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Reconocimiento a Norita –Parte I– La Heroína

Escrito por el noviembre 21, 2015


Durante la jornada en homenaje a Nora Cortiñas, que se realizó en la Biblioteca Nacional y que contó con una transmisión especial de Radio La Retaguardia (junto a los programas Otras Voces Otras Propuestas y Tengo Una idea, se escucharon muchas historias, graciosas y dolorosas, que permitieron recorrer los casi 39 años de lucha incansable. A continuación repasamos las palabras de Osvaldo Bayer, Ana Careaga, Margarita Noia, Nahir Amuedo, entre muchos otros, en una primera entrega de testimonios. (Por La Retaguardia)

Fotos: Luis Angió
La consigna que eligió Nora para su acto de re-conocimiento, como lo llamó ella, fue que cada persona que tomara la palabra contara cómo y dónde se habían conocido. La integrante de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora eligió que Osvaldo Bayer sea el primero en hablar: “nos conocimos en Alemania, es increíble… en plena dictadura las Madres salieron al exterior a denunciar lo que estaba ocurriendo con sus hijos y llegaron a Alemania, y había ofrecido mi pobre departamento en el barrio reo de Kreutzberg, por si ellas querían entrar. Por supuesto rechazaron todos los demás y entraron a mi pobre departamento. Allí nos conocimos y allí pudimos tener largas charlas; allí me pintaron realmente lo que era la dictadura militar, lo que era el sistema de desaparición de personas. ¡Qué fuerza estas mujeres!, impresionante hacer ese viaje y contar sobre sus hijos, me emocionaron tanto que desde ahí yo tomé el camino de ellas y las apoyé en todo lo que pude. El recuerdo de Nora Cortiñas va a quedar para siempre, una heroína del pueblo, una mujer increíble”.

Mayúsculas Madres

Durante el acto, Ana María Careaga escribió y leyó un texto dedicado a Norita, quien es prácticamente su mamá postiza tras el secuestro y desaparición de su madre, Esther Ballestrino, secuestrada en la Iglesia de la Santa Cruz.

