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Gabriel Blanco, el antecedente de Luciano Arruga

Escrito por el mayo 15, 2015


(Por La Retaguardia) Pablo Pimentel y la APDH La Matanza están acusados de extorsión por el supuesto armado de una causa en la muerte de Gabriel Blanco, ocurrida en una comisaría de San Carlos en marzo de 2007. Hablamos con el papá de Gabriel, Teófilo, quien nos contó que su hijo de 21 años había sido presionado por la policía para robar para ellos… como Luciano Arruga. Dicen que se suicidó en la comisaría, pero le faltaban piezas dentales y estaba muy golpeado. El lunes 18 de mayo se hará una movilización, a partir de las 17, que partirá de la Rotonda de San Justo (Ruta 3 y Camino de Cintura) y se dirigirá hasta los Tribunales de San Justo (Monseñor Marcon -ex Pichincha- y Varela). Será contra la impunidad, para denunciar la causa armada contra el organismo y exigir Justicia para Gabriel.

“Esto empezó un año y pico antes de la muerte de mi hijo, cuando él andaba un poco… se drogaba, pero después quería salir y justo en eso aparecieron en el barrio Alexis y Marcelo, que trabajan para la APDH, y empezaron a trabajar con los chicos para salir de la adicción. Mi hijo estaba con ellos. Le iba bastante bien, ya había empezado a trabajar, tenía un chiquito, así que estaba contento. Estaba trabajando en San Justo. Ellos lo perseguían, no lo dejaban tranquilo, cuando salía de la casa para ir a trabajar lo esperaban en una calle que era de tierra, él llevaba la mochila, la ropa de trabajo y algo para comer en el trabajo y ellos le tiraban todo al piso, le decían que si no trabajaba para ellos él iba a desaparecer”, relató Teófilo Blanco, el papá de Gabriel.
Ellos a los que hace referencia Teófilo son policías bonaerenses. “Ellos prometieron que lo iban a desaparecer y cumplieron”, será una frase que Teófilo repetirá varias veces durante la entrevista con La Retaguardia.
“La policía lo maltrataba, donde lo encontraba le tiraba todas las cosas que llevaba, porque siempre lo esperaban a la hora en que él iba a trabajar. Hasta que le dijeron que la próxima vez que lo agarraran lo iban a hacer desaparecer. Él (Gabriel) me dijo que la policía le pidió que trabaje para ellos, y yo le dije ‘mirá, mi hijo, cualquier cosa menos trabajar para la policía, porque el día que vos no le sirvas más a ellos, te van a meter un tiro y vas a aparecer muerto’, eso fue lo que le dije. Él me dijo ‘pa, ellos me van a hacer desaparecer’. Yo pensé que no iban a llegar a tanto, pero hicieron lo que prometieron”, continuó el papá de Gabriel.
Su hijo al igual que muchos jóvenes humildes era hostigado permanentemente por la policía para que robara para ellos. Negarse podía equivaler a la muerte, tal como le pasó a Luciano Arruga. Es imposible escuchar el relato de Teófilo sin asociarlo con el de los familiares de Luciano. “Yo estoy siguiendo el caso de Luciano Arruga, estuvimos presentes en el juicio en apoyo a la familia, la hermana, la madre, yo sé lo que duele perder un hijo de esa forma, por la policía”, aseguró Blanco.

