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Jorge Garaventa: “La sociedad no se hace cargo de que los femicidas son productos de su autoría”

Escrito por el abril 17, 2017


En el contexto de la vuelta de los femicidios a la pantalla como un fenómeno con altibajos y sin análisis profundos al alcance en los medios tradicionales, La Retaguardia, conducido por Fernando Tebele y María Eugenia Otero, decidió darle entidad al asunto desde un lugar más cuidado y reflexivo. Para eso dialogaron con el psicólogo Jorge Garaventa. (Por La Retaguardia)

¿Por qué nos matan más que antes?

“Da la sensación de que se juntan dos situaciones. Los medios comunican más los femicidios, pero también suceden más. Hay una visibilización evidente y a través de toda la movilización que ha generado el colectivo de mujeres en general y algunas agrupaciones y agrupamientos en particular, se genera una visibilización muy contundente con los pro y los contra que tiene esto. Eso por un lado. Por el otro, es evidente que hay un incremento, al menos esta es la sensación, en los femicidios y en la crueldad. Esto no necesariamente es una respuesta o reacción del patriarcado”, consideró y citó: “Se encuentra en internet el informe que hizo la relatora sobre violencia de género que estuvo en Argentina hace un mes, un mes y pico, Dubravka Simonovic. Ella habló de esto, puntualizó y coincidimos plenamente en que en realidad estamos hablando de crímenes evitables. Una de la cosas que planteaba era que estamos en una etapa de la investigación de la temática en que no se pueden dar conclusiones generales. Es una de las diferencias que por ahí tengo con el colectivo, que es quizás ponerlo en el centro de la escena. Creo que el incremento de los femicidios y la crueldad se venía dando desde antes. No hay ninguna duda de que tiene que ver con que las mujeres estén empezando a decir más firmemente que no en muchísimas cosas, pero eso no cubre todo el espectro”, planteó Garaventa.
“No explica todo, lo que señalaba Simonovic era que si uno quiere encontrar soluciones reales hay que ver caso por caso porque, por ejemplo, yo estaba mirando hacía algunas horas que asesinaron en Tucumán a una adolescente. Más o menos con la misma modalidad que a Micaela. En realidad, en estos dos casos no se aplica tanto la cuestión de la reacción a partir del empoderamiento de las mujeres y de decir ‘no’ sino que confluyen algunas cuestiones más arcaicas y vistas como esta cuestión de la mujer como un bien de uso para el placer masculino y machista, absolutamente desechable, descartable. Por eso creo que hay una dificultad detrás de las generalizaciones. Algunas me parece que es necesario puntualizar”, planteó sobre las particularidades de la problemática. “Cada vez que aparece un femicidio que tiene una contundencia pública, salen todos los pedidos de mano dura, los legisladores se empiezan a mover, se quiere destituir a jueces, se plantean penalidades más duras cuando, en realidad, hoy son muy concretas. Sin embargo, las cosas que hay que hacer se siguen postergando, porque sigue sin haber una educación con perspectiva de género desde las primeras instancias de la educación y esto se viene diciendo hace por lo menos 20 años, con lo cual ya se ha perdido una generación. No es que hay que hacer una cosa o la otra, se corre detrás de la urgencia durante una semana y lo demás queda relegado”, aseguró.

¿De dónde salen los femicidas?

En este sentido, Garaventa planteó: “Mientras se los siga visualizando como monstruos, la cosa sigue sin solucionarse porque la sociedad no se hace cargo de que son productos de su propia autoría. Sé que a esto ya lo hemos dicho. Este gobierno ha implementado estadísticas absolutamente defectuosas. La de la Corte Suprema de Justicia por ejemplo no tiene sentido, porque no incluye los femicidios si el asesino se suicidó, no incluye los travesticidios. Estas cosas me siguen mostrando que se trata de crímenes absolutamente evitables. Las mujeres y jóvenes están en una situación de desprotección alarmante ¿Por qué son tan importantes las estadísticas? Te permiten saber lo que está pasando, cómo, de qué manera se produce y qué herramientas usar para disponer el problema. Es el ABC y no se implementa seriamente. Por segunda vez, la primera fue en diciembre, se inauguró una comisión de seguimiento de los femicidios”, recordó.
“La ley establece la necesidad de crear espacios de tratamiento y contención para hombres que ejercen violencia de género. Esto sigue absolutamente ausente. Hay una pelea anodina acerca de si es necesario poner recursos ahí: sí, es necesario. Y es necesario tomar el toro por las astas y que se entienda que no se está haciendo lo que se tiene que hacer”, aseveró.
Para Garaventa, “cuando uno habla de responsabilidad social en estos crímenes, eso no excluye ni quita el primer plano de la responsabilidad individual. Si no, estaríamos diciendo que nadie tiene la culpa de nada. Ahí entraríamos, sí, en esta cuestión del garantismo fantaseado que figura por las redes y que no tiene nada que ver con el garantismo en serio, que plantea el respeto irrestricto de los derechos humanos. Femicidas en potencia, seguramente, haya muchos más que en acto. Pero un contexto te lo gatilla o no, una educación lo facilita y habilita, o no. La cuestión de la mujer como objeto devaluado, como un cuerpo a disposición de los hombres está en la sociedad. No sólo en los femicidas, en casi toda la sociedad, en quienes en las redes hoy pueden estar horrorizados, solidarizándose con los padres de Ornella, de Micaela, repudiando las muertes, hablando de lo angelical de sus sonrisas”, señaló y agregó: “Pero, en realidad, en el fondo, en la medida en que no haya un análisis a cerca del machismo de cada uno, esto sigue circulando y habilitado. La visibilización es imprescindible, lo que yo cuestiono es la forma en que a veces esto se realiza. La última nota de Clarín es absolutamente deplorable. Habla de que la piba tenía problemas con las drogas, que su papá tenía causas, que solía irse de su casa. Y después, la firma está en los comentarios. En un contexto como este, hay que analizar algunas conductas de riesgo, pero se terminan utilizando para justificar: ‘la mataron porque salió sola’, ‘porque iba con un shortcito’. En algunos diarios progresistas como Página/12 se publicó una foto de Micaela y el epígrafe decía ‘así salió a bailar Micaela’. Lamentablemente no podemos en este momento desarrollar la cuestión de las conductas de riesgo”, señaló.

Efecto contagio

“Hasta donde yo he podido pensarlo y vi que se avanzó en algunas investigaciones medianamente serias, no es que la sobreexposición genere los femicidios. Sería raro que alguien vea un diario o escuche una noticia y salga a matar. Lo que pareciera que estas cosas pueden generar es una imitación o copia de la metodología. Esto lo ha documentado bastante el programa las Víctimas contra las violencias. Luego del asesinato de Wanda Taddei se dio una seguidilla importante de femicidios o intentos de femicidios de la misma manera”, puntualizó.

¿Hay recuperación?

En relación a este punto, Garaventa se refirió a su recorrido: “Nunca he atendido ningún violador porque creo que no he podido hacer ningún aporte significativo, habida cuenta de que la contratransferencia no me permitiría esuchar con cierta libertad. Sí me he dedicado a estudiar historias clínicas o informes de gente que trabaja. No tanto en Argentina, aquí se aborda poco ese tema. Nosotros decimos que no son recuperables, pero no tenemos asistencia terapéutica como para poder afirmarlo seriamente. Más allá de eso, creo que cualquier intento de recuperación debe ser cuando se está cumpliendo la pena y no como una medida alternativa”.

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