“Pasa como una ráfaga con sus pasitos cortos y rápidos, ‘me tengo que ir, me tengo que ir’, ‘¿a dónde vas, Nora?’Allí donde la necesiten va, en cada lugar donde haya alguien que sufra, ella está, como siguiendo el precepto del Che: ‘sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo’.
De ser la costurera con su taller al fondo de la casa, se convirtió en la costurerita que dio otros pasos, pasito a pasito, y ahí va por la vida superando heridas, tejiendo sueños, contrarrestando ausencias, estrechando lazos y llevando con su ética y su dignidad una palabra solidaria a la injusticia de la sin razón.
Las Madres se dicen paridas por sus hijos. ‘¿A vos quién te falta?’, se preguntaban cuando se cruzaban en las colas de comisarías, cárceles, cuarteles, ministerios, ‘¿a vos quién te falta?’, a Norita le falta Gustavo, nos falta Gustavo, a todos nos falta Gustavo, a la sociedad le falta Gustavo y desde esa falta, desde ese agujero profundo de la ausencia, salió al ruedo. Muchas veces sintió que nada alcanzaba, ante lo infructuoso de esa búsqueda en esa pérdida irreparable por ese hijo que no iba a volver, pero siguió igual. Muchas veces sintió que al convertirse en Madre de Gustavo, con mayúsculas, descuidaba a Marcelo, a sus nietos. No hay manuales de cómo ser madre, padre, abuela, abuelo, son afectos, son construcciones, son funciones incompletas, pero se inventan desde los sentires más hondos y originarios, vos sos todo eso, Norita… ‘Sí, pero siempre pienso que no pude jugar con mi nieta Lucía con los collares como hubiera querido’. ‘¿Me prestás tu collar?’, le dijo a Norita Julieta, su bisnieta, hija del hijo de su hijo Gustavo, ‘¿Cuál collar?’ le preguntó su bisabuela, ‘Ese que llevás siempre colgando en el cuello’. Y Nora le dio a Julieta la foto de su abuelo Gustavo, padre de su padre Damián, esa que colgaba sobre su pecho en las vueltas sin fin de la Plaza, en las vueltas de tu vida, Nora.
Árboles genealógicos agujereados por el horror que las Madres como Norita llenaron de contenido, de historia, dándole a la figura de la desaparición la magnitud que los personeros de la muerte pretendieron ocultar. No te culpes Norita, en todo caso las madres son siempre culpables por definición; ustedes supieron hacer con la función materna, inventaron las Madres con M mayúscula, mayúsculas Madres, eso son.
Nora me dijo: ‘tenés que decir cuándo nos conocimos’. No sé cuándo nos conocimos Norita, ¿no estás desde siempre vos ahí? Te juzgo tan eterna como el agua y el aire, como Borges juzgaba a Buenos Aires. No sé cuándo fue, seguramente en algún cruce de mi búsqueda también eterna de Madres. Sí, Norita, andaba buscando Madres por ahí y me crucé con una ráfaga, chiquita y enorme, cómo anda Nora, por ejemplo, juntando gente: ‘¿no vas a la Plaza?, tenés que ir a la Plaza, vengan a la Plaza’, ordena, sugiere, conmina, y da cátedra, baja línea; hace girar la perinola y le explica a sus alumnos de Ciencias Económicas lo que quiere decir ‘todos ponen, todos toman’, los preceptos básicos de la economía política.
Se escucha por ahí: ‘esta Nora no para o está mejor que todos nosotros juntos’, y ella sigue, pasa como un trompo y nos deja girando, llega a un acto, la invitan a hablar, ‘ah, no, yo no vine preparada para hablar’, dice, Norita: vos no estás preparada para no hablar.
Otra anécdota, salimos de un acto aniversario de Familiares. ‘Chau Nora, yo me voy’, ‘no, pará, pará, vamos un minutito a Los Inmortales a verlo a Carli (Slepoy) que está ahí’, vamos, ‘bueno, Nora, yo me voy’, ‘no, para, para, que hay un locro por Cuba’, ‘pero Nora ¡es la una de la mañana!’, ‘dale, dale, vamos’, y sigue andando, corriendo, trotando, dando saltitos de un lado para otro, de cada cual según su capacidad y a cada cual según su necesidad práctica. Norita va buscando y construyendo victorias, por eso cuando se despide dice ‘Hasta la victoria, hasta la próxima victoria donde vaya, siempre’.
‘Bueno, Norita, yo me voy’, ‘no, pará, pará’, ‘no, Norita, hoy 17 de noviembre, día de la militancia, tu día, el día de tu hijo, es el cumpleaños de mi hijo’, ‘ah, cierto, Pablito, lo tengo que llamar, tengo que darle además un andador para tu nieto, que va a tener 15 años y no se lo voy a dar, ¿se sigue usando andador?, tengo que ir a ver a los chicos, tengo que ir a saludar a Esther, ¿dónde está tu hermana?’. Y cuando arma varios compromisos a la vez, que también sucede mucho, también tiene una solución, ‘bueno, Nora, yo me voy’, ‘bueno, querida, Dios proverá’, ‘Sí, Norita, será justicia’”.

La mirada del juez

El juez Daniel Obligado integra actualmente el tribunal que se encuentra juzgando el tercer tramo de la Megacausa ESMA. Como era de esperar, conoció a Nora en el marco de un juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio que funcionó en el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada.

-Daniel Obligado: Lamento decir para los demás concurrentes que ella tiene asistencia perfecta. Se ha llevado la medalla de oro, no ha faltado nunca, ha estado siempre.

-Nora: Nos dormimos por turnos en los juicios. Él me dice ‘Norita te vi dormida’, y yo le digo ‘cuando yo me desperté, te vi dormido’.

