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Quebracho: “somos los presos posibles porque está naturalizado que estemos en cana”

Escrito por el febrero 22, 2014


foto: misionesparatodos.com

(Por La Retaguardia) Formalmente Fernando Esteche y Raúl Lescano, integrantes del secretariado nacional de Quebracho, están presos desde diciembre de 2013 por romper dos vidrieras de un local partidario del ex gobernador Jorge Sobisch, un día después del asesinato del maestro Carlos Fuentealba. Sin embargo, ellos aseguran que fueron condenados por su constante lucha contra el neoliberalismo. Así lo señalaron durante una entrevista brindada al programa Sueños Posibles en la Unidad Penitenciaria de Ezeiza donde se encuentran detenidos.

Cuando Alfredo Grande me preguntó si lo acompañaría a visitar en la cárcel a los presos de Quebracho, rápidamente le dije que sí. No fue solo el interés periodístico, sino también la posibilidad de charlar con dos militantes populares que están increíblemente presos. Hay presos políticos en el país y son de una organización de izquierda. Este dato quizá pueda ayudar a entender otras cuestiones.
Las vueltas de la vida y de las profesiones de cada uno implicaron que Alfredo tuviera que postergar su visita. Así que aquel ¿me acompañás? se fue convirtiendo en un ¿podés ir solo?
Entré al Complejo Penitenciario de Ezeiza cerca de las 9. Tras la revisión del bolso, un oficial se ofreció a acompañarme al lugar donde nos esperaban Esteche y Lescano. El nos es porque recién allí se enteraron de que Alfredo no llegaría. El oficial, seguramente oliéndome periodista, me contó las bondades del sistema penitenciario. Mientras caminábamos lo vi a Fernando Esteche; luego se sumaría Lescano. En el lugar de la charla hay dos escritorios y tres sillas jugando a cuál se cae primero. También unas medialunas que llevé para el desayuno y el mate que ellos agregaron.
Charlamos mucho antes de grabar la entrevista “¿Te molesta si fumo?”, me dijo Esteche. Al ‘no por supuesto’, le siguió el encendido de un puro. Allí terminamos de entrar en confianza y le admití que estuve a punto de llevarle tabaco hondureño. Me autocensuré porque temí que lo vieran como un gesto burgués. A la cárcel uno, se supone, lleva cigarrillos, no cigarros. Ambos rieron. “Ah, pero esa es una polémica que tenemos acá entre nosotros, porque el Boli dice que sí, que es burgués fumar de estos”. Será la próxima.

