Canción actual

Título

Artista


Arde Andalgalá: “Los milicos mataron a mis viejos, que estas democracias no maten a mis hijxs”

Escrito por el abril 11, 2021


Nicolás Berardi es vecino de esa ciudad catamarqueña e integrante de la Radio del Algarrobo. 
Los ánimos venían caldeados porque la empresa minera aprovechó la nueva fase de la cuarentena para subir una perforadora a la montaña. 
La población de Andalgalá, capital involuntaria de la minería y de sus consecuencias desde hace casi 20 años, salió a la calle, como cada sábado para la caminata antiminera en esa ciudad. Se produjeron incidentes, y en los hechos fue incendiada la sede de la empresa Yamana Gold. Compartimos las primeras sensaciones personales de Berardi, a las que califica como “crónica de una ‘quema’ anunciada”. La Asamblea del Algarrobo emitió un comunicado. Ahora la ciudad está militarizada y se temen posibles detenciones. (Por Nicolás Berardi para La Retaguardia)
✍️ Redacción: Nicolás Berardi
💻 Edición: Eugenia Otero / Fernando Tebele
📷 Fotos: La Retaguardia

Andalgalá, pueblo del oeste catamarqueño, pueblo mancillado una y otra vez por el poder, pueblo que de manera calma y con determinación tomó del ejemplo de las Madres de Plaza de Mayo el caminar pacíficamente como acción en defensa de su agua, su memoria y su territorio. 
Un pueblo que cumplió pacientemente con todos los “requisitos” para constituirse en poder. Soportó veinte años de minera Alumbrera, pidió un plesbicito que no le otorgaron para que minera Agua Rica NO se instalara. Construyó poder popular, tomó el rol que el Estado no quiso tomar y se encargó de refutar técnica y científicamente todos los informes de la Dirección de Minería provincial y de las empresas extractivistas (Glencore, Yamana Gold, Billingthon, etc.).
También en el ámbito de las leyes de glaciares y bosques logró que no se invisibilicen sus glaciares y zona periglacial, y la valoración de la vegetación de altura. En el ámbito legislativo pudo lograr una ordenanza municipal consensuada por todo el arco político local en el 2016 (derogada arbitrariamente por la Corte provincial sin consulta popular en el 2020). En el ámbito judicial llegó a lograr, mediante acampe en CABA, un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en favor del pueblo de Andalgalá declarando ILEGAL la apertura y explotación del yacimiento Agua Rica.
¿Adónde nos lleva todo esto? Nos lleva a una caminata número 586, teñida de un clima poco claro, muy manoseado en medio de una pandemia que viraliza las intenciones del Gobierno Provincial y Nacional de usar a Agua Rica como “el cordero que sacará al país de esta situación”, palabras del presidente Alberto Fernández en su paso por la provincia. 
Entonces nos preguntamos: ¿Qué podemos esperar del progresismo que nos gobierna si se torna reaccionario, extractivista y represor? ¿Qué alternativa le queda a un pueblo que será sacrificado como los 30.000 muertos por la última dictadura cívico-militar genocida?
Y la respuesta es la ancestral: resistir, hacerse uno con el territorio. Tomar las armas de una memoria que corre por nuestras aguas como vena abierta y sembrar lucha, esperanza y nuevas generaciones. 
Pero así y todo, siempre está el fuego, sí, el fuego ancestral, el arma que los pueblos tienen para atizar el silencio, el dolor y la determinación. 
Ahora también hay otro fuego. ¿Cuál? El del capital extranjero, el que alimenta las más bajas ambiciones de los traidores, de aquellos que tienen el mote de progresistas porque las condiciones políticas les han dado como premio para ejercer el terror, la discordia, la fractura y fundamentalmente la posibilidad de dominar mediante las herramientas del Estado, “la razón pública”.
Todxs juntxs en la plaza un sábado más, pero con el acento en que las mineras y el gobierno provincial con complicidad del gobierno nacional, pasaron de forma forzada e ilegal las máquinas para perforar el Nevado del Aconquija, el santuario de la naturaleza que con su cuenca da vida a todo el territorio que lo rodea.
No soportaron, y ante la ausencia del poder de policía ambiental que debe ejercer el Municipio, ante todos los impedimentos antes nombrados y la toma de los caminos por los bloqueos selectivos que realizan los vecinos y vecinas del pueblo (sólo la empresa Minera Agua Rica no puede atravesarlos), financian la infiltración para que la “quema” se realice.
¿Pero qué se quema cuando se quema desde el poder? Las molotov de los pueblos son el último recurso de las y los ciudadanos que luchan por la paz en sus territorios, pero no, no estamos hablando de los pueblos. Aquí el fuego fue sembrado para la fractura entre las y los que caminan, liberando la zona de la empresa para que los traidores -como diría Raymundo Gleyzer- vuelvan a hacer de las suyas por unos mangos (esto filmado y ya en vías de denuncia, porque la lluvia aún no enfría el humo de las camionetas de Agua Rica). 
En una comunidad que desde el 7 de Abril está ocupada con 70 policías enviados desde la capital catamarqueña, hoy en la tarde no podías ver a ninguno; en los controles vehiculares de estos días había más que en las inmediaciones del local de la empresa minera. 
Y se caminó, se marchó, el pueblo una vez más se encontró -protocolo y distanciamiento mediante- de manera que los pasos, voces y los ojitos de lxs niñxs se llenaban de amor a su territorio. El fuego que quema, quemó. Aún sigue quemando. Sigue dando vida al agua que corre por las venas de esta Andalgalá. 
Alguna vez Manu Chao nos dio un espacio en uno de sus recitales y las palabras que como brasa encendida brotaron de mi boca fueron: “los milicos mataron a mis viejos, no quiero que estas democracias maten a mis hijxs”.

Etiquetado como:

Opiniones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *