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El tiempo de las represalias

Escrito por el enero 6, 2020


La resistencia de gran parte del pueblo chileno no cede, aunque el hostigamiento del Estado es contínuo y muta en diferentes modalidades. No solo los gases, las balas, los muertos y las pérdidas parciales o totales de la visión son utilizadas como forma sistemática de ineficaz disciplinamiento, sino también sanciones graves que muches estudiantes comienzan a sufrir como producto de su participación en el despertar trasandino. Más de treinta expulsiones en el seno universitario son denunciadas por les pibes, que no están dispuestes a acatarlas sin más.

📝 Texto 👇
👉 Rodrigo Ferreiro (La Retaguardia)

📝 Edición 👇
👉 Andrés Masotto

📷 Fotos y videos 👇
👉 Estudiantes de Chile. Natalia Bernades


Los hechos

Seguir una carrera en Chile es un privilegio. En el contexto movilizante iniciado hace meses, ese privilegio se convirtió en una quimera.
El 11 de noviembre de 2019 les alumnes de diferentes universidades chilenas decidieron llamar a asambleas múltiples y masivas, ante la incertidumbre reinante con respecto a la cursada. Una de las universidades con mayor perspectiva de lucha fue la Andrés Bello. Las propuestas surgidas en ese cónclave de pibes y pibas estaban determinadas, con claridad, por el pago anual realizado y efectivo. ¿Qué hacer? Parar y seguir en diciembre era una opción, que ya muchas carreras estaban practicando de facto. Luego, adelantar el inicio de cursada del año entrante, y finalizar de este modo el segundo semestre del 2019 en los albores de 2020. Pero las autoridades de la universidad se negaban. Les alumnes autoconvocades, entonces, decidieron tomar una de las sedes de la Universidad Andrés Bello, para presionar y hacer entender a los dueños que cursar de ese modo, con Chile alzado, era imposible. El Estado, comandado por Piñera, reaccionó de la peor forma, enviando una cifra considerable de Carabineros dispuestos a todo. Para ese momento ya contaban con varios ojos en su haber. Luego de horas de negociaciones, donde la policía amenazaba con cortar el diálogo, se llegó a un acuerdo: se levantaba la toma y se prometía abrir las puertas a les alumnes el 13 de noviembre, independientemente de si la Universidad decidía o no continuar con la cursada.

Como era previsible, el pacto fue roto. Dos días después, les alumnes se encontraron con las puertas del espacio académico cerradas, y realizaron una asamblea en la calle. En esta instancia colectiva, con más de doscientos presentes, se decidió tomar nuevamente la facultad. Esta segunda medida fue sostenida sin interrupciones hasta el 10 de diciembre, cuando fueron desalojades. Las declaraciones de una de las estudiantes causan espanto: “El desalojo fue a las 7 de la mañana. Las autoridades encargadas de la seguridad del campus ingresaron al establecimiento grabando con sus celulares y nos despertaron. Además, contrataron a otra empresa de guardias -externa-, juntando casi un total de 40 custodios, entre la empresa que ya estaba contratada desde antes por la universidad y la que contrataron para el desalojo (guardias de seguridad de discoteque, ya que en sus poleras/remeras decía “STAFF”, y uno de estos guardias externos le dijo a uno de nuestros compañeros “si no fuese porque existe la Ley Zamudio -ley antidiscriminación por orientación sexual- ya te habría agarrado a golpes”). Luego del desalojo estuvimos hasta casi las 6 de la tarde esperando a que nos entregaran nuestras pertenencias, ya que alcanzamos a salir casi con lo puesto, porque estábamos durmiendo”. Se trató de un mes de un espacio coordinado armoniosamente, abierto a la comunidad, con talleres, charlas e invitaciones con objetivos políticos claros: informar lo que estaba sucediendo en Chile y organizar la resistencia, nada que ameritara un desalojo ni mucho menos amenazas.

En la foto se redondea el gas en la mano del Carabinero

El disciplinamiento de los dueños de la tierra

La Universidad Andrés Bello pertenece al grupo empresarial Laureate Education, con sede en Maryland, Estados Unidos. Por supuesto, la mercantilización educativa de esta empresa no se agota en una sola casa de estudios ni en Chile. Posee cuatro más en ese territorio, dos en Santiago y dos en Viña del Mar, y más de cien en el resto del mundo, distribuidas en Europa, Asia, Latinoamérica y África. Lo que se dice un imperio, que se expandió de un modo igual de espurio que cualquiera de los mundialmente conocidos, reemplazando plomo y ejércitos por dinero, bitcoins y alianzas monopólicas e ilegales.

En Chile, el grupo Laureate Education lucra con los sueños estudiantiles de cerca de 200 mil chilenos y chilenas, casi un 15% de su total mundial.
Una de las flamantes incorporaciones del imperio educativo fue, en 2000, la Universidad de Las Américas. La relación entre esta casa de estudios y la casta política chilena es evidente, y fue denunciada en varias oportunidades, no llegando a buen puerto en ninguna. Se trata de un emporio que beneficia, económica e ideológicamente, a muchos peces gordos, a costa de la sangre y los ahorros del estudiantado chileno.

Hacia principios de diciembre de 2019 la Universidad Andrés Bello, cuyo vicedirector Jorge Selume Zaror fue Ministro de Educación de Pinochet de 1987 a 1989 y que cuenta entre sus accionistas con personas vinculadas al actual presidente Piñera, comenzó a realizar sumarios a estudiantes que participaron de la toma. Se habían atrevido demasiado. Hasta la fecha, principios de enero, se denuncian treinta afectados, con posibilidad de expulsión o, en el mejor de los casos, suspensiones semestrales. Lo mismo ocurre en Viña del Mar, también con la Andrés Bello. La acusación es por violar el estatuto, que plantea que está prohibido incitar, llamar o promover a la toma. “También está prohibido hacer publicidad de cualquier tipo en contra de la universidad, nos tienen atados de manos”, agrega la misma estudiante que sufrió el desalojo antes narrado. Les sancionades cuentan con cinco días para apelar la sentencia. El objetivo, más allá de expulsar indeseables, es otro: frenar la inevitable organización y toma de conciencia que se ha iniciado en el estudiantado chileno.

La resistencia que no cesa

La respuesta de les pibes no se hizo esperar, y no fue el acatamiento ni la sumisión. Los comunicados se multiplicaron, las acciones se agudizaron y ya aparecieron movilizaciones convocadas por diferentes colectivos para frenar las sanciones y acompañar a les estudiantes. Al cerco informativo, la represión estatal y el disciplinamiento del mercado académico se le suman, en muchos casos, presiones más cotidianas e invisibilizadas: padres, madres, abuelos, tíos, que se oponen a la lucha y castigan en lo intrafamiliar. Eso dificulta, en muchos casos, la circulación de la información por fuera de Chile.

Para hoy, Lunes 6, está convocada, desde las 8 de la mañana, una masiva protesta en liceos y colegios y evasión en el transporte público para frenar el examen de selección universitaria, que segrega, no evalúa conocimiento y presiona a les estudiantes.

El sismo en Chile, que ya se extiende por casi dos meses, ha logrado resquebrajar añejas estructuras, la educativa entre ellas. La revuelta, que nació de un salto adolescente y se hizo sueño masivo, se resiste a finalizar con el sacrificio público e inquisidor de sus iniciadores. La casta política y las clases dominantes trasandinas parecen no entenderlo. Seguirán sin dormir, pues.

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