Hacer desaparecer

En diálogo con La Retaguardia, con una voz suave, segura y triste, Teófilo contó detalladamente cómo fue el último día en que vio con vida a su hijo: “mi hija estaba en el (Hospital) Durand y llegaba como a las 5 de la tarde a la casa, a eso de las 3 él me dice que salía a comprar algo, con su señora y el chiquito, entonces yo le di 30 pesos, no tenía más, y le dije que le trajera algo a la hermana y le pedí que pasara por la casa de mi otra hija y trajera a mi nieta, que tenía en ese momento unos 15 años. Hicieron la compra y venían de vuelta por Marconi, y en Juan B. Justo quedó la señora y el chiquito, y él se fue esas 3 cuadras hasta la casa de la hermana. Cuando llegó a la casa de mi nieta la policía le cruzó la camioneta, lo detuvieron ahí, lo pusieron contra la camioneta y le empezaron a golpear. Lo golpearon tanto que mi nieta salió y les pidió por favor que pararan, lo levantaron, lo esposaron, lo llevaron, según ellos, a la Rotonda de San Justo donde está la policía científica. Mi nieta corrió a casa, le avisó a mi nuera que habían detenido a Gabi, y que lo llevaron preso y entonces ella se fue a la comisaría de San Carlos y ahí estuvo esperando. A las 7 y algo lo trajeron, y ya le habían envuelto la cara con la camiseta de River que él tenía. Él pidió hablar con la mujer y quería ver al chiquito porque él sabía que lo iban a matar, porque ellos le prometieron que si lo agarraban lo iban a hacer desaparecer. Él gritaba en el calabozo que quería ver a la mujer y al chiquito, y mi nuera le pidió a la mujer policía que estaba en la guardia que la dejara pasar para hablar con él, para que se tranquilice. Pero le dijeron que se vaya a su casa, que ellos sabían cómo controlarlo. Entonces mi nuera vino y él se quedó a los gritos ahí”.
Alrededor de las 4 de la mañana, un patrullero fue hasta la vivienda de la familia Blanco, ubicada en el Barrio “La Borward” de Isidro Casanova. Los efectivos les informaron que Gabriel se había suicidado en su calabozo: “yo no estaba, en esa época estaba trabajando de remisero a la noche. Cuando yo me entero me voy directamente a la comisaría, y le dije al comisario que me atendió que habían matado a mi hijo, porque ellos prometieron que le iban a hacer desaparecer, y cumplieron. Esa mañana fui a la fiscalía, a las 8 de la mañana la doctora Ochoa me toma la declaración y después me pregunta qué es lo que yo pienso hacer y le digo que lo que quiero es el cuerpo de mi hijo, que me entreguen el cuerpo de mi hijo. Me dijo que espere ahí y estuve ahí hasta las 4 y pico de la tarde, hasta que apareció la doctora Ochoa y me dijo que me fuera a mi casa porque el cuerpo estaba ahí”.
Tras la espera en la fiscalía, Teófilo volvió a su casa, donde velaron a Gabriel: “estaban todos los vecinos, estaban Alexis y Marcelo de la APDH. Primero es como que no nos damos cuenta de lo que estaba pasando, después le abrimos la boca y vimos que le faltaban los dientes, ahí empezamos a mirar cómo ellos le pegaron la mortaja al cuerpo para que no se notaran los golpes que tenía. Entonces le empezamos a despegar la mortaja y empezamos a ver todo lo que le hicieron. Tenía rota la cabeza, parte de la mandíbula, golpes por todos lados, moretones por todos lados, lo dimos vuelta y la parte de la espalda estaba llena de tierra, para mí a él lo mataron en el piso, él no se colgó, por el polvo que tenía en la espalda”.
Al día siguiente, Pablo Pimentel de la APDH La Matanza fue hasta la comisaría de San Carlos a preguntarle a los otros detenidos qué habían visto o escuchado: “unos cuantos le dijeron que escucharon cómo él gritaba y pedía que no lo golpeen más, que lo iban a matar. Otros dos chicos dijeron que no escucharon porque estaban dormidos, eso fue lo que declararon. Yo estaba seguro que ellos lo habían matado y eso se comprobó cuando se hizo la reconstrucción del hecho. Los policías no se pusieron de acuerdo para mentir”.
En las pericias posteriores se determinó además que el cable con el que se habría colgado Gabriel no podía soportar el peso de su cuerpo: “el juez pidió que se haga la prueba del cable en La Plata, nosotros fuimos, Don Pablo nos llevó a mí y a mi señora, y el máximo que alcanzó el cable fue un poco más de 50 kilos, y mi hijo era de 1,83 metros, pesaba como 80 kilos. Yo pienso que, como le dije a la doctora Ochoa, si él se colgó con 80 kilos más el tirón que se da, ese cable tiene que soportar más o menos unos 120 kilos y ese cable era muy fino. Además esa comisaría tiene como 40 años, los cables de instalación de la comisaría son viejísimos y ese cable era nuevo”, describió Blanco.