-Daniel: Pero esas son intimidades que no se cuentan. En tren de contar anécdotas, me voy a permitir compartir con ustedes una. A mí me tocó la sentencia de la primera Megacausa ESMA, que leímos allá por octubre de 2011, quiere la ley que el juez que haya dictado sentencia sea quien la lea, y siempre detrás de una historia, si es que esto es una historia, hay otra historia, y yo durante la lectura de la sentencia miraba a una sola persona y esa persona era Nora Cortiñas. Esa sentencia tiene mucho que ver con Nora.

El empujón

Margarita Noia integra Hermanos, pero además es hija de Josefina García de Noia, “La Pepa”, que falleció el 31 de agosto pasado. Pepa fue una de las 14 Madres que realizó la primera ronda en Plaza de Mayo el 30 de abril de 1977.
Al momento de hablar, mencionó la amistad que se forjó durante más de 38 años entre su mamá y Norita, y se refirió en particular a su recuerdo especial con la homenajeada: “era octubre de 1977, hacía un año ya que había desaparecido mi hermana, y yo estaba pasando un momento muy malo y Nora me dio el empujón más grande de mi vida, y se lo voy a agradecer siempre. Y además está siempre conmigo, estuvo al lado de mi vieja hasta el último día. Vos sabés que hasta cuando estaba muy mal te veía y la sonrisa le iba de oreja a oreja, mi vieja te adoraba Nora y siempre te consideró lo más y yo también, y por eso cada vez que tengo un problema ¿a quién llamo?, a Nora. ‘Nora, me pasa esto, Nora, me hacen lo otro’. Gracias Nora por estar siempre”.

Las Troskitas

MIrta habla, Norita la mira.

Mirta Baravalle, integrantes ambas de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.
También hizo uso de la palabra una compañera de ruta inseparable de Norita:

-Mirta: Son tantas cosas… tantas veces que te encontré, que nos peleábamos, discutíamos, en el proceso de todas estas décadas que hemos pasado, en esta búsqueda de querer saber qué pasó con cada uno de nuestros hijos e hijas. Cuando comenzamos la ronda en la Plaza, yo no estoy muy segura de haberla individualizado a Nora en su conjunto, porque todas las Madres para mi estaban ahí siempre, todas las Madres, pero sí en el momento en que la veo cantidad de veces en las que siempre llamaba el hecho y la vista y la mirada hacia ella porque algo había que era como que…

-Nora: una atracción fatal… 

-Mirta: Impulsaba a que de alguna manera le prestáramos atención, pero en mi búsqueda, en mi lucha, yo he estado desde luego con Abuelas de Plaza de Mayo, y tenía un trabajo en el que me abocaba a la búsqueda de los nietos, pero también siempre acompañando a Madres en todas sus actividades afuera de la comisión y de la sede, y siempre estaba Nora, siempre. Desde luego que la veo y me acuerdo de María del Rosario (Cerruti) que son las Madres que están en mi presencia, y con vos que quizás no sé si te acuerdas, cuántas veces en oficinas de esos personajes que íbamos a exigirles, a querer saber, estabas vos como Madre y yo representando a Abuelas, hay cantidad de fotos que estamos. Y yo a través de los años, por las circunstancias que han pasado, lamentablemente, me reencuentro en ese seguimiento, en esa lucha y búsqueda de verdad y justicia con Nora que para mí es como si fuera yo, porque habla y yo ya estoy tranquila porque ella desarrolla todo un argumento y toda una claridad y yo me quedo realmente tranquila, cómoda porque sé que mi pensamiento, mis convicciones y lo que quiero y lo que sé que nuestros hijos querrían lo está haciendo Nora, o sea que ahí estamos desde luego, parece que nos hubiéramos reencontrado de nuevo, desde aquellos primeros años a los últimos años que nos tocan por vivir, y seguir caminando en este camino que no es fácil, y más ahora que no somos tan jóvenes…

-Nora: Vos…

-Mirta: Ambas… y muchas vivencias que hemos sentido cuando buscábamos nietos estabas vos presente siempre, o sea que sos la amiga, la compañera y la madre que comparte lo que mis convicciones y mis deseos de seguir en una lucha y en un camino que es inexorable y que va a tener un fin sin saber quizás nada, sin tener respuesta, pero sabemos que no hemos claudicado con nadie.