Las causas de la causa

Fernando Esteche y Raúl “Boli” Lescano fueron condenados a tres años y ocho meses de prisión, acusados de ser los autores intelectuales del delito de “daño e incendio con peligro real común de los bienes”. Los hechos se dieron en el marco de una movilización en repudio al asesinato del docente Carlos Fuentealba, ocurrido el 4 de abril de 2007 durante la represión policial a un corte de la ruta 22 en Neuquén, que llevaban adelante trabajadores de la educación de esa provincia.
Al iniciar la charla, lo primero que hicieron los militantes de Quebracho fue aclarar por qué estaban presos, según su opinión.
Esteche explicó que “aunque desde lo formal estamos detenidos por la causa del repudio a Sobisch, nosotros sostenemos que esta es una excusa. La formalidad es esta causa que nos ha condenado a tres años y ocho meses de prisión por un escrache a un local partidario, pero lo que creemos es que estamos presos porque somos el cuerpo de la revancha neoliberal. Somos parte de la generación que en los ’90, cuando estaba el fin de los grandes relatos y el apogeo del neoliberalismo salíamos a luchar; cuando ellos decían que era el fin de la historia, nosotros salíamos a luchar por Liberación o Dependencia, Patria o Muerte o a proponer revolución, y esto lo hacíamos de cara a la sociedad abiertamente. Así que con los diez años después del 2001, diez años después de alguna recuperación a nivel de derechos populares, de lucha popular, creemos que estamos en una etapa de revancha. Hay ciertos sectores enquistados en el poder judicial que son los que van perpetrando esta suerte de revancha; entonces nosotros decimos que somos los presos posibles. Muchos estarían muy contentos de meter preso al gordo (Luis) D´Elia por la comisaría, por ejemplo, o a estos piqueteros que ahora son ministros o secretarios de Estado, seguramente Emilio Pérsico o el Chino Navarro; también estarían contentos de meter presa a la izquierda, como a Vilma (Ripoll), que si bien se abrazó con la Sociedad Rural igual la meterían en cana. Muchos estarían contentos con meter presos a muchos de nosotros, a los medios alternativos, a toda esta gente que se ha puesto desde hace tantos años a construir y organizar a lo que tenemos hoy como plataforma política popular. Somos los presos posibles porque hubo un proceso de estigmatización, de anatema de un montón de cosas que hace que esté naturalizado que nosotros estemos en cana, y que por acciones idénticas o aún más graves en cuanto al escenario de lo público, o ante asesinatos, no haya ni siquiera imputaciones. Un detalle, el tribunal que nos sentencia a nosotros a esta alevosa condena por unos vidrios rotos de un local es el que absuelve a (Fernando) de la Rúa… es el mismo tribunal, la misma sala, los mismos personajes; el mismo fiscal, absuelve a estos tipos que usan trajes, son prolijitos y aparentemente bien educados, pero cada una de las decisiones de estos tipos implican muertes, hambre, desocupación, frustraciones a nivel del pueblo. Que cada compañero se piense en su propia trayectoria histórica y a partir de ahí puede identificarse con nosotros en ese sentido, tranquilamente podrías estar en cana vos o cualquiera de los que piense como vos, porque al margen de las diferencias o no que podamos tener, somos los que nos paramos contra ellos, no importa quién sea el gobierno, nos paramos contra esta lógica que propone subalternizar y oprimir lo popular. Nosotros nos hemos parado contra ellos desde los noventa para acá y este es el resultado, por eso no solamente esta causa, tenemos otras causas por delante que ya nos han planteado desde los tribunales que cuando se hacen estos acuerdos previos de juicios abreviados, ya nos proponen condenas de cuatro años, o sea que ya sabemos que vamos a ir a estos juicios que tenemos que enfrentar este mismo año y vamos a condenas mayores todavía. Así que creemos que esto ya no tiene un cariz judicial, esto no tiene que ver con la judicialización de la protesta o de la lucha popular, sino que tiene que ver con una revancha política y en esos términos me parece que hay que concebirla y sería muy saludable a nivel de pueblo poder entenderla así y en función de eso dar la batalla para que recuperemos la libertad, no desde el punto de vista individual que obviamente nos atraviesa, sino desde el punto de vista histórico. Ellos están preparando una revancha, empezaron por acá y hay que ver cómo la podemos parar como sectores populares.

Fernando Tebele: Me parece que para seguir esta línea y entender por qué vos decís esto de ´no estamos presos por esta causa sino por aquella otra causa´, lo mejor que podemos hacer es contar por qué están presos legalmente, ¿qué pasó el día que mataron a Carlos Fuentealba?

Fernando Esteche: A partir del asesinato de Carlos Fuentealba, fueron miles de argentinos los que durante la mañana del 5 de abril en distintos puntos del país salieron a movilizarse. Recuerdo que en Rosario hubo una manifestación muy fuerte, con elementos de violencia popular, lo que llamamos escraches, que si los hacen algunos están legitimados pero si los hacen otros parece que no. En el marco de esas miles de movilizaciones, nosotros con un conjunto de organizaciones también nos manifestamos, quisimos ir a la Casa de Neuquén en Capital Federal para identificar a Sobisch, su gobernador, como responsable del asesinato, por si hiciera falta, y en el marco de eso se hizo un acto, que cuando termina y se produce la desmovilización de las columnas, los compañeros que se van hacia zona sur, a Constitución concretamente, pasan a pocas cuadras de ahí por un local donde estaban los afiches de Sobisch sonriente en su campaña presidencial proponiendo “seguridad y educación”, todos elementos que él puso en juego justamente en el fusilamiento de Fuentealba. Obviamente los compañeros, cargados de indignación y, si querés, con fuertes elementos de impotencia en cuanto a los repertorios de la política, la emprendieron a hacer lo que se conoce como un escrache, rompieron las vidrieras y ahí sobrevino una fuerte represión que dejó a diecisiete compañeros detenidos. En el caso particular mío, por ejemplo, yo no participé de eso, había estado en el acto temprano y me fui porque habíamos sido invitados por la Asamblea Nacional del Gobierno Bolivariano de Venezuela a un seminario. Yo estaba viajando cuando me cuentan que nos rodearon el local, fueron muchos organismos de derechos humanos, me acuerdo de María del Carmen Verdú de Correpi, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, intelectuales, todos frente a nuestro local porque, si alguien recuerda la época o busca imágenes, rodearon toda la manzana y la emprendieron con sus carros hidrantes contra el galpón que era nuestro local. Entonces yo volvía a nuestro local para estar con los compañeros, ahí es donde nos detienen a nosotros, cuando entendemos que lo que están buscando es la detención individual, nos detienen cuando intentamos salir del local por los techos. Pero después en el juicio está probado, el juez, el fiscal de instrucción, todos los comisarios y los cronistas de televisión que fueron testigos, y están sus testimonios, de que yo no había participado de los hechos.

