener una libreta sanitaria si eso no te dice que estés sana? El poder siempre está en el varón, nunca en la puta.
Al varón prostituyente ellos llaman cliente. Las putas no tienen clientes, porque no son una cosa, un objeto, no son un supermercado, un banco. Las putas tienen varones prostituyentes. Las putas no venden nada, porque nada les pertenece. Cuando sos prostituida, tu cuerpo no te pertenece, tu cuerpo es alquilado en ese campo de concentración por el varón prostituyente al fiolo de la puta. Este varón prostituyente va a entrar como si hubiera entrado a un restorán y va a buscar con la vista qué quiere, cómo se quiere divertir.
En la prostitución hay servicios básicos. Media francesa, 120 pesos; precio nacional y popular, para todas y todos. Cuando convierten a una mujer en puta, no la reducen a un cuerpo, sino a boca, vagina y ano. La media francesa -lo digo con el lenguaje prostibulario; cuando te hacen la puta de todos y de todas, vas perdiendo tu lenguaje, te introyectan un lenguaje violento- es la chupada de pene con o sin profiláctico, y lo elige el varón, la puta solo obedece.
El varón prostituyente elige también dónde eyacular a la puta. En la boca, en la vagina o en el ano. Si puede elegir eso es porque se trata de un servicio. Viene otro y dice ‘Mmm, a ver, a ver, a ver, quiero una francesa’. 180 pesos. Es lo que quieren para nosotras y nuestras hijas, porque vienen por nuestras hijas ¿Qué será una francesa?”, pregunta al auditorio, que intenta adivinar la respuesta.
“¿Una mujer francesa? Ya se entendió lo que era la media francesa ¿Servicio completo? No ¿Es en las lolas? No ¿Oral, vaginal y anal? No ¿Oral y vaginal? No ¿Oral solo? Mmm… calentita, calentita. La francesa es una chupada de pene sin profiláctico. El varón eyacula en la boca de la mujer ¿Se hubieran imaginado esa violencia con ese nombre? Esto puede pedirse en una factura C. El diputado Pablo Ferreyra, al que mantenemos muchas y muchos con nuestros impuestos, muy orgulloso se sacó una foto con esa factura que decía ‘una francesa’. Él puso 200 pesos ¿Se imaginan si hoy una niña de 17 años es alquilada en el sur por noche hasta treinta veces? En el mejor de los casos, en Río Gallegos cuesta mil pesos la hora, en Las Heras sale 600. Suponte que de esos treinta, diez elijan la francesa, ¿pueden imaginarse cómo queda esa mujer? ¿Pueden pensar si una mujer elige con absoluta libertad eso? ¿Se puede decir que es trabajo? ¿Qué es un servicio?
Se dice que las putas tienen que anotarse en AFIP como trabajadoras autónomas y libres que prestan un servicio, pero no te dicen cuáles son los servicios. La tenés que chupar y te tienen que acabar en la boca. No nos dicen a las y los argentinos cuáles son los servicios sexuales.
Viene otro varón prostituyente y dice ‘no quiero una media francesa, hoy quiero divertirme un poquito más, quiero un completo’. Es con o sin profiláctico, a elección del varón prostituyente, no la prostituta. El varón prostituyente empieza primero la penetración bucal, luego vaginal y acaba en el ano de la puta. Después tenés la lluvia negra y la lluvia dorada. Eso es más caro. Es cuando todo se roba el varón prostituyente ¿Qué es la lluvia dorada? No es eso de pillar en el rostro, eso es una acción masoquista. Es que lo haga bajo humillación, como la lluvia negra, que te obligan a hacer caca. Es lo más íntimo que tenemos, ¿no? Algo, hacer pis y caca sin que te miren. Para la lluvia dorada te obligan a tomar agua, te hacen poner absolutamente desnuda, te lleva el prostituyente a un albergue transitorio, te hace poner en el medio de la habitación y te obliga a poner en cuclillas. Te empieza a denigrar, a humillar y a violentarte. ‘Dale, puta de mierda, oriná porque para eso te pagué, dale, dale’. Es un momento en que se te bloquea todo, no te sale una putísima gota de orín. Y ahí está el cliente de la puta diciendo ‘dale, que te pagué para eso’. Te obliga a tomar agua hasta que tu vejiga no aguanta más, en el medio de la habitación mientras él se ríe con tu miedo, rabia, humillación, dolor, bronca, vos te empezás a orinar. Es decir que en la lluvia dorada, como en la lluvia negra, el varón prostituyente llega a eyacular cuando tu humillación es absoluta. Cuando ve que vos estás absolutamente humillada se empieza a masturbar. No hay penetración física, aunque hay una penetración psicológica tremenda. Ese es un servicio sexual de los que quieren reglamentar como trabajo.
