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El pasaporte falso de Licio Gelli que se hizo en la ESMA

Escrito por el marzo 11, 2015


Algunos de los documentos
falsificados en la ESMA.

(Por La Retaguardia) A partir de una nota que el periodista italiano Filippo Fiorini se encuentra realizando para un sitio italiano de noticias latinoamericanas, sobre las conexiones argentinas de Licio Gelli, líder de la logia P-2 (Propaganda Due), Víctor Basterra recordó que cuando estaba secuestrado en la ESMA y, en el marco del trabajo esclavo al que era sometido, lo obligaron a falsificar varios pasaportes con la foto de Gelli. En el programa Oral y Público, que emite Radio La Retaguardia, repasamos esa historia con Basterra y Fiorini.


“Licio Gelli nació en 1919, sigue vivo y es uno de los personajes más nefastos seguramente que unen la historia de dos pueblos hermanos como son el italiano y el argentino”. De esta manera describió el periodista italiano Filippo Fiorini a quien fuera líder de la P-2 (Propaganda Due).
“Él estuvo traficando oro, dinero, poder, influencias entre Argentina e Italia –continuó–; salió de Italia como un militante armado de las milicias fascistas durante la última parte de la guerra, cubriendo distintos roles en el gobierno de la dictadura de Benito Mussolini. Luego, cuando la dictadura cayó, él se pasó de bando, de alguna forma y como siempre supo hacer, y logró mantener y agrandar su poder llegando a lo que al día de hoy podemos definir como un personaje oscuro que estuvo presente a lo largo de los últimos 50 años de historia de Italia, y que siempre tiró las piolas de los títeres del poder a su propio interés, frenando en muchos casos el surgir de instancias que eran democráticas y opuestas a sus fines, y llegando hasta situaciones muy graves como la de ser involucrado en los peores de los atentados terroristas de la historia italiana”.

Gelli y Argentina

En relación a su accionar en Argentina, Fiorini explicó que fue mano derecha de los jerarcas de la dictadura militar: “en la lista de los inscriptos a la logia masónica P-2 estaban Massera, Suárez Mason, Viola… Hay una correspondencia entre Licio Gelli y Massera a pocos días del 24 de marzo, donde Gelli felicita a Massera por haber logrado el golpe de Estado militar, y por como todo había ido según los planes de control de la sociedad que ellos habían estado armando unas pocas semanas antes”.
Según señaló el periodista italiano, el interés por el paso de Gelli por Argentina surge ante su situación actual: “está con arresto domiciliario por una condena de bancarrota de dos bancos. Una de las dos condenas es el Banco Ambrosiano, y la otra tiene que ver con el juez norteamericano Thomas Griesa y es la bancarrota del Banco Franklin, una de las más grandes de la historia reciente de Estados Unidos y realizada entre los accionistas de ese banco; y ahora responde penalmente por el dinero que intentaron esconder al fisco y a los impuestos en estos dos casos”.

Los cuatro pasaportes falsos para Gelli

Mucho antes de los camiones de Randazzo, durante su secuestro en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionaba en el predio de la ESMA, Víctor Basterra fue sometido a trabajo esclavo. En el caso de Licio Gelli el rol que le obligaron a jugar “en ese ajedrez fantasmagórico y terrible”, tal como él mismo describió, fue el de falsificar el pasaporte, aprovechando su oficio y gran talento como gráfico.

Lisandro Cubas estuvo secuestrado y
este credencial falsa lo muestra como
periodista de Confirmado.

“Trajeron una foto de alguien desconocido, venían de a tres a pedirlo con caras muy serias y como diciéndome ‘ni se te ocurra hablar nada’, algo que me despertó las sospechas, además me había resultado conocido el rostro, era una persona con bigote, pero el corte de cara, me daba la sensación de que le estaba haciendo el pasaporte a Licio Gelli, porque yo había leído el libro ¿Por voluntad de Dios? (de David Yallop), donde está el tema de la muerte de Juan Pablo I en la que estaban involucrados Roberto Calvi, Licio Gelli y todos lo de la logia masónica, a la que siempre consideré una logia mafiosa, y ahí se me aclararon los tantos. Era un pasaporte argentino para un argentino naturalizado, de origen italiano, con otros nombres. En total le hice cuatro”.

Juez y parte

Uno de ellos fue el pasaporte con el que finalmente encontraron a Gelli en Uruguay, país donde estaba escondido. Sin embargo, esta función que le obligaron cumplir a Basterra, lo llevó ante la justicia, ya que años más tarde el juez Néstor Blondi lo imputó por falsificación: “en aquel momento se estaba desprendiendo la justicia militar del rol que había tenido, entonces los oficiales de la Armada acusaban que el falsificador era un civil, y ese civil era yo, entonces el juez Blondi me imputó. Me mostró el pasaporte y me dijo ‘esto está firmado por usted’, y sí, era mi letra, yo le dije que hiciera un peritaje caligráfico y se iban a dar cuenta de que era mi letra. Este juez fue tan cómplice que después, cuando su juzgado lo dejó de lado, como abogado pasó a ser el defensor de Horacio Pedro Estrada, involucrado en el tráfico de armas a Croacia y a Ecuador. El juez Blondi era su abogado, y uno de los que había dado la orden de hacer los pasaportes era Horacio Pedro Estrada, a quien después suicidaron…”, relató Basterra, quién aun en su obsesión (la de todos los sobrevivientes que dan testimonio) de precisar las fechas, ubica la causa aproximadamente en el año 1987.

Como los nazis

Al ser consultado acerca de lo que implica para él como italiano la historia vivida por Víctor en la ESMA, Filippo Fiorini reflexionó: “me lleva directamente a lo que fue el nazismo y el fascismo en Italia. Son esquemas que se repitieron a lo largo de la historia a través de los siglos, pero si yo tengo que contar haciendo a la memoria histórica de mi pueblo y mi nación, lo que Víctor cuenta bien pudo haber pasado en cualquiera de las cárceles políticas del gobierno fascista en Italia, y que la gente como Gelli trató todo el tiempo de que volviera a instaurarse, mientras que nuestras endeble, débil democracia italiana luchaba para fortalecerse”.

La foto de la secuestrada Labayrú,
pero con un nombre falso.

El trabajo esclavo en la ESMA incluía la falsificación de documentos. Entre los que pueden verse en las fotos que ilustra esta nota aparece, por ejemplo, la secuestrada Silvia Labayrú, la joven que fue obligada a asistir a las reuniones de la Madres junto a Astiz, durante la infiltración que terminó con el grupo de los 12 desaparecidos. Los documentos llevan la foto de Silvia Labayrú sobre el color rosa que tenían las cédulas de identidad para las mujeres. Pero los nombres de esos documentos eran falsos.
Las fotos que fue sacando Basterra en sus salidas antes del regreso de la democracia justamente eran utilizadas para ese tipo de falsificaciones. Luego tuvieron una finalidad mucho más saludable: ponerle cara a los genocidas de la ESMA para juzgarlos, primero socialmente, luego condenándolos a vivir en prisión.

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