El juicio se realizó en 2010 y lo llevó adelante el Tribunal Oral Federal N°3, integrado por los jueces Miguel Pons, Gerardo Larrambebere y Guillermo Gordo. A su vez, Pons y Gordo conformaron el tribunal que el año pasado absolvió al ex presidente Fernando De la Rúa; el ex ministro de Trabajo de la Alianza, Alberto Flamarique; el ex titular de la SIDE, Fernando De Santibañes; y los ex senadores Augusto Alasino, Alberto Tell, Remo Constanzo, entre otros, en la causa por las coimas en el Senado.

FE: Uno de los jueces que nos juzga es Gordo, que es un roba bebés; y esto se lo dijimos en la cara, no es que estas cosas las decimos de guapo ante un micrófono, a pesar de que estaba nuestra libertad en sus manos se lo dijimos en la cara. Gordo es un roba bebés, fue secretario en el juzgado de Lomas que es el que tiene el mayor registro de blanqueamiento de robo de bebés de los compañeros desaparecidos, fue secretario en ese momento. El juez Larrambebere instruyó lo que fue la alevosía que el Estado argentino acometió contra la gente del copamiento de La Tablada, hay desapariciones, asesinatos, el Estado argentino está condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos porque este juez no hizo nada, y ese nos estaba juzgando a nosotros. Y el otro era muy gracioso porque era el juez Pons, que es el arquitecto de la teoría de los dos demonios, un tipo que si hubiera estado vivo (Rodolfo) Walsh lo hubiera juzgado, condenado y metido en cana por la Carta Abierta a las Juntas, porque lo persiguió y metió en cana a (Juan) Gelman, a Norman Briski que estuvo el otro día acá, a los gobernadores Obregón Cano y Bidegain, que estuvieron en cana por haber firmado una solicitada en el ´79 en Italia que denunciaba los crímenes de la dictadura, eso los hacía agentes subversivos, como llamaba Alfonsín bandas subversivas, a estos compañeros. Así que el tribunal que nos tocó y a pesar de haber estado probado todo esto, nos condenó, y esto es lo que vuelve más procaz esta condena, ante la ausencia nos condenan como autores intelectuales y Sobisch todavía en lo que se llama la causa Fuentealba II no fue ni a declarar, nunca pisó una comisaria. Ninguno de los muertos del pueblo ha recibido mínima justicia, a lo sumo un gatillador que después aparece comprándose cigarrillos por la calle, como Darío Poblete, el asesino material de Fuentealba, o las cosas que conocimos que hizo el asesino de Darío Santillán también. A lo sumo los gatilladores, pero los verdaderos pergeñadores y asesinos nunca; al contrario, son absueltos. Eso es lo que además visibiliza más el atrincheramiento de estos sectores oscuros en lo que se conoce como el poder judicial.

FT: Vos decías antes que seguramente a los autores intelectuales de que ustedes estén presos, no los actores judiciales, les gustaría ver a un montón de otra gente, a actores de movimientos sociales, en las mismas condiciones que ustedes, ¿pero por qué ustedes en particular?