¿Pueden pensar cómo queda la cabeza de una persona después de pasar años día tras día de que les hagan esto? ¿Dónde queda su alma? ¿Sus sentimientos? Hecha mierda. Hecha mierda queda.
Imaginemos que viene otro varón a la cooperativa de transexuales y putas felices y dice que quiere un bautismo ¿Qué es un bautismo? Esto cuesta mucho dinero. Es cuando a una puta la llevan de un prostíbulo a otro prostíbulo y son carne nueva allí para los prostituyentes, aunque ya haya sido vieja en otros lugares. Entonces te bautizan. Cierran el lugar, los asiduos amigos van, pueden ser entre cinco y veinticinco varones. Es una violación masiva. De esa soy sobreviviente. Ese bautismo en Río Gallegos me lo practicaron a los 17 años. En los lugares cerrados, en los prostíbulos, la ganancia es así: entra un varón prostituyente a un prostíbulo y las putas tienen que estar divertidas, alegres. El varón tiene que elegir sí o sí una puta. La elige y tiene la obligación de pagarle una copa. De esa copa, el 50 por ciento es para el dueño o la dueña del prostíbulo y el otro 50 es para el fiolo, la fiola o el traficante de esa puta. Cuando estás en un lugar cerrado, te obligan a que vos le hagas gastar mucho dinero en bebida alcohólica al varón prostituyente, te obligan el dueño o la dueña. Luego, el varón quiere hacer el pase, que en la prostitución significa penetración, es una palabra que maquilla, como trabajo sexual, el trabajo dignifica, claro, tienen derechos, ¿a qué? ¿A ser penetrada cuántas veces? Cuando el varón paga el pase, el 60 por ciento es para la dueña o el dueño del prostíbulo y el otro 40 es para el fiolo, la fiola o el traficante. En el caso de los lugares a cielo abierto, el total, el cien por ciento, va a las manos del fiolo. A las mujeres prostituidas se les descuenta la comida y los artículos de limpieza.
Para sobrevivir en este campo de concentración que es la prostitución, las mujeres que hemos pasado por la prostitución y el tráfico de personas y las que aún están allí hoy, hacemos varios ejercicios. En la prostitución no se vive, se sobrevive a diario y en cada minuto. No hay un lugar en la sociedad de mayor explotación y violencia como la prostitución. El primer ejercicio para sobrevivir es anestesiarse, adormecerse. No debes sentir, porque no existen las caricias, sólo hay manoseos, no hay abrazos, sólo violencia, los varones que van de putas no compran sexo, practican la violencia a través del sexo. Si vos empezar a sentir, te convertís en una asesina serial ¿Cómo lo soportás? Anestesiada. Por eso yo no discuto con ninguna puta si la prostitución es trabajo o no, porque sé que esa puta está atragantada de semen como lo estuve yo. Atragantada de forro como lo estuve yo.
Lo único que recibe una puta del Estado argentino son profilácticos y más profilácticos y quizás un plan social como restitución de sus derechos. Y cómo le vamos a pedir a una mujer que está atragantada de semen que pueda pensar y reflexionar si en una puta esquina no se puede pensar y no se desea. Por eso sólo discuto con no putas, con varones, con las y los legisladores que antes de legislar restitución de derechos sólo quieren legislar violencia con nosotras. El poder de conocerte como persona se va acumulando en un proceso. Lo comprendo porque yo estuve ahí, y hace muchos años dije basta y aún hoy estoy reconstruyéndome. En Argentina así como no hay restitución de derechos para las personas que fueron rescatadas del tráfico de personas con fines de explotación sexual, tampoco hay un programa que nos ayude a reconstruirnos desde lo emocional. Pueden imaginarse después de lo que describí cómo les queda la cabeza a esas mujeres. Su alma, ¿dónde está?
