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Juicio por Kiki y Ezequiel – Día 1 – Crónica en retazos (a pesar de todo)

Escrito por el junio 12, 2017


Mañana continuará el juicio contra el policía Daniel Santiago Veyga acusado por los asesinatos de Jonatan Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco, ocurridos el 8 de julio de 2009. El martes pasado comenzó el debate oral que no fue público, ya que el Tribunal Oral Criminal Nº16 prohibió el ingreso de la prensa, salvo para tomar fotografías. Sin prensa no hay garantía de que un juicio sea público. De todos modos, intentamos armar la crónica que hubiésemos escrito si hubiéramos podido presenciar, pero lo hicimos a través del relato de Vanesa Orieta en el programa de Familiares y Amigos de Luciano Arruga y en la entrevista de La Retaguardia a Matías Busso, abogado de las familias. (Por La Retaguardia)

Foto: Veyga se tapa el rostro para evitar ser visto (La Retaguardia)

Sin prensa no es público

“Esta es la mirada de un familiar que va a acompañar en este caso a los familiares de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco. Teniendo en cuenta que ya hemos participado de otros juicios, no cambia la actitud y la relación que tienen los jueces con los familiares que denuncian la represión por parte de los gobiernos constitucionales. En primer lugar, estábamos en una sala muy chica cuando la familia había solicitado una cantidad de asientos para que pudieran estar los familiares, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, periodistas. El trato es el mismo que en otros casos. Una sala muy chiquita. Fuimos pocos los que pudimos ingresar para acompañar a la familia. Pasó una tanda de periodistas que tomaron fotografías pero no pudieron quedarse en un juicio que era oral y público”. La primera que nos ayuda a realizar esta crónica es Vanesa Orieta, la hermana de Luciano Arruga. Aclara rápidamente que es una familiar que va a acompañar a otras familias, pero preocupada por el silencio que implica un juicio sin prensa, al día siguiente asumirá -una vez más- el rol de contar. Lo hizo participando del programa Desde Afuera, que Familiares y Amigos de Luciano Arruga realizan desde el estudio de Radio La Retaguardia.
Lo que relata Orieta lo vivimos porque fuimos parte de ese primer grupo que entró solo a tomar las fotos que ilustran esta nota. Sin embargo, lo peor ocurrió después de un cuarto intermedio, cuando ingresó una segunda tanda de periodistas. Y como ya no estábamos, recurrimos otra vez a su relato: “Entró una nueva tanda de periodistas y los jueces se pusieron bastante nerviosos. Empezaron a levantar el tono de voz y les gritaron a los periodistas que habían ingresado para tomarle fotos al imputado. Los jueces dijeron que eso no estaba permitido, pidieron que sea revisada una de las cámaras de una de las fotógrafas. A todos nos metieron dentro de esa sesión diciéndonos que la hacíamos entre todos y todos estábamos obligados a que el orden se mantuviera. Uno mucho no puede decir porque no puede sumarle a la familia más nerviosismo pero podría sumar que si todos estamos para garantizar que esto funcione bien, la justicia debería haber garantizado primero que pudieran ingresar todos los que quedaron afuera y también los periodistas. Es bien importante que los medios puedan registrar las caras de los jueces que participan, del imputado y de los presentes. Es un juicio que se cerró en una primera etapa sin ser investigado el hecho, quedando sobreseído el policía Veyga y sin poder la familia obtener la justicia que necesitaba. Por este impulso de organización, de lucha de la familia y los amigos, de los abogados que se sumaron y del anterior, Juan Manuel Combi, que solidariamente se puso a disposición para que pudieran avanzar quienes hoy llevan la causa. Se pudo lograr que se reabriera la causa y que se impulsara este nuevo proceso de juicio. Ahora hay un policía responsabilizado por las muertes de los dos chicos que es Santiago Veyga”, contó Orieta.
El abogado de las familias de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco, Matías Busso, dialogó con La Retaguardia. Allí también opinó acerca de la ausencia de prensa: “Es lamentable que no haya habido prensa. Nosotros advertimos al tribunal hace unos meses de que se tenía que encontrar una sala acorde a la importancia del juicio. Se ve que a los tribunales y jueces les incomoda hacer su trabajo de cara al pueblo y al público, por eso eligen esos reductos. Me dijeron que era un problema administrativo. Antes de entrar solicité lo mismo, les dije que les advertí, que mucha gente se iba a quedar afuera. Lo que ocurrió ayer en ese sentido es grave. El impedimento de lo oral y público puede acarrear la nulidad del debate entero, pero la elección que hicimos de seguir en el debate con estas condiciones fue por la decisión de la familia y no pedir la suspensión. Estábamos en todo el derecho de pedir la suspensión hasta que nos garantizaran una sala acorde al interés que surge de la causa. Hay un tema recurrente con esta causa, es que los jueces y fiscales no quieren hacerse cargo de darle la dimensión e importancia que tiene y quieren que pase inadvertida. Hace un mes cambiaron de fiscal como si fuera una causa más. Son reiterados en ese sentido. La actitud de los jueces siempre es la misma, porque en secreto se pueden hacer mucho mejor las cosas. Nosotros queremos que los jueces den respuestas sobre lo que pasa y en esa lucha estamos”, expresó Busso. En esta reconstrucción que encaramos, vaya a saber cuántas cosas Orieta no habrá podido registrar, o cuántas frases textuales que rescataríamos, hoy no podemos utilizar. En un medio como La Retaguardia, que propicia la herramienta comunicacional en manos de los actores y actrices sociales, solemos pensar que nuestro rol en instancias tan fuertes para las familias como un juicio tan difícil de conseguir, es justamente poder observar desde un lugar que, por más implicados que estemos en la noticia, no llega nunca al nivel de conmoción que puedan sentir quienes han pasado por esas situaciones. Mañana habrá que ver si podemos ingresar, aunque los jueces no accedieron a cambiar la sala. Un juicio que solo pueden contar las partes, no termina de ser público.

