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Capuchas, grilletes y robos

Escrito por el junio 29, 2020


Continúa uno de los tramos de la Megacausa Campo de Mayo. En la audiencia del miércoles pasado declararon familiares de Valeria Dixon y Esteban Francisco Garat, detenidos-desaparecidos el 27 de diciembre de 1977. Valeria y Esteban estaban casados y vivían en Vicente López, provincia de Buenos Aires. Se conocieron en la Facultad de Agronomía de la UBA y militaban en la agrupación católica “Cristianos para la Liberación”. (Por La Retaguardia)

Redacción y crónica de la audiencia: Diego Adur
💻 Edición: Fernando Tebele

Juana María y Mariana Garat, hermanas de Esteban, y Pedro Miguel Santiago Vader, el marido de Mariana, contaron cómo fueron secuestradas y trasladadas a Campo de Mayo días después de la desaparición de Valeria y Esteban. En la madrugada del 28 de diciembre de 1977 unas personas que dijeron ser de la Policía Federal ingresaron violentamente al domicilio de la familia Garat, en Olivos, donde se encontraban pasando las fiestas. Los hombres dijeron que buscaban a María Teresa Garat, Maite, otra hermana de Esteban, quien atestiguó más tarde en la misma audiencia. De la casa se llevaron secuestrados/as a Pedro, a Mariana, a Juana María y a una amiga suya, Paula Gaona. Robaron dinero en efectivo, los relojes de Pedro y de Paula, y la alianza de Mariana. Improvisadamente, con pañuelos o sábanas que encontraron en la casa les vendaron los ojos y les subieron a una camioneta. Tanto las hermanas Garat como Vader coincidieron en que se dirigieron a Campo de Mayo. Estuvieron en un gran galpón junto a muchas otras personas secuestradas y allí escucharon a Valeria, que se quejaba por un problema con sus lentes de contacto, y a Esteban, quien gritaba dolorido: “Mi cuñada Valeria tenía una voz muy característica. Estoy segura que era ella. Esteban pedía agua. Yo pedí agua y cuando me la trajeron les dije que enfrente, donde lo escuché a él, había un muchacho pidiendo agua desde antes que yo.  Se quejaba por dolores en la nariz. También les dije que le dieran calmantes a Esteban”, relató Mariana.

Los interrogatorios fueron por separado. A Pedro le preguntaron por Esteban, sobre qué hacía y cómo lo había conocido. “Era como dar un examen en la Facultad”, recordó. A Juana María y a Mariana Garat las interrogaron por un tal Luis: “Yo pensé que por el marido de mi cuñada que está fallecido, pero después supe que era por Luis Khun”, dijo Juana. Mariana sí lo conocía: “Yo había estado en grupo misionero con Luis. No sabía dónde vivía ni tenía contacto con él. También me preguntaron por Maite. No podían creer que yo no supiera el nombre de la religiosa donde estaba Maite ni la dirección”, declaró. Durante el interrogatorio, Mariana le consultó a uno de sus captores si le iban a robar el reloj que llevaba puesto, como le habían robado la alianza de matrimonio al momento del secuestro: “El hombre se enojó mucho. Puteó y me dijo que si alguien me quería sacar el reloj dijera que el Sargento Pato, o Coronel Pato, dio la orden de que no me lo robaran. Este señor Pato me dijo que fuera muy cuidadosa con la capucha, que mi vida dependía de que no se me cayera la capucha”, agregó. Pedro, Juana María y Mariana recordaron que los guardias utilizaban nombres de animales para llamarse. Además de Pato, Mariana recordaba haber escuchado el sobrenombre Sapo.
Mientras tanto, en la casa de Olivos había quedado la mamá de las hermanas Garat con su nieta, la hija de Mariana y Pedro. Esa misma tarde del 28 de diciembre, los militares regresaron al domicilio y se llevaron un álbum de fotos, que utilizaron durante el interrogatorio, y otros efectos personales de gran valor sentimental para las testigos.

“Un paseo que no se van a olvidar nunca en su vida”

Así definió uno de los secuestradores de Campo de Mayo lo que fue la liberación de las Garat y de Vader. Después de pasar todo el día en ese galpón, con capuchas y grilletes enganchados al suelo, fueron sacados/as en un camión del Ejército junto a una pareja. Bajaron a las 6 personas en medio de la ruta y les dijeron que caminaran para adelante porque si miraban para atrás iban a ser boleta. Ya era de noche y no sabían dónde estaban. Preguntando a la gente de la zona llegaron hasta Camino de Cintura y tomaron un colectivo que las dejó en Márquez y Panamericana. Ahí, se metieron en un bar donde pudieron llamar a un familiar para que fuera a buscarlas. De esa pareja, Juana María pudo reconstruir que “ella comentó que estaba embarazada. No tomaron el colectivo con nosotros. Eran petisos los dos. Ella estaba medio gordita. Me parece que era rubia. No sé si la gordura era del embarazo o no”.

Las hermanas Garat vieron a su hermano por última vez el 24 de diciembre de 1977, en la Parroquia La Redonda, del barrio Belgrano de la CABA: “Él no quiso venir a pasar navidad con nosotros porque estaba preocupado porque había caído un compañero suyo. Fuimos todos a la misma iglesia para poder vernos”, expresó Juana. Mariana tenía conocidos en Agronomía y sabía que habían desaparecido personas de la Facultad. Ella contó que a Esteban le quedaba una sola materia para recibirse. También relató que junto a Pedro “el 27 íbamos a volver a Monte, donde vivíamos, pero por un problema debimos quedarnos en lo de mi mamá”.

Por último, el TOF 1 de San Martín también escuchó el testimonio de María Teresa Garat. Ella fue presa política y en su declaración recordó su propia militancia política, la de su hermano Esteban y su cuñada Valeria.

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