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Carlos Slepoy y una despedida militante, como su vida

Escrito por el abril 27, 2017


En la ronda de los jueves de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora se realizó un homenaje a Carlos Slepoy, sobreviviente del Terrorismo de Estado en Argentina, abogado y militante, impulsor de los juicios a los genocidas en todo el mundo, que falleció el 17 de abril de este año. En el programa Oral y Público de Radio La Retaguardia se realizó una emisión especial con testimonios de amigos y militantes que conocieron a Carli. (Por Paulo Giacobbe La Retaguardia)

Después del presente por Carlos Slepoy y los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos,  Nora Cortiñas va a decir que Carli es “un hijo que se fue pero va a seguir estando alrededor nuestro, fue compañero, ayudó.  No lo vamos a olvidar nunca”.  Mirta Baravalle lo recordará “tan presente en nuestros corazones, en nuestra memoria, en nuestro recuerdo, como los 30 mil detenidos desaparecidos”.
Horacio Tamburini, integrante de la Plataforma Argentina contra la Impunidad de Barcelona y del grupo de apoyo a la CTA en esa Ciudad, relató algunas de las luchas que Slepoy emprendió contra los genocidas: “Fue el abogado de todas las causas contra la dictadura ante la audiencia nacional.  Fue un compañero insustituible, no sólo por su capacidad jurídica, por lo que aportó al derecho penal humanitario, él fue quien fundamentó ante la audiencia nacional que los tribunales españoles tenían la obligación de juzgar los delitos en Argentina porque la violación de derechos humanos es un atentado contra toda la humanidad y si la justicia en el país donde se cometen no se hace cargo de los juicios se puede hacer cargo cualquier otro país de juzgar a los genocidas  o a los violadores de derechos humanos.  Él logró después de largas intervenciones convencer al pleno de la audiencia nacional española de que España tenía que juzgar la violación de derechos humanos en Argentina, en Chile, en Guatemala, en Honduras en muchos otros países”. Tamburini  recordó que además logró todo siendo parapléjico, a causa de que un policía o un guardia civil le pegó un tiro en la columna por interponerse al disparo dirigido a un pequeño delincuente en una Plaza de Madrid. Carli era un optimista nato y “estaba convencido de que así como aquí costó tantos años lograr tirar abajo las leyes de la impunidad, en España costará también tiempo, pero algunos jueces españoles se atreverán a iniciar juicio contra los asesinos, torturadores, secuestradores. La dimensión exacta del tamaño de los crímenes en España no se conoce, pero sólo en Cataluña hay 17 mil niños robados a las familias republicanas y entregados a asilos o familias franquistas”.
Carlos “El sueco” Lordkipanidse, de la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos, resaltó que gracias al incansable esfuerzo y trabajo militante de Carli se logró que se anularan las leyes de obediencia debida y punto final, “antes de la nulidad de las leyes lo único que había eran los Juicios por la Verdad donde nos enterábamos de una verdad que ya sabíamos todos, incluido Carli que es un sobreviviente, que estuvo en la ESMA y dimos los testimonios en su momento.”  Y recordó discusiones entre Carlos Slepoy y Adriana Calvo acerca de la posibilidad de iniciar los juicios en España, la posterior extradición de Scilingo y Cavallo, el pedido de extradición a otros 40 represores y la caída de las leyes.
“Acá en esta foto lo vemos en el frente de la Marcha del Encuentro Memoria Verdad y Justicia”, dijo el Sueco levantando una foto donde estaba Carli, “reclamando por el desprocesamiento de  los petroleros de Las Heras, él en su silla de ruedas reclamando por la libertad de los compañeros. Y por todos los presos políticos, calidad que le dio su condición de militante independiente y no casado con ningún gobierno de turno, le permitió reclamar por los presos de Las Heras y por Milagro Sala también” y por último reivindicó la militancia de Slepoy en el Partido Revolucionario de los Trabajadores.