Por eso te adormeces, ya no sientes nada. Voy a contar un ejemplo. Cuando estaba organizada con mujeres en prostitución, necesitaba vernos por primera vez por fuera de los varones prostituyentes y por fuera de los fiolos y las fiolas, vernos como mujeres. Había organizado un espacio para el que pensé mucho el nombre, pensé y pensé, y dije ‘bueno, espacio de mujeres’. Era todos los miércoles. Se había dado así, porque la gente no llegaba a fin de mes y las putas tampoco y algunas quedaban durmiendo en la plaza Flores, a la que bautizamos con mucho dolor el cementerio de putas, y vivo a cinco cuadras, esperando las cajas de alimentos por las que había luchado yo. Hay cosas de las que me arrepiento, y lo digo públicamente, reconozco mis errores. Discutí con el Estado argentino en la ciudad de Buenos Aires para conseguir cajas de alimentos para las mujeres prostituidas viejas. Viejas sin faltar el respeto porque así te tratan en la prostitución. Si tenés treinta años sos vieja para ser traficada porque vienen las más niñas de catorce y trece. Un día estábamos esperando al camión de Desarrollo Social, creo que éramos quince mujeres. Tomábamos mate y no venía nunca ese camión. Teníamos que subir unas escaleras no sé cuánto, hacíamos cadena las quince.
Mientras esperábamos el camión yo le pregunté a una ‘¿Cómo andás vos? ¿Cómo te fue hoy?’. Una me dijo ‘bueno, hice…’ y yo le expliqué que no le estaba hablando como puta, que yo quería saber cómo se sentía hoy como mujer. Ya desde el 94, 95 que nos organizábamos las putas en Argentina, pero nunca nos veíamos como mujeres, sólo como putas, como trabajadoras sexuales o mujeres en situación de prostitución.
Empezamos a hablar, llegó el camión y nosotras con los tacones, por supuesto, a subir las cajas, y una dice ‘¿por qué no nos juntamos el otro miércoles?’. Llegamos a ser hasta cincuenta mujeres, la mayoría prostituidas, era muy Almodóvar. Con todo el estereotipo de putas, los tacones, todas encorsetadas, porque algunas se tenían que ir a Villa del Parque, otras a Once, a Constitución, y eran reuniones muy almodovarianas. Empezamos a hablarnos, y así de atrevida que soy dije que nos juntemos otra vez al otro miércoles, y era buscar información con el teléfono y hablar de distintas violencias. Ahí surgió la cuestión de la violación y sentían que cuando el fiolo las obligaba a tener sexo y estaban cansadas eso no era violación. Tuvimos que aprender ahí que eso es violación.
En todas esas reuniones siempre venía una chica que nunca hablaba y fue a todas las marchas y acompañó en todos los momentos y en todas las reuniones de los miércoles en las que estábamos hasta dos horas y media, tres, tomando mate, todas tiradas en el suelo y yo obligaba a apagar los celulares porque éramos nosotras.
Esta mujer nunca hablaba, era un silencio que a mí me dolía hasta el alma. Y un día, sentadas en el suelo íbamos a empezar la reunión y dice: ‘Sonia, yo quiero hablar’. Hicimos un silencio como ahora. Estamos escuchando. Saca de su cartera un papel que pegó en la heladera y llorando lee que dice ‘mamá, te quiero’ y su propio hijo se respondió ‘yo también’. Cuando hablo de este adormecimiento me refería a eso. Esta mujer gritaba de dolor y decía ‘yo amo a mi hijo, pero no puedo decirlo, ¿cómo le digo que lo amo?’