Los testimonios

La Orieta familiar-cronista sigue su relato: “Fue una primera audiencia cargada de emoción porque declararon Angélica, mamá de Kiki, y la hermana de Ezequiel Blanco. Fueron dos testimonios impactantes, conmovedores. Las dos estaban con mucha firmeza, actitud, manifestaron perfectamente bien todo lo que quisieron. Quedó claro que se trató de un accionar tremendamente arbitrario por parte de este oficial de la Policía Federal y también declararon una serie de policías. Como venimos observando en todos los juicios, no dicen nada porque la actitud corporativa hace que entre ellos se defiendan y encubran en esta lógica represiva”, contó la hermana de Luciano.
Busso explicó por qué la mamá de Kiki declaró primero y coincidió con el grado emotivo que marcó la jornada: “Angélica Urquiza fue la primera que declaró después de que Veyga se haya negado. Pedimos que ella vaya primero porque, al ser querellante, declarar le iba a permitir presenciar el resto del debate. Tanto el relato de ella como de la hermana de Ezequiel son muy emotivos en el sentido de poder dimensionar el dolor que han generado. Primero Veyga, luego Cubas, el juez de primera instancia que tuvo dos meses a los chicos desaparecidos. El dolor que generaron esos policías dejando morir a su hijo. Un testigo es un medio de prueba. El valor probatorio que tenían sus testimonios es la posibilidad de comprender estas muertes. No es para nada reparador, pero ellas necesitaban esa declaración, que las escuchen. Fue un momento muy emotivo”. Consultado respecto al trato que la defensa dio a las familias durante las preguntas, Busso dijo: “El trato de la defensa para con ellas no fue desmedido, me pareció que no fue provocativo. Obviamente hicieron su trabajo, obviamente es desacreditar alguna versión pero mantuvieron respeto. Su línea es incriminar a los chicos y plantear la legítima defensa. Nosotros tenemos el trabajo doble que es defender a los chicos e imputar a Veyga las dos muertes y que se logre una condena ejemplificadora”.

El video clave

Veyga agacha la cabeza para evitar la foto en primer plano,
ante la incomodidad de sus abogados (La Retaguardia).