FE: Por eso decimos que somos los presos posibles. No es una mirada conspirativa, no es que hay una oficina de tipos que dice ‘vamos a meter presos a todos los dirigentes sociales’, funciona más como lógica de reproducción del sistema, son revanchistas en general. El que nos judicializa a nosotros es el kirchnerismo, es el que nos mete en el circuito judicial de criminalización, en una causa que inicia Aníbal Fernández. Después y al margen de su voluntad, que dudo que la tuvieran tipos como Aníbal Fernández que es un tipo siniestro, pero aún si la tuviera después ya no lo controla, estos tipos funcionan con otra cabeza, no son las servilletas de Corach y creemos que Quebracho ha tenido desde que nació un proceso de estigmatización, nosotros no supimos resolverlo nunca a eso, a veces en la propia dinámica de la construcción de la visibilidad pública hasta nos montamos sobre eso, incluso uno puede revisarse su propia política, pero hubo un proceso de estigmatización desde Menem para adelante, por lo menos en los sectores medios; los sectores populares son otra cosa y además es desde nosotros nos nutrimos, pero los sectores medios tienen esa lógica incluso de comodidad. Hoy no está nadie incómodo, nadie duerme incómodo porque hay dos tipos como nosotros, un tipo como el Boli, un luchador de toda la vida que ha estado preso en las cárceles de Onganía, Isabel, la dictadura de Videla, que Alfonsín lo seguía metiendo en cana y no le daba la libertad, un tipo que ha estado al lado de Santucho, una expresión emblemática de la generación del ’70 y nadie está incómodo porque él está en cana y todos hablan de los ’70; y mucho menos están incómodos porque esté en cana un tipo como yo. Ellos sindican permanentemente a muchos de nosotros como violentos, intolerantes, incluso nos dan vacíos de política e ideología, y no desde el desconocimiento. Eso son los mecanismos que ellos producen, generan y después queda en cada uno cómo hace las lecturas desviadas, cómo decodifica los mensajes de esa maquinaria, que si bien tenemos identificado que eso existe como sectores populares, después terminamos alimentando incluso los sectores militantes, los sectores populares terminan alimentando muchas veces estas cosas, sintiéndose incómodos al lado de nosotros. Así como nos es incómoda la desaparición de Julio López, una palabra bastante amable decir incómodo, uno se siente mucho más que incómodo ante la desaparición de Julio López, los asesinatos de Fuentealba o Darío Santillán, o de los compañeros del 20 de diciembre como Petete Almirón, un pibe que cayó a metros nuestro, un compañero militante de Lanús, estaría bueno que se pregunten cuán incómodo resulta que estemos nosotros en cana, que estemos presos por tratar de organizar a los sectores populares, porque cuando se habla de violencia en Argentina también sería interesante pensar los ’70, pensar la Triple A, los grupos de tareas, los libros quemados, Quebracho no produjo nada de eso en Argentina, todo lo contrario. Por eso creemos que somos los presos posibles y cuanto más posibles seamos nosotros en cana más posible será que estén otros.

Cuando Esteche habla de otros se refiere, por ejemplo, a Gerardo Martino del MTR, a Luis D`Elia, Vilma Ripoll del MST, y a trabajadores de distintas fábricas de zona norte, que fueron procesados por cortar la Panamericana. “Es abrir una llave que en Argentina de alguna manera habíamos todos aportado a cerrar las puertas de las cárceles hacia los sectores populares enrolados en la lucha política, me parece que ahora estamos en ese riesgo”, agregó el integrante de Quebracho, en el marco de la entrevista para el programa Sueños Posibles.

Presos políticos

FT: Boli, recién Fernando repasaba hechos simbólicos de tu lucha como militante de los ’70 y como preso político, ¿ustedes hoy se llaman a sí mismos presos políticos?

Raúl Lescano: Así es, e incluso lo hemos impuesto acá en este penal (N de la Redacción: la Unidad Penal 19 de Ezeiza), donde nos toca estar esta vez en prisión, pero siempre en todos los lugares donde hemos estado con Fernando y otros compañeros hemos dicho siempre que somos presos políticos y así está acuñado por las autoridades de acá, por más que no exista formalmente la prisión esa en los códigos, porque sería absurdo que lo hagan, pero estamos así acá. Vos hablás con cualquiera y hace una distinción, somos todos seres humanos por supuesto, pero por qué estamos nosotros presos es una diferencia abismal con cualquiera y por eso hemos impulsado tener un lugar fuera de los cánones de la cárcel, digamos, de que te hagan hacer esto, lo otro.

FT: Y para un preso político de los ´70, de las peores dictaduras, ¿qué significa ser preso político hoy?

RL: Yo les expresaba a mis compañeros y compañeras que trece navidades y trece años nuevos pasé yo en cana, inclusive la última, y no nos han podido doblegar, y en este sentido mantener vivos los motivos por los cuales estamos. Eso lo expresamos en el juicio, la convicción cuando nos juzgaron y damos entrevistas de todo eso; primero que no nos arrepentimos, segundo que hemos levantado en alto la bandera de lo que hicimos, más allá de las cuestiones penales, que eso es cuestión de la justicia, pero hemos asumido una responsabilidad política ante el pueblo, por el hecho de haber ido a repudiar el asesinato de un trabajador, un docente, un pobre de Argentina, como anteriormente lo hicimos con otros compañeros como Teresa Rodríguez, etcétera. En este caso fue Fuentealba.