. Yo pregunto en voz alta, ¿cómo va una puta a decir en voz alta a sus hijos e hijas que los ama si son esclavizadas desde los 15 años y sólo recibieron manoseos. Jamás una puta sabe lo que es amor. Sólo violencia ¿Cómo diablos iba a aprender si en la mejor edad te están esclavizando sexualmente y quieren que mueras como trabajadora sexual? Esas mujeres nunca van a aprender el amor. Esa mujer, sabiendo que amaba a su hijo y no se lo podía decir porque no podía pronunciar la palabra, no sabía cómo abrazar. Yo le dije que haga lo mismo que él. Que empiece a escribir en la puerta de la heladera o deje cartas en la almohada de él cuando se va a la escuela diciendo que lo ama, que lo quiere, que lo extraña, que lo deseó o no. Que empiece como él a romper el silencio aunque sea desde un escrito. Cuando decís basta a esta violencia que es la prostitución, comenzar a reconstruirte es muy difícil. No hay en Argentina un programa que nos acompañe a esta reconstrucción. Yo lo he hecho sola y fue muy doloroso, y todavía lo sigo haciendo y no he terminado de construirme como quiero yo. Son varios años, todavía hay dolores que hay que sacar y por eso puedo comprender eso. Cuando te hacen la puta de todas y todos vos también perdés tu voz ¿Podés creer que desde una puta esquina o en un prostíbulo exista la palabra empoderamiento? ¿Sensibilización? Lo que menos quiere la puta en sensibilizarse. Las putas organizadas dicen ‘tenemos que sensibilizarnos, empoderarnos, compañera’. A mí me cuesta pronunciar la palabra compañera porque la CTA me cogió sin forro con la palabra compañera. Recuerdo cuando en 2000, 2001, la CTA nos obligaba a que nos planteáramos como trabajadoras sexuales desde el derecho cuando jamás nos permitieron discutir entre nosotras y con las otras mujeres prostituidas. Cuando vos puedes decir ‘basta’, cuando yo lo hice, lo primero que hice fue conseguir trabajo. A mí me gustan los bares y recorrer las librerías, y lo hacía por avenida Corrientes después de salir de la fábrica.
Yo necesitaba recuperar mi cuerpo, ¿y saben cómo lo hice? Bajo largas, largas duchas. Primero debía perder la vergüenza de verme desnuda. Las putas viven desnudas, pero cuando te hacen la puta de todas y de todos, vos no te ves, así como te adormeces es todo muy rápido. Te lavas, te secas, te vistes y sales de vuelta. A tu cuerpo lo rechazas, no lo sientes porque no es tuyo, es un campo de batalla, todo el mundo lo manosea, todo el mundo tiene derecho a manosearte, a penetrarte y a llenarte de semen además. Yo debía recuperar mi cuerpo, así que bajo largas duchas recuerdo en esa habitación de ese hotel que alquilé en el barrio de Congreso, era llorar y entender que la vergüenza que sentía de haber sido la puta de todas y de todos no me pertenecía, que la vergüenza de ser puta le corresponde a la sociedad y a nuestros dirigentes y gobernantes. Tuve que hacer ese proceso de entender y comprender que esa vergüenza no era mía. Cuando pude, empecé, también bajo duchas, a poder aprender a acariciar. La puta sólo sabe de manoseos, ¿pero quién te enseña a acariciar? Yo lo he hecho bajo esas duchas bonitas, a aceptar este metro 57 que tengo, a conocer pedacito por pedacito de mi piel cómo me gustan las caricias, si más fuerte, menos fuerte, más suave o menos suave, para aprender a acariciar después y cómo quiero y cómo quería en ese momento que me acaricien. Eso fue un proceso largo, de a ratos muy doloroso, pero también muy rico porque vas conociendo tu cuerpo y todo lo que tiene él. Después empecé con el tema de recuperar mi voz, porque cuando sos la puta de todos, te bajan también un discurso. En Argentina no nació de las putas esta idea de que la prostitución es trabajo, no, fue bajado de una agencia internacional que es el Banco Mundial con casi un millón de dólares. Hablaba de la prevención de VIH, ETS y malarias entre trabajadoras sexuales y pares. A las mujeres prostituidas nos bajaron dos identidades, la de trabajadora sexual y la de par. Todas las putas son iguales, wau. Pero la de trabajadora sexual tiene que ver con un discurso fálico. El discurso del trabajo sexual es como un corsé que te sostiene erguida frente a la humillación y violencia. Yo digo que ese corsé tiene como tres abrojos. Tres patas que sostienen bien fuerte el discurso. La primera es el orgullo.