Uno de los momentos clave de este juicio sucedió en la primera audiencia. Fue el momento en que se proyectó el video en el que se ve a los policías gozar la situación (al menos el que grabó las imágenes con su teléfono celular). Kiki todavía estaba vivo, y lejos de ayudarlo, se alegraban con lo que pronto sería su muerte. Sobre ese tramo Orieta dijo: “Tuvimos la oportunidad de poder ver el video que en algún momento circuló con anterioridad a este juicio donde se veía a Jonatan Lezcano y Ezequiel Blanco. Blanco está muerto en el asiento trasero en el auto de Veyga y Kiki está en el asiento delantero con sus últimos impulsos de vida. Alrededor unas voces que insultaban a los pibes, que gozaban de esa situación de muerte de dos chicos. Una de las preguntas que se hizo muchas veces durante la audiencia es qué pasó con las ambulancias, cuánto tardaron en llegar. Evidentemente no llegaron a tiempo. Si llegaron lo hicieron muy tarde”, expresó. Rápidamente tomó el rol más natural, el que le sale sin más, el de familiar: “La Justicia debería tener absoluto cuidado con relación a la madre. En el momento en que se estaba proyectando el video que veíamos todos, Angélica también estaba en la sala de audiencia y se quebró, era imposible no quebrarse, uno de a momentos giraba la cabeza para no ver la agonía de Kiki. Hay mil cosas que se pasan por la cabeza, pero no tener la atención para que esta madre no vuelva a sufrir esta situación no era tan importante como con los policías, que había un ofuscamiento por parte de los jueces que no querían proyectarles el video a los policías que pasaban a declarar. La idea era que escuchen las voces para ver si las reconocen, quizás van a decir que no las reconocen, que no es la de ninguno de ellos. Que miren el video, esa es la prueba que nunca debería haber aparecido en este proceso. Es la prueba que legitima la denuncia de toda la familia y demuestra cómo no sólo fusilaron a los pibes de una forma cruel y tremenda sino cómo se burlaron de los pibes mientras uno de ellos agonizaba y el otro estaba sin vida. Después de insultarlos, les decían ‘ahora corré’. Ese video es una prueba fundamental de que a estos pibes los habían fusilado adentro de un auto y había sido un policía de la Federal. Se intentó luego limpiar la escena del crimen tratando de desaparecer estos cuerpos. Si estas madre y hermana no se movilizaban, aceleraban los tiempos, buscaban un abogado que las acompañara, no sé cuál hubiese sido el destino de estos dos pibes. Es una causa en la que más que dar las explicaciones la justicia las tendría que dar Veyga”.
Busso por su parte dejó algunas dudas acerca de cuál de los efectivos filmó el hecho: “No estamos seguros de que el video que registra la agonía de Kiki haya sido filmado por Veyga. Sí sabemos que es un efectivo de la fuerza (la Policía Federal), lo cual lo hace más grave. Gozaron la agonía”. Pero para el abogado ese fue el primer eslabón de una causa en la que la justicia intentó proteger al acusado: “Todo lo que hicieron después no pareciera haber evolucionado con mucha seriedad. El sumario estuvo doce días en la misma comisaría. Las pruebas de las que nos dicen y lo que se demostró en la audiencia es que la mayoría de las cosas que plantean fueron armadas para que cuaje con la versión de Veyga. Él declaró durante la instrucción, en primera instancia con Cubas presentó una manifestación espontánea sin que pudieran intervenir los querellantes. La identificación de los chicos es algo que compromete al juez Cubas, que debería explicar por qué hizo lo que hizo, teniéndolos dos meses y medio desaparecidos, por qué no informó a las familias. Es una irregularidad tras otra que nos hace pensar que todo es parte de lo mismo. Se convalidó un accionar policial totalmente irregular, además. La falta de información sobre los cuerpos tiene que ver con la intención de que las familias no intervengan en el proceso. Todos estos chanchullos que hace, si vas a tribunales de Comodoro Py hay un olor a podrido que no se aguanta. Quieren hacer todo de espaldas a las víctimas. Hacen y deshacen como quieren. Incluso al primer abogado, Juan Manuel Combi, le rechazan la apelación por extemporánea, cuando lo que hacía la familia era buscarlo con vida. Veyga nunca estuvo detenido y bastó con una manifestación espontánea para dar por sentado que la versión correspondía. Fue una vergüenza el procedimiento que hizo Cubas, por eso mismo no quiso avisar a las familias porque lo que quería era cerrar la causa. Enterró como NN a dos personas. Blanco tenía prontuario, así que no tienen razón para no identificarlo. Se entiende la visión corporativa de la policía, pero no que un juez lo convalide”, indicó Busso.