FT: Fernando introducía el elemento de la estigmatización para con el movimiento Quebracho, ustedes más allá de la cárcel, que implica de por sí una situación de soledad más allá de que ustedes puedan estar en este momento juntos, ¿se sienten solos como movimiento político?

RL: De ninguna manera, siempre lo hemos expresado en las distintas circunstancias en que nos ha tocado tener compañeros presos, por ejemplo Fernando estuvo en 1996, y nunca nos sentimos solos en ese sentido. Después estuvo otro compañero, en esta misma cárcel, que fue Cascote, siempre hemos creado un arco de solidaridad alrededor nuestro que dice todo lo contrario.

—FT: Igual en los ’90 era más fácil, ¿no? El enemigo estaba más claro como decía Esteche.

RL: Por lo mismo, la expresión de solidaridad que hemos tenido por ejemplo cuando lo llevaron detenido a Fernando para esta prisión demuestra que no estamos solos, es absurdo pensar que dos militantes populares, direcciones políticas de una organización que ya va a cumplir dieciocho años en el país, van a estar solos. En ese sentido, incluso nacional e internacionalmente, compañeros de otras expresiones políticas, por ejemplo, de Chile que han ido a la Embajada argentina a solicitar lo nuestro, y que vamos a seguir en esa campaña. De ninguna manera nos sentimos solos, al contrario, nuestras familias no se sienten solas tampoco. Los dos tenemos chicos que van a la escuela, y no se han sentido discriminados, ni perseguidos, ni nada por el estilo en las escuelas, ha habido una gran tolerancia en ese sentido, y hemos convivido con otras expresiones políticas en la misma escuela. No me siento para nada aislado.

La referencia al día que detuvieron a Esteche en la Universidad de La Plata en la que es docente, tiene que ver con la presencia en una conferencia de prensa realizada antes de la detención, en la que estuvieron desde D’Elía y el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, hasta dirigentes de la izquierda partidaria como Vilma Ripoll o Cristian Castillo.

Los días en la cárcel

—FT: Ambos contaban que la condición de presos políticos aunque no sea oficial les permite estar en este lugar que es una unidad pre-libertad, donde los presos pasan un período antes de salir a la sociedad nuevamente, todo muy entrecomillas. Cuando ustedes entran a un penal, obviamente no dejan afuera su sensibilidad social, ¿cómo es la vida diaria en un lugar así, sabiendo que uno está preso por su accionar político y cómo es la convivencia con el resto de los privados de libertad?

FE: Sería muy interesante que pudieras hablar, cosa que no vas a poder, con la población penal. Acá tipo seis, siete de la tarde, es la hora del mate. No es que hay un horario, pero más o menos a esa hora nos sentamos acá en la galería, y van viniendo los distintos compañeros y las personas que están acá detenidas. Lo que sí marcamos una diferencia con femicidas, violadores, asesinos, con ese tipo de gente no tenemos ningún tipo de relación, ni permitimos que estén alojados cerca nuestro; pero con otra gente hemos podido además desarrollar un trabajo, primero de conseguir algunos recursos mínimos de los que se llaman beneficios, pero que en realidad son derechos, aportar a organizar, ayudar a orientar en cuanto a qué cosas tienen derecho y a cuáles no. Después hay muchas familias, mucha gente sola, desprotegida, sin abogados o con abogados oficiales que no les dan pelota, otros que sí, o gente en muy mala situación económica, que después de diez, quince años en cana salen a la calle sin nada y les hemos conseguido algunos subsidios para la familia; gente que estaba indocumentada y los orientamos con los compañeros de afuera respecto a cómo documentarse y acceder a algunas políticas públicas; hemos conseguido casillas para gente que no tenía dónde vivir. Nosotros con la población de acá tenemos una relación más que buena, de respeto, y además planteándole que no hay nada que agradecer porque son derechos que ellos tienen. El derecho a acceder a una política pública no nos lo tienen que agradecer a nosotros más allá de las gestiones, sino que son derechos que tienen y que muchas veces desconocen, y el Estado muchas veces está ausente en algunos sectores. Para este caso en particular no tiene políticas de integración, contención, no hay políticas para los sectores que han sido criminalizados.

Para un preso político la solución es política

—FT: Para la justicia esta causa es un tema ya resuelto. Es decir que lo único que puede cambiar esta cuestión es una decisión política: o les conmutan la pena o les conceden un indulto presidencial, ¿ven probable alguna de estas posibilidades?