Te lavan la cabeza. ‘Sentate, los hombres van a hacer todo’. Así entró la prostitución en mi vida. Pero ya la había desde la pobreza en Chaco. Aquí sabía que por puta no iba a ser castigada con penas, pero tenía al Estado como fiolo. No tenía un fiolo para regular, entonces pagaba por mi libertad. En el departamento de policía, la comisaría 50, la 16, la 14, la 8, la 7, la 38 y en la cárcel de putas que hizo el General Perón. En Chacarita estuve 21 días detenida sólo por ser prostituta. Así entré y así me traficaron al sur, a Río Gallegos y después me fugué pero no sé nada porque te bloqueas emocionalmente para sobrevivir. Por eso no sé lo que me hizo el primer varón prostituyente en mi vida. Tampoco sé cómo escapé de Río Gallegos pero sí sé cuando me hicieron ese bautismo a mis 17 años con 25 varones. El traficante que me llevó es hoy un multimillonario y no va preso. Hace tres años recibió una niña que fue descartada del prostíbulo del en El Calafate a tres cuadras de la casa de la ex presidenta. En Río Gallegos también sigue teniendo prostíbulo y no se le puede sacar nada porque tiene todo tercerizado. Esa complicidad política y policial.
Caí en el tráfico treinta y pico de años atrás. Igual si lo comparo con 2016 no hay una pizca de diferencia. Salí de estar arrestada 21 días en el departamento de policía… harta, harta. Yo buscaba la salida. Compro el diario Clarín y leo que dice: ‘Se necesita camarera para el sur, Río Gallegos, bien pago’. Decía la calle, la altura y un teléfono fijo. Llamé al teléfono, corroboré si era la altura y me dijeron que vaya. Fui, era la Avenida Independencia, casi a la altura de Once. Era un departamento, subí y me recibieron. Había una mesa, un escritorio, un teléfono fijo y un señor muy parecido a Tarantini, el jugador de fútbol, por eso ese es su apodo.
Yo no le dije que era puta, le dije que estaba buscando trabajo, que no sabía ser camarera pero iba a aprender, que necesitaba el trabajo. Me preguntó si tenía marido, que tenían que hablar con él, y le dije que no. Al día siguiente él me sacó el pasaje de avión, lo pagó él, y yo subí por primera vez a uno. Se imaginan los nervios. A la señora de al lado le preguntaba cómo debía atarme y todo eso. Yo sabía que me iba a esperar una persona. Así como me recibió mi patrona cuando iba a ser empleada doméstica y bajé del micro de larga distancia en retiro con un cartel que decía Sonia Sanchez, me recibió en Río Gallegos un señor que me dijo que era remisero. Fuimos y supe que ese barrio se llamaba El Belgrano y veo un bar, otro bar, otro bar. Cuando entro, era un bar muy lujoso y me recibió la mujer de este señor. Me pidió mi DNI y me sacó los datos. Recuerdo que había un perro muy grande, atado. Marta andaba siempre con un revólver en la cintura. Era una sala y las habitaciones en el costado, era el único prostíbulo en esos años que tenía televisor color traído de España y una videocasetera con películas. Estaba siempre lleno de varones. La mayoría de las mujeres estaban empobrecidas.
Tenemos que poner en cuestión a los varones, porque siempre cuando hablamos de prostitución hablamos de las putas, sin varones prostituyentes no va a haber putas y sin putas no habría tráfico de personas. Se intenta reglamentar la prostitución como trabajo en la Argentina, lo peligroso además de toda la otra violencia es lo sacan al proxenetismo de delito y lo ponen como marido ¿Qué proxeneta va a ir preso? Además se saca el delito del traficante de las putas y se lo pone como representante. Nombro una persona con nombre y apellido: Claudia Brizuela, ex representante de AMMAR CTA, tiene un caso elevado a juicio por el juez Lijo como partícipe necesario en el crimen organizado de la trata de personas porque hicieron allanamientos y encontraron a personas prostituidas traficadas a las que CTA les había dado ese carnet de trabajadoras sexuales y les había enseñado a la policía a decir que ellas querían porque eran libres. Tenían que pagar cien pesos por mes hace tres años para tener ese carnet. Por eso necesitan esta embestida reglamentarista de poner sí o sí como trabajo sexual y ningún sindicalista va a ir preso. Ahí está el negocio. Las y los traficantes, las y los fiolos, son socios del sindicato de trabajadoras sexuales. Vienen por tu hija, por tu hijo y por tu nieto. Van a ser las putas del futuro.
