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Alberto Morlachetti, con ternura seguirá venciendo

Escrito por el abril 21, 2015


(Por Alfredo Grande para La Retaguardia) No deja espacios vacíos. Su ternura, con la que nunca dejó de asegurarse la victoria, no deja hendija sin cubrir. Su obra es haber podido construir lo que yo denomino “Cultura no represora”. Maestro porque enseñó con su palabra y con su ejemplo, nunca disociados. Hacía lo que decía y decía lo que hacía. Maestro porque nunca dejó de ser alumno de esos niños a los que les descongeló el alma. Alumno, porque nunca perdió la capacidad de aprender y entonces nunca perdió la capacidad de enseñar. Amigo, porque podría criticarte de frente y con dureza; pero luego te enterabas de que, con dulzura, te elogiaba a tus espaldas. Amigo, pero no cómplice. Por eso soportó traiciones. Porque los 30 dineros siguen cotizando en la bolsa de los rencores y las envidias. Compañero, porque siempre estaba al lado, bien cerca, apenas adelante, de los que supimos que su causa era nuestra causa. El Hambre Es Un Crimen, grito desgarrado que no ha podido conmover a los sordos por naturaleza. Odiaba a los burócratas de escritorios estériles y sillas calientes. Acompañaba siempre a los que perdieron el don de llorar los dolores ajenos.
Alberto es mi maestro, mi amigo, mi compañero.
Con ternurua venceremos, nos enseñó para siempre.
Y con esa misma ternura, seguirá venciendo.
Hasta la ternura siempre, siempre, siempre…

Foto: Agencia Pelota de Trapo

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Opiniones
  1. la retaguardia   /   abril 21, 2015, (7:38 pm)

    Compartirmos unas líneas de Silvia Lizaso que ella no pudo publicar.

    La noticia duele. Muchos descansábamos en la esperanza que brotaba de su existencia. Saberlo ahí, haciendo y deshaciendo, como un leño que alimenta el fuego y da calor… Lo traté poco. Lo conocí a través de Lito Neuman y desde entonces lo sentí alguien indispensable. Hace unos años le llevé un juguete de niño, para él, sólo para él (aunque conociéndolo…). Era un camión de madera con colores de infancia, para su infancia y por todas las infancias que reconstruyó y albergó con su infinito amor por los niños. Un abrazo fuerte y profundo a todos sus seres queridos y cercanos. Por suerte han existido y seguirán existiendo seres humanos imprescindibles e irremplazables. No sólo las utopías nos sirven para caminar… hay ausencias que nos impulsan a recorrer el camino para volver a encontrarlos.
    Un abrazo
    Silvia Lizaso

  2. la retaguardia   /   abril 21, 2015, (7:59 pm)

    Compartirmos unas líneas de Silvia Lizaso que ella no pudo publicar.

    La noticia duele. Muchos descansábamos en la esperanza que brotaba de su existencia. Saberlo ahí, haciendo y deshaciendo, como un leño que alimenta el fuego y da calor… Lo traté poco. Lo conocí a través de Lito Neuman y desde entonces lo sentí alguien indispensable. Hace unos años le llevé un juguete de niño, para él, sólo para él (aunque conociéndolo…). Era un camión de madera con colores de infancia, para su infancia y por todas las infancias que reconstruyó y albergó con su infinito amor por los niños. Un abrazo fuerte y profundo a todos sus seres queridos y cercanos. Por suerte han existido y seguirán existiendo seres humanos imprescindibles e irremplazables. No sólo las utopías nos sirven para caminar… hay ausencias que nos impulsan a recorrer el camino para volver a encontrarlos.
    Un abrazo
    Silvia Lizaso

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