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“Buscadores de identidades robadas”, Rodríguez Arias y el EAAF

Escrito por el septiembre 21, 2013


El EAAF en El Salvador (2003)

(Por La Retaguardia) El reconocido documentalista estrenó esta semana una película que recorre en profundidad la historia y el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense desde sus inicios. La tarea de exhumación e identificación de cuerpos de desaparecidos durante la última dictadura cívico militar, pero también la investigación documental y la labor en más de cuarenta y cinco países, forman parte de esta película dirigida por Miguel Rodríguez Arias, a quien entrevistamos para que nos cuente cómo fue su realización.

“Los documentalistas somos incansables buscadores de historias. Conozco al Equipo Argentino de Antropología Forense desde hace muchos años, desde que se fundó en 1984. Siempre pensé que era una gran historia para contar. En 2009 lo entrevisté a Luis Fondebrider, uno de los fundadores y actualmente su presidente, para un documental sobre la participación de los civiles en los golpes militares, y ahí le propuse hacer el documental y durante un año estuvimos conversando sobre lo que quería hacer hasta que al final me dieron el ok. Me parecía que la historia del equipo merecía un documental”, afirmó Miguel Rodríguez Arias respecto a los motivos que lo llevaron a realizar “Buscadores de Identidades Robadas”. Rodríguez Arias explicó que el trabajo que lleva adelante el EAAF es muy complejo y abarca distintas aristas: “nosotros conocíamos al equipo desde hacía muchos años y ni siquiera sabíamos en detalle bien cómo era su trabajo. Lo que más se conoce es el tema de las exhumaciones, y el trabajo de laboratorio, pero la investigación documental que llevan adelante para llegar a las identificaciones no estaba contada. Por ejemplo, si se encuentran dos, tres, cuatro personas que están en tumbas contiguas es posible que hayan estado secuestradas en el mismo campo de concentración. Eso es parte del trabajo que hacen. Es un tema bastante árido y requiere un tratamiento especial, por eso el documental tiene justamente el tratamiento que tiene”. En 29 años de historia, el EAAF encontró entre 1200 y 1300 cuerpos, no hay precisión porque muchos de los restos estaban en fosas comunes: “el cuerpo humano tiene 206 huesos y si en una fosa común se encuentran 20.000 huesos, no se puede identificar a cuántas personas corresponden. De los cuerpos encontrados se identificaron 577, quedan 700 sin identificar para lo que se necesita que los familiares de desaparecidos donen una muestra de sangre. No alcanza con el material de un familiar solo, cuantos más familiares directos como hermanos, padres y madres donen muestras habrá más posibilidad de hacer la identificación, y ese es uno de los objetivos del documental”, explicó Rodríguez Arias en diálogo con Oral y Público. Otro de los interrogantes a partir del que se desarrolla el documental refiere a dónde están los cuerpos del resto de los desaparecidos, cuáles fueron sus destinos: “se han encontrado 1300 cuerpos y no hay grandes expectativas de encontrar una mayor cantidad –reflexionó Rodríguez Arias–. Por ahí en La Perla o en Campo de Mayo o en otras zonas del interior hay fosas comunes que aún no han sido identificadas ¿Dónde están los demás? En parte los tiraron al mar, entonces surge otra inquietud que también está en el documental que es a cuánta gente se tiró al mar. Hubo varios destinos posibles, asesinarlos arrojándolos al mar o al río, colocarlos en fosas enterrados como NN, fosas comunes dentro de cementerios, y las fosas comunes en los campos de concentración, que se han encontrado en San Pedro, en La Plata y también en Arsenales en Tucumán. Son fosas comunes que no tienen ninguna identificación”. En 1990, la ciencia descubrió cómo extraer el ADN de los huesos para hacer comparaciones lo que posibilitó el trabajo de identificación. Sin embargo desde 1984 hasta ese año el EAAF pudo identificar una cantidad importante de personas a partir de otros elementos como pruebas documentales o huellas digitales. Esto se muestra claramente en “Buscadores de Identidades Robadas”, como así también el trabajo realizado por el Equipo en más de 45 países: “allí van, hacen casos y además dejan a un equipo trabajando porque hacen entrenamiento. La verdad que es un equipo admirable”, expresó Rodríguez Arias. Muchas de las imágenes que se muestran en el documental forman parte del archivo de la productora de Miguel Rodríguez Arias: “nosotros tenemos cincuenta mil horas de archivo desde 1983 para acá. La vuelta de la democracia coincidió con la llegada de las videocassetteras al país y grabamos desde hace treinta años –detalló el realizador–. Tenemos a Luis Fondebrider en el programa de Mirtha Legrand, también en A Dos Voces cuando identificaron el cuerpo de una de las monjas francesas. El caso de Karina Manfil, cuya familia fue la primera que se identificó a través del ADN. Teníamos dos entrevistas que le hizo la CNN al equipo en Salvador y Guatemala. Eso es parte del archivo, y lo demás lo fuimos recopilando. Tanto Pablo Ratto, el realizador que hizo ‘El último confín’ (documental sobre el trabajo del EAAF en el Cementerio de San Vicente, en Córdoba) y el mismo equipo nos aportaron material”. Miguel Rodríguez Arias ha realizado más de treinta documentales, cuatro de ellos están directamente vinculados a los derechos humanos: “uno fue `El Nüremberg argentino´, que fue el primer documental sobre el juicio a las juntas, para el que trabajamos con las 530 horas de grabación que había. Antes habíamos hecho una biografía de José Luis Cabezas, a cuatro meses de su asesinato. Después hicimos Civiles y Militares en 2009. Y ahora Buscadores de Identidades Robadas”, enumeró. Sin embargo, uno de sus trabajos más recordados es “Las Patas de la Mentira”, de 1990, en el que por primera vez se puso en práctica el recurso de utilizar imágenes de archivo: “apareció en formato video como un trabajo de investigación, con un criterio de crítica a los discursos de la clase dirigente, políticos, periodistas, comunicadores, de todo un poco. Fue un trabajo emblemático que dejó huella y después fue emulado primero por Perdona Nuestros Pecados en 1994 y por Televisión Registrada en 1999; aunque el propósito era otro porque PNP era más humorístico, y TVR y 678 apuntan a otra cosa, más a política partidaria que ideológica. Lo nuestro apuntaba más a lo ideológico”, explicó. El documental “Buscadores de Identidades Robadas” puede verse esta semana en el Espacio INCAA KM 0 Gaumont, ubicado en Avenida Rivadavia 1635 de la Ciudad de Buenos Aires, a las 18.20. El objetivo del director es que la película se vea luego en cines de otras provincias y finalmente se lleve a colegios y universidades también de todo el país.

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