Es por Kiki y también por Ezequiel

Es sabido que alrededor de esta causa hubo una leona al frente: Angélica Urquiza, la mamá de Kiki. En esos recortes tantas veces injustos que hacemos los periodistas, se nos escapa hablar de la causa de Kiki. Sin embargo poco se sabe de Ezequiel Blanco, la otra víctima de Veyga. Lo retoma Orieta: “otra cosa que sobrevoló en el aire en la audiencia y quedó un poco a la sombra de Kiki Lezcano, que es el caso de Blanco. Poco sabemos de cuál fue su historia. Los jueces indagaban la amistad de Blanco y Lezcano. Todas las preguntas circulaban en torno a cómo era esta amistad, ya que Blanco era más grande que Lezcano, si la mamá de Kiki estaba conforme, si la hermana de Ezequiel sabía en qué andaba su hermano, por qué había sido detenido. Ezequiel Blanco estuvo ocho años preso, desde los 18, y cuando salió disfrutó de su libertad tres meses. Lo único que puedo decir en relación a esto es que nos detengamos en este dato. Es un pibe que salió de estar privado de su libertad y a los tres meses fue asesinado. Varios de nosotros hablamos en reiteradas oportunidades de cuál es la condición de un preso al que las fuerzas de seguridad lo empujan a reiterar situaciones que con anterioridad los llevó al encierro. Hay que empezar a indagar fuertemente ahí. Los jueces quieren criminalizar la figura de Blanco y Lezcano. Es una justicia que intenta meternos la mano en el bolsillo y criminalizar la vida de nuestros pibes para no poder acceder a la justicia”.  Orieta también fue dura con la justicia: “Hay algo de esta casta de jueces asquerosos que no vamos a poder cambiar y cada vez que llegamos a estos juicios nos vamos con mucha bronca y un gran odio por estos jueces que lo único que hacen es cagarles la vida a los familiares y someterlos a estados de suma tristeza y en definitiva no saber si realmente la familia va a acceder a la justicia que necesita. Lo único que tenemos en nuestras manos es presionar para que esto ocurra. Pero nos quitan esa posibilidad cuando impiden que los periodistas entren a tomar nota de lo que está pasando allí adentro. Se nos hace cada vez más difícil. Tenemos que posicionarnos diferente y empezar a pensar estrategias para que podamos mostrar la cara de estos tipos, de estos funcionarios judiciales, los responsables de la muerte de nuestros pibes. Solamente así podemos lograr que se genere justicia”.

La versión policial

Vanesa recordó la declaración de el policía Veyga realizó en la instrucción de la causa, cuando fue llamado a indagatoria: “Veyga manifestó siempre que actuó en legítima defensa porque tanto Blanco como Lezcano le quisieron robar su vehículo. Eso se relató en una testimonial que hizo. Dice que lo obligan a subirse a su auto, que estando en el asiento de adelante, con Kiki adelante con un arma y Ezequiel atrás, empieza a forcejear con Kiki. Con una mano forcejea, con la otra busca el arma reglamentaria que tenía. Estamos hablando de que los dos pibes estaban con un arma supuestamente. Y los remata en la cabeza adentro del auto en una situación de forcejeo. No declaró Veyga, pero lo que se hizo fue leer la primera declaración en fiscalía. Uno se pregunta, habiendo sucedido este hecho, teniendo esta situación que uno la puede corroborar directamente en un video, ¿cómo puede la familia pasar tres meses hasta enterarse que fueron fusilados adentro de un auto?. La situación terminó siendo una madre y una hermana buscando desesperadamente a los dos muchachos y encontrándose con una escena tremenda porque uno de los cuerpos fue enterrado en el cementerio de la Chacarita cuando Angélica logra poder avanzar en una investigación propia que hizo ella. Siempre cuenta el detalle de que llegó a un lugar donde le dieron un papelito y le contaron que Kiki estaba en Chacarita. El relato de la hermana de Ezequiel es impresionante porque ella logra meter un escrito judicial de forma fantástica. En horas logra tener un documento jurídico que le permite ver a su hermano en la morgue cuando ya lo estaban llevando para ser enterrado. Una piba con una valentía enorme, unas garras tremendas, que pudo frenar el entierro de su hermano. Son dos mujeres que tuvieron que luchar mucho para llegar a esa verdad”, expresó Vanesa, en referencia a algunas sensaciones que no necesita imaginar.

Otros testigos

Sigue esta crónica en retazos con más de la mirada de Orieta: “declararon también dos testigos en la causa que en ese momento estaban cerca de la escena y fueron traídos por funcionarios policiales para actuar como testigos. Eran dos vecinos que viven muy cerquita de la casa. No he logrado saber si son testigos confiables dos personas que son vecinos tan cercanos a un policía y entendiendo cuál es el accionar de la policía… No me sorprendería que la gente tuviera miedo a la hora de negarse a participar como testigo en una causa como esta. Esto es lo que la justicia sí sabe, porque no creo que tengamos jueces estúpidos, pero no van a indagar, porque saben que es meterse bien adentro de la mugre y el barro y desentrañar cosas que nosotros tenemos bien claras. Por eso antes quise traer esto de un pibe que estuvo ocho años detenido, que sale y a los tres meses es fusilado y otro pibe de un barrio que también es fusilado y simplemente es el amigo o compañero de Ezequiel Blanco. Hay algo que va a costar mucho desentrañar pero habla a las claras de muchos pibes de los barrio su situación de rehenes de propuestas mafiosas de las fuerzas de seguridad”, aseveró la hermana de Luciano.