Impunidad

La familia Blanco continúa viviendo en la misma casa del Barrio “La Borward”. Hasta allí se acercaron en más de una oportunidad policías bonaerenses a intimidarlos: “al principio vinieron a querer asustarme, pero no es fácil, yo en ese momento estaba con el dolor de la pérdida de mi hijo y me daba lo mismo si ellos me mataban, igual hicimos la denuncia. Después apareció una camioneta con dos policías, vinieron a decir que traían una citación para mi hijo, porque son caraduras, sabiendo que mi hijo estaba muerto desde hacía más de un año aparecieron diciendo que traían una citación para Gabriel Blanco. Ellos vinieron un domingo, enfrente de mi casa había una cancha y se hacían los campeonatos, entonces había muchos vecinos mirando, y se fueron. Al poco tiempo apareció otra camioneta con uno que dijo ser oficial y bajó con un expediente, preguntó por la casa de Gabriel Blanco, le dije que yo era el padre y le hice pasar porque yo vivo al fondo, le pregunté qué era lo que buscaba y me dijo que tenía los expedientes de Gabriel y que necesitaba hablar con él. Entonces le dije que se estaba burlando de mí, que ellos sabían bien que mi hijo estaba muerto y qué hacían ellos con el expediente de mi hijo, entonces llamé a Don Pablo y él llamó al comisario para denunciarle que el oficial apareció en mi casa con el expediente de mi hijo”.

Causa armada contra Don Pablo

Los abogados defensores del subcomisario Rubén Darío Suárez, el suboficial Ariel Emiliano Gómez y el oficial Pablo Balbuena, los 3 policías detenidos por el crimen de Gabriel Blanco que podrían ir a juicio antes de fin de año, le iniciaron una causa por extorsión a Pablo Pimentel, Don Pablo, tal como lo llama Teófilo.
“¿Qué sentís cuando escuchas que Don Pablo está siendo perseguido por la justicia?”, le preguntó La Retaguardia a Teófilo, quien respondió: “él está siendo perseguido por el asesinato de mi hijo, porque cuando se hizo la re-autopsia en Lomas de Zamora, el perito forense que estaba de parte nuestra, Don Linares, cuando salió me dijo ‘Blanco, esto fue un asesinato, esto es tortura seguida de muerte’. Esto se comprobó con todas las pruebas que se entregaron a la fiscalía. Los testigos contaron cómo pedía que no lo golpeen y otros chicos dijeron que no escucharon porque estaban dormidos, esos chicos son los que declararon que Don Pablo les dijo que si declaraban en contra de los policías le iban a alivianar la causa o algo así, ese es el problema que tiene hoy Don Pablo”.
Este lunes 18 de mayo se realizará una marcha para exigir justicia por Gabriel y pedir el cierre de la causa armada contra Pimentel. Teófilo confirmó su asistencia: “seguro que vamos a estar. Para lo que me necesiten yo voy a estar ahí presente, sea a la hora que sea. Gracias a la APDH, a Don Pablo, Don Alejandro y toda esa gente que trabaja con ellos, pude demostrar que a mi hijo lo mató la policía porque si yo estuviera solo no sé si podría haber hecho algo, porque si uno no tiene en qué o quién apoyarse, con la policía está perdido”.
“No vamos a permitir el agravio a un organismo de más de 30 años de trayectoria, ni a nuestros compañeros, que dedican su tiempo y esfuerzo militante en acompañar casos donde los derechos de una persona fueron vulnerados. El caso de Gabriel Blanco se encuentra en manos del Poder Judicial y es justamente allí donde se debe determinar quiénes fueron los responsables de su muerte. La APDH no detenta más poder que el poder popular y el poder de las ideas en pos de la verdad y la justicia”, señala la convocatoria a la movilización del lunes en San Justo, a la que adhieren decenas de organizaciones. Allí estará Teófilo Blanco con su familia, dispuesto a solidarizarse con Don Pablo y todos los integrantes de la APDH La Matanza, que fueron quienes desde un primer momento lo acompañaron y apoyaron para demostrar que a su hijo Gabriel lo mató la policía.

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