Hay prostíbulos que son sólo de mujeres preñadas. Eso también lo quieren sindicalizar. Cuando nos venden un discurso bien progresista de derechos, ¿qué derechos tiene una puta? Antes no había prostíbulos sólo de mujeres preñadas, ahora lo hay, pero ya había en la calle. Yo escribí un cuadernillo donde hablo de la esquina como un campo de concentración a cielo abierto y explico cómo cuando la puta queda preñada hay varones prostituyentes que pagan y pagan hasta los nueve meses y hoy con los celulares están todo el tiempo manejándote. Y lo pagan bien. Algunos te llevan a comer, te llevan al hotel, te traen ropa para bebé, te traen pañales ¿Pueden imaginarse? Cuando a una puta la dejan preñada y tiene que seguir siendo puta, ese niño o esa niña que se está gestando adentro de nuestro útero, ¿no nacen violadas y violados? ¿Eso no es violación? Eso quieren sindicalizar ¿Cómo queda la cabeza de esas mujeres?
Las mujeres grandes, viejas, de sesenta o setenta años, siguen anestesiadas, no es fácil decir basta. Todo se sostiene ahí, desde la organización que te da profilácticos. Si el Estado argentino te da a vos un forro es porque te mantiene como puta, antes que profilácticos debería dar educación.
En esa noche que dije basta, y fue un proceso muy doloroso, liberador y limpiador, pero que todavía me estoy construyendo, lo único que agradezco es que la prostitución en mi persona no pudo destruir mi capacidad de amar. Pude formar una familia. Tengo cinco abortos dentro de la prostitución, por eso lucho por el aborto legal, seguro y gratuito. Los abortos fueron porque yo no iba a parir hijos insanos y menos venidos de la violencia, y que no sabía quién me dejó preñada. Además, yo también lucho por la vida.
Caminando por la calle Corrientes yo me pegaba a los vidrios de las librerías a espiar a la gente, cómo caminaban, cómo se movían. Un día estaba ojeando unos libros paradita en una de esas librerías y un señor me pregunta una cosa del libro que tenía y empezamos a hablar y así conocí al padre de mi hijo, en una librería. Era pasear y mirar librerías, teatro, él nunca había ido al teatro. Primero éramos amigos y cuando empezamos a tener una relación dejé en claro quién era yo, cuál fue mi pasado, siempre voy de frente con esas cosas, siento que la persona que va a estar a mi lado tiene que saber la verdad. Le conté lo que fue mi pasado y lo que hacía entonces trabajando en esa fábrica. Habremos estado dos años y pico conociéndonos y después fuimos a convivir, formamos pareja, fue una decisión de los dos que naciera Axel. Axel se llama mi hijo, tiene 20 años y es un varón feminista. Me separo del padre de Axel a los nueve meses y somos muy amigos hoy, podemos discutir algunas cosas porque Axel nos va a seguir uniendo, pero con las cosas buenas que le pasan a la primera persona que llama por teléfono es a mí y cuando yo quiero compartir las mías también sé que él está ahí. Mi hijo Axel sabe mi historia, sabe todo desde los cuatro años, y me ha acompañado desde los cuatro años y esto lo saben las mujeres prostituidas en la ciudad de Buenos Aires a las que he dado talleres y charlas en los bares mientras mi niño llevaba sus cosas para hacer dibujos y colorear. Lo único que el Estado argentino me había enseñado era a poner el forro con la boca, con las manos, con los pies, no te enseñan otra cosa. Porque cuando sos puta sos boca, vagina y ano. Yo eso mismo les tenía que transmitir a las otras putas. También he dado talleres en las cárceles de máxima seguridad de adolescentes también en la Ciudad, en el Agote, tuve que firmar un papel para que me permitieran pasar con mi hijo.