Ramón “El Indio” Chávez , el jefe de la 52ª

Seguimos armando el rompecabezas de la audiencia a través de la mirada de Vanesa Orieta que rescató un nombre que escuchó mucho durante la jornada, el de Ramón Chávez: “Este nombre sonó mucho en la audiencia, fue traído por la fiscal varias veces que les preguntó a los funcionarios policiales que pasaron a declarar. En su relato, Angélica, hablando de él, contó una serie de amenazas. Poniéndolo en contexto uno entendería que podría partir de este nombre y de muchos que lo rodean. Además contó una que yo no la tenía en mi cabeza. A Angélica intentaron armarle una causa por robo de automotor, se la llevaron detenida, fue golpeada. En ese momento, cuando uno escucha el relato de la mamá denunciando la muerte de su hijo, las amenazas, para nosotros es 2+2. Le mataron al hijo, la mamá se organiza, lucha, hace cortes, pide justicia y empiezan a llegar las amenazas. La fueron a buscar a su casa, intentaron atemorizarla. También la hermana de Ezequiel Blanco contó que fue amenazada y una de las juezas, para mí con una voluntad nefasta, asquerosa, mala persona, le pregunta ‘¿Cómo son esas amenazas?’. La piba contestó bien, pero se enojó y empezó a dar cuenta de cómo son las amenazas: caminar por tu barrio y que te griten cosas o que te vean en un lugar y te escupan. La jueza insistió, ‘¿Pero a vos te escupieron?’ y ella continuó: ‘Sí, me escupieron, me insultaban. A mi hermanito cada dos por tres lo paraban y maltrataban en el lugar en que se juntaba con sus amigos para ir a la escuela’. La jueza repregunta: ‘¿Esto pasaba siempre con tu hermanito? ¿Por qué con tu hermanito?’. Estas preguntas picantes no se ven cuando declara un policía, preguntas que los podrían incomodar, hacer enojar, no le preguntan a un cana ‘¿Y por qué usted no recuerda cómo estaban los cuerpos adentro del auto?’. Un hecho tan traumático, tan sensible en la vida de una persona… Cometen errores terribles, garrafales, contradictorios a la hora de declarar los policías. Uno de los recursos que más usan era decir que no recuerdan”, se indignó Orieta.

Conclusiones tras el primer día

Sobre el cierre de su participación en Desde Afuera, Orieta realizó una observación desde esta causa, pero con una mirada más panorámica: “ojalá que de acá a algunos años podamos pensar en que las causas de represión por parte del Estado se relacionen para empezar a entender lógicas que atraviesan a todos los casos por igual. Pensamos en causas en las que participaron los genocidas en donde vemos cantidad de testigos hablando de la sistematicidad de los casos y el aparato del Estado. Hoy estamos en otro contexto político, histórico, pero estamos hablando de represión por parte de los diferentes gobiernos constitucionales. En algún momento se va a tener que entender que las causas más allá de acceder a la justicia de forma individual y en paralelo a otras van a tener que llegar a un punto en común donde se analice el modus operandi como una cuestión común. No es simple casualidad que el cuerpo de Luciano haya sido enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita y el de Kiki también y que haya un montón de cuerpos de nuestros pibes en el mismo cementerio y madres buscando pibes. Nos falta estudiar mucho más sobre esto. Ojalá que más temprano que tarde todas las causas se empiecen a relacionar y podamos entender que esto se trata de una represión sistemática que sufren nuestros pibes en los barrios. Tenemos que discutir que es sistemático porque está en discusión, también que es represión por parte de los gobiernos constitucionales. Se lo tenemos que discutir sobre todas las cosas a aquellos que siguen hablando románticamente de la violencia institucional porque con ese discurso tan flaco y berreta no vamos a poder llegar nunca a armar esta cuestión en común que tienen todos los casos y todas las causas”, concluyó.

Mañana será la segunda audiencia. Releyendo las consideraciones de Vanesa Orieta y de Matías Busso, al tribunal quizá le convenga que esta historia la pueda contar la prensa… Si deciden lo contrario, haremos lo posible para que el juicio no quede sin ser contado. Esta crónica armada con fragmentos de dos voces es una prueba.

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