FE: Sin ánimo de corregir, pero la justicia es otra cosa, y es en lo que estamos involucrados todos en construir. El poder judicial es el que tiene todo esto resuelto. Lo que queda es una resolución política que en principio no es posible, si uno mira una foto congelada de la Argentina aparentemente no sería posible. Es una decisión muy sencilla, es una firma de un decreto que devuelve la libertad a compañeros que además han sido, desde el punto de vista de la formalidad del poder judicial, alevosamente condenados, en esto estamos laburando también con gente del CELS, para hacer una presentación ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero lo posible o lo imposible es esto de la militancia, soñemos lo imposible. Nosotros somos militantes, tenemos optimismo histórico, entonces todo es posible. Nosotros salimos en libertad en la prisión anterior después de una huelga de hambre de cuarenta y tres días. Una huelga de hambre de verdad, no como la que hace algún dirigente, con migas en la barba, que hace huelga de hambre cada diez días, no, la nuestra era de verdad, estábamos a base de mate y té solamente, perdimos masa muscular, se deterioró bastante nuestra salud y todavía tenemos secuelas, pero nosotros creemos que con la lucha popular, con un proceso de visibilización, de compromiso y con peleas que daremos nosotros también acá adentro, tenemos que lograr empujar esa decisión política. Si creyéramos en que no va a ser posible, estaríamos en un pozo, y hoy estamos con la moral alta, entendiendo que estamos con nuestro cuerpo cumpliendo un rol si se quiere de denuncia respecto a cómo son las estructuras de poder en la Argentina. No es un lugar que elegimos, pero es el que nos tocó y lo llevamos con estoicismo y con la dignidad y la fortaleza de que nuestros compañeros son camiones, están a full. Y cuando decimos nuestros compañeros no hablamos solo de nuestra organización sino los compañeros, la gente que conocemos, ustedes, Alfredo Grande, gente que sabemos que son compañeros  más allá de enrolamientos militantes porque están en un compromiso, y creemos que es posible. Hay mucho por hacer, hay que construir una gran corriente de opinión, de intención, que pueda mover las manos para que firmen los que tienen que firmar, que es una decisión política mucho más inofensiva que algunas decisiones políticas que se toman, como devaluaciones o acuerdos. Es una decisión más sencilla de tomar pero para la que hay que construir la intención política y en esa pelea estamos.

Al finalizar la entrevista, quizá sabiendo que si nos habíamos olvidado de preguntar algo en la entrevista no íbamos a poder hacer lo que en otras ocasiones, un llamado telefónico y se aclara la falta, les propusimos a Lescano y Esteche que se quedaran con la última palabra. Boli Lescano agradeció: “con la ayuda de ustedes y otros compañeros vamos a lograr el fruto que nos hemos trazado de volver a lograr la libertad”. Esteche aprovechó para hacer un juego con el nombre de nuestra radio: “nosotros obviamente no tenemos pretensiones ni de lejos de vanguardia, ni de vanguardismo, pero sí entendemos que en La Retaguardia tenemos un refugio y un lugar que los va a obligar ahora a ustedes moverse y ponerse en un lugar de batalla, estar más al frente, si bien ustedes vienen haciendo esa pelea desde siempre, pero en este caso particular les agradecemos la visita. Nos ha tocado ir a visitar a distintos presos políticos y venir a una cárcel no está bueno, ni como visita, así que agradecemos el esfuerzo y que nos permitan el micrófono, el aire, poder hacer más visible nuestra situación, y enviar un mensaje de fortaleza de que nosotros estamos acá obviamente en prisión pero estamos convencidos del rumbo por el que tiene que seguir nuestro pueblo, así que desde ahí estamos con esa tranquilidad”.

Continuamos charlando otro rato, ya con el grabador apagado. Fue difícil encontrar la manera de cerrar, de despedirse quién sabe hasta cuando. Esteche volvió a agradecer la visita y, seguramente olfateando la dificultad del cierre, dijo: “bueno, vamos porque te van a dejar adentro”. Los tres sonreímos. Salimos de la oficina y caminamos hacia la salida. Llegamos hasta la barrera, nos saludamos, y me fui sin mirar atrás. Cuando uno se sube al auto al salir de la casa de alguien, toca bocina y vuelve a saludar. Pero no estábamos en la casa de Esteche o de Lescano. No pude, no quise. Solo subí al auto tarareando Si esta cárcel sigue así, todo preso es político… y empecé a pensar esta nota.

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