En ese lugar en una oportunidad mientras yo daba la charla algunos chicos se pararon y yo seguía hablando, no entendía bien lo que pasaba. Entonces en un momento paré y le dije a uno de ellos que me dijera qué le molestaba, pero se siente, porque yo me había sentado ahí, y ellos me habían invitado. Entonces el chico se pone frente a mí y me dice: ‘¿Por qué usted habla de esa manera al lado de su hijo? ¿Por qué usa esa palabra?’. Entonces le pregunté a qué palabra se refería y le tuve que insistir porque no la quería decir: ‘Puta ¿A usted no le da vergüenza nombrar todo el tiempo la puta, la puta, la puta. Tiene a su hijo, un niño al lado suyo’. Los otros hicieron silencio con respeto, estaba hablando el jefe, Axel comía galletitas. Le respondo: ‘En mi familia, que es mi hijo y yo, no hay silencios, hay palabras, hay sonidos, hay música, silencios no hay’. Entonces invité a todos a que hablemos de los silencios que hay en nuestras familias, cuando era puta hubo muchos silencios y soledad. Hace muchos años que no soy la puta de nadie’. Así suavecito dijo la psicóloga: ‘Bueno, aceptemos la invitación de Sonia’. Empezamos a hablar de los silencios y las soledades que había en cada una de sus vidas y se parecía bastante a lo que yo había padecido. Ese adolescente que tenía tanta bronca reconoció que su madre era puta y que él se había enterado por los otros amigos cuando se le burlaron. No podía expresar si no era con un golpe que no quería que usara más esa palabra que le hacía acordar a su humillación. Ahí hablamos y terminamos dándonos un abrazo todos. Lo que hizo la prostitución y el tráfico de personas en mi persona hoy lo convierto en libros, en reflexión y en una lucha. Voy a seguir luchando contra toda la violencia que sufrimos las mujeres en la Argentina. Hoy me considero realmente feliz y trato por lo menos de que de las 24 haya 20 horas felices”.
Sonia retoma la idea de las tres patas que tiene el trabajo sexual: “El orgullo, ahí se repite bien fuerte el discurso del trabajo sexual, el orgullo que es falso orgullo. La falsa toma de decisión; y la que te encorseta y te cagás muriendo como puta es la negación. La negación primero es personal, mía, yo no sufro, a mí no me golpean, no me hacen daño, soy feliz, me gusta que me llenen la boca de semen treinta varones por noche. El bautismo no es violencia, yo elijo, es mi trabajo, así como vos sos profesora, yo trabajo con mi vagina. Una negación a la tortura y al dolor es la tercera pata más fuerte que tiene el trabajo sexual. Primero es personal y luego es colectiva para terminar siendo una negación organizada. Eso es AMMAR CTA en Argentina, sostenida por diputadas y diputados, pensadores, filósofos. Mucho más potente que el falso orgullo y la falsa toma de decisión es la negación absoluta.
Hay varios negocios con los embarazos. Primero te dejan preñada porque tenés que parir a un niño porque es el eslabón, la cadena se va a sostener ahí, pero también te hacen abortar para que produzcan y te pueden encerrar en un prostíbulo donde solo hay putas preñadas. A mi me contratan para ir a las escuelas para hablar de trata y prostitución y termino enseñando a poner un profiláctico, ¿cómo vamos a hablar de embarazos no deseados cuando los chicos y las adolescentes no saben cómo poner un profiláctico? Yo vengo de Campana y en las escuelas secundarias lo que se está viendo mucho, y esto es para abrir los ojos, es la sífilis. Con ella viene el VIH y los embarazos no deseados. Para mí es, como profesora y maestra, hay que darles las herramientas para que ellos sepan sus derechos. A dónde ir a patear la puerta. Si alguien me hubiera advertido que no viaje, que vaya a patearle la puerta al intendente, yo lo hubiera hecho, sólo que no lo sabía.
Cuando la gente dice que una puta se está prostituyendo, le está dando un poder que no tiene, porque en realidad no se trata de una decisión libre, en realidad la están prostituyendo. Mi lugar no es reemplazar al Estado. Tampoco lucho para hablar con otra puta, yo la dejo tranquila, ya bastante manoseos y bastante violencia tiene. El Estado tiene que hacerse cargo, Argentina tiene que hacerse cargo de respetar lo que ha firmado para que no haya putas. A mí me interesan las niñas y los niños, las y los adolescentes para que no sean las putas del futuro ni los varones prostituyentes del futuro, yo siento y sé el dolor de esas mujeres prostituidas y ya estuve organizada entre putas, pero nunca más lo haré. Yo sólo me organizo con gente desobediente. Las que no tienen miedo a callar nada porque ya tienen todo perdido y sólo tienen para ganar. Mi lucha y mi trabajo hoy es tratar de incomodarte a vos como no puta. Qué estás haciendo vos hoy en esta sociedad para que haya menos personas prostituidas, menos mujeres traficadas. Qué estás haciendo vos como varón para que tu hermano, tus amigos no vayan más de putas cuando me escuchas hablar y yo te describo lo que se siente cuando te hacen la puta de todas y de todos. Qué hacen nuestros gobernantes, por supuesto que nunca me vieron la cara. Mi trabajo es desde ese lugar. Respeto a organizaciones que trabajen con mujeres en prostitución pero yo no lo hago, yo jodo a la sociedad. Vuelvo a insistir en que no voy a sustituir al Estado que para eso está, yo soy anarquista pero bueno, que se haga cargo.