En el homenaje también contaron sus experiencias y anécdotas personales Alexis de Hijos Madrid, Ricardo Peidro, Cecilia Roseto, Julio Dalessandro, Mimi Fernández Durand, resaltando siempre su calidez, la entrega, el compromiso y el optimismo de Carlos Slepoy. Consultado por Oral y Público, Enrique Samar rememoró los años de estudios compartidos: “lo conocí en el año ‘69, el año del Cordobazo. Éramos los dos estudiantes de derecho y ya en aquella época, a los veinte años, demostraba lo que siguió demostrando a lo largo de toda su vida, un tipo enormemente solidario, incansable en la lucha por lo que consideraba justo, hincha de Lanús, amigo de las guitarreadas. Con un enorme optimismo y alegría, siempre estaba pensando como enfrentar las dificultades, las paredes, los muros, tratar de derribarlos. Todos esos años los compartimos estudiando y luchando contra la dictadura de entonces, que no fue tan feroz como la última pero que también fue una dictadura terrible. Desde la facultad se hacían actos relámpago con distintas agrupaciones estudiantiles de distintas facultades, y también estábamos ligados a algunos sectores de trabajadores que peleaban contra la dictadura y después del Cordobazo con mas razón y más fuerza en todos lados”.
Programa especial
En el programa especial de Oral y Público, además de todos los testimonios de la Plaza, se puede escuchar a Ana María Careaga, Pablo Salinas, Diego Lavado y una entrevista realizada por Fernando Tebele y María Eugenia Otero el 4 de abril del 2013 a Carlos Slepoy, donde denunció los crímenes del franquismo haciendo especial foco en el robo de niños: “En España la cifra que fija el juez Baltasar Garzón en resoluciones a partir de investigaciones históricas muy profundas es de treinta mil niños apropiados, por el sistema de quitárselos a las madres republicanas que estaban presas cuando los niños tenían tres años y entregárselos a familias adictas al régimen o internarlos en instituciones públicas, pero además a partir de esa fecha en que estaba legalizado esto, había decretos que lo establecían, hablaban de que para que los chicos no estuvieran contaminados por las ideas de sus padres había que separarlos del seno familiar y entregárselos a instituciones del Estado, familias identificadas con el régimen. Además esto se convirtió con el tiempo y hasta bien entrado el proceso democrático, podríamos decir que hasta los ’90, en una práctica sistemática de apropiación que tenía como motivo el lucro en muchísimos casos, implicados en ello, por supuesto, médicos, enfermeros, parteros, funcionarios, directivos de clínicas, tanto públicas como privadas, y hay quienes cifran en ciento cincuenta mil personas estos niños apropiados”.
Salinas, abogado querellante en las causas de crímenes de lesa humanidad en Mendoza, contó que conoció a Carlos gracias a un amigo en común, Rodolfo Yanzon.  A partir de ahí trabaron una amistad muy fuerte y profunda. Manteniendo, además, “una fluida comunicación en cuanto a las charlas y discusiones acerca del genocidio y las desapariciones forzadas, crímenes contra la humanidad y la manera de que llegáramos a alguna calificación por genocidio o desaparición forzada. Esto último ocurrió en los alegatos de San Rafael, donde Diego Lavado acusó por desaparición forzada”.
Víctor Basterra, integrante de Oral y Púbico, contó que lo conoció a Slepoy a fines del ‘96: “al principio era un personaje que apareció con esa idea de la Justicia Universal, nos encontramos en una reunión  y ahí quedamos prendados el uno del otro, grandes amigos. Nos encontramos en España en el ‘97,  viajamos con cachito Fukman, otro compañero perdido en estos tiempos.”
Fue en Madrid, mientras manejaba, que Carli  le contó cómo establecer la Justicia Universal. Era un borrador que tenía en la cabeza y estaba desarrollando. “Hacía diez años que se habían establecido las leyes de punto final y obediencia debida, por lo tanto el hecho del llamado a la justicia universal, era un hecho nuevo. Establecer que tanto en Argentina como en la China,  un delito de Lesa Humanidad sea pasible de condena en cualquier parte del mundo. Había cuatro cabezas funcionando en la misma onda, un abogado de apellido Ollé, un fiscal, Castresana, y el juez Garzón, todos en la misma sintonía. En la búsqueda de romper la impunidad y empezar a trabajar en esa fundamentación. Fue lo que permitió que Pinochet y posteriormente Scilingo y Cavallo fueran  llevados a declarar y en dos casos fueron detenidos en España. Después la legislación argentina se hizo cargo en el 2007, primero derogó y después anuló las leyes de punto final y  obediencia debida. Y a Pinochet le costó un buen julepe, que fue largado en Inglaterra. Lo que me estaba contando Carli en ese viaje fue llevado a cabo realmente con notable presteza y eficacia”,  rememoró Basterra.

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