Yo estoy escribiendo un libro que se llamará Ni puta, ni peronista, y ahí hablo sobre el alquiler de identidades. Escribo sobre diferentes identidades que ya sabemos que las estamos alquilando. Cuando te dices beneficiaria del Estado ya te estás poniendo esa identidad, como la trabajadora sexual, la mujer en situación de prostitución. Fue muy loco cuando me hicieron la entrevista en canal Encuentro porque la gente me reconocía en el colectivo, me tomaban la mano y me lo decían, entonces era primero trabajadora sexual, luego mujer en situación de prostitución, luego puta, ahora canal Encuentro, hablo de todas identidades que me pone la vida. Trabajo, milito y lucho desde la incomodad y cuando pronuncio la palabra puta no es para nombrar a otra mujer ni para nombrarme yo, es una palabra que incomoda, y yo no busco que me quieran sino que se incomoden y se corran de ese lugar tan tranquilo donde están y puedan pensar. Siempre me descuido cuando estoy con alguien que vi hace muchos años porque siento que en ese momento yo necesitaba sacar toda la violencia que había proyectada en mí, así que voy a leer algo que escribí en ese momento y van a escuchar palabras que hoy yo pongo en cuestión, aunque en ese momento necesitaba vomitar la realidad, y eso salió como estaba. Con esta lectura quiero agradecerles la invitación y esperar que desde cada lugar de ustedes nos ayuden a las personas a vivir en una sociedad menos violenta, que puedan transmitir esto a sus alumnas y alumnas y enseñarles sus derechos. Esto es lo que escribí hace muchos años, y yo digo que es un manifiesto, se llama ‘Soy una mujer’:
Soy una mujer, no una cosa. Me expropian mi cuerpo los proxenetas, los clientes, los policías, los sindicalistas, estoy aquí para decir basta. Soy una mujer organizada, y no me refiero a cómo me organizo para planchar, cocinar y fregar, me organizo para ser más autónoma y libre. Me organizo porque estoy harta de tanta injusticia, no soy sola contra el mundo y estoy aquí para decir basta. Al Estado le pregunto, ¿por qué no tengo trabajo? ¿Por qué no tengo educación? ¿Por qué no soy dueña de decidir sobre mi vida y mi cuerpo? El Estado nos quiere conformar con un una caja de alimentos, el Estado quiere crear dependencia en nosotras a través de programas humillantes para taparnos la boca. Estoy aquí para decir basta. A la sociedad le digo, señor, señora, no crea que me gusta estar parada en la puerta de su casa, por eso, hoy día, sólo le aclaro un par de cosas, no sean hipócritas. Mis clientes son sus hermanos, primos, hijos y curas profesores. El Rabino también, me dijeron. Señor, señora, no necesito su condena, se la devuelvo. La prostitución no es un tema sólo de putas, es de todas y de todos, si no me quieres en la esquina, luchá conmigo, gritá conmigo: Ninguna Mujer Nace para Puta. 

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Opiniones
  1. Unknown   /   septiembre 13, 2016, (4:07 am)

    Interesante postura que lleva a las mujeres a reflexionar,no sólo desde un marco de reconocer los derechos por las mujeres prostituidas, sino una reflexión en torno a la construcción colectiva de los derechos sea cual sea la mujer,la Ama de casa, la esposa, la amiga, la hermana,la vecina la empresaria,todas. La violencia es una situación desequilibrada de relaciones de poder que someten y silencian a muchas.

  2. viviana   /   abril 9, 2017, (11:37 pm)

    No podía entender ésto del "trabajo sexual"…cómo se puede asumir como trabajadora una persona violentada desde la más tierna edad…conocerte Sonia Sánchez en tu lucha admirable corrobora que somos muchxs lxs que despertamos. Muchas gracias!

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