-Nora: Cuando nosotras hablamos somos dos troskitas. 

Hijos y Hermanos

Eduardo Nachman, hijo de Gregorio, el reconocido artista desaparecido, recordó que conoció a Norita en 1977 cuando lo echó de la Plaza de Mayo: “yo era chico, pero era uno de los más grandes de los hijos de desaparecidos. Esto ya lo denuncié una vez, no prosperó, lo vuelvo a hacer. Ella me echaba porque decía ‘no podés estar acá en la ronda. No solamente sos varón, sino que sos joven’. El jueves pasado, después de la ronda, me guardó una empanada, no sé si compensa… también debo confesar que ha dormido en mi cama… en Chiapas, yo en el piso, pero no se cayó, y antes de darle el abrazo al Subcomandante insurgente Marcos estuvimos comiendo y tomando rebeldíasa. Gracias Nora”.
Luego, habló Beatriz Luque, miembro de Hermanos, quien contó que conoció a Nora en un momento durísimo de su vida: “no sabía cómo hacer para cuidar a mis padres con el dolor que tenían (por el secuestro y desaparición de Marcos), y fui a Hebe y pedí ayuda y se enojaron conmigo y me dijeron otra dirección. Y entonces fui y ahí me recibieron dos personas: Margarita Groper y vos, y esas personas me ayudaron a crecer y a afrontar esto con solvencia, con fuerza, con dignidad, con heroísmo, tal vez porque mis padres sufrían muchísimo pero junto a eso aprendí a trabajar por la verdad, aprendí a investigar, aprendí que el dolor es una semilla y aprendí de tu coherencia moral y de la semilla que entregas y esto de que el dolor es una semilla hacia arriba pero además la alegría no es una banalización, la alegría es una lucha para seguir por la Memoria, la Verdad y la Justicia, y yo te agradezco esto, porque me llamás, me preguntas cómo estoy y sabés cómo está mi alma, pero además buscamos a Marcos, buscamos a Lourdes, buscamos a Gustavo, y esa fuerza es la que me da energía para estar de pie en muchos momentos de mucha desilusión, vos y Margarita, que me llevó a su familia y que sus hijas son mis hermanas, entonces yo te quiero pedir que gritemos juntos un 30.000 compañeros detenidos desaparecidos presentes… ahora y siempre”.

Dolor de cabeza

Otras Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora se sumaron al reconocimiento de Norita. Tal fue el caso de Nahir Amuedo, quien aseguró que hay muchas cosas para contar de ella: “pero lo que voy a decir es que nos llevó mucho tiempo reconocerte, aceptarte, agradecerte como sos, porque para nosotros era un dolor de cabeza Nora. ‘¿Dónde está Nora, Mirta, dónde está Nora?’, no sabíamos dónde estaba, se habrá ido, la necesitábamos, Nora tenía que venir, que estar, lo que les pasó a todos nos pasó a nosotras también y nos hacía sufrir bastante, por supuesto nos enojábamos, cómo se fue sin avisar, y después venía contenta. Lo del Sahara fue fantástico, porque no lo sabíamos. Además fue como un moscardón sobre nosotros, porque cuando hacíamos algo que no convenía a las Madres, ¿de quién era la voz que decía ‘yo no me adhiero a eso, ¿eh?’? Esa fue la vida con Nora, yo siempre le decía lo mismo, que es que ella esté donde esté nos representa, y sos un gran orgullo para las Madres, y vos sabes que todas te queremos mucho aunque nos diste muchos disgustos, pero te queremos mucho, mucho”.

***

-Nora Cortiñas: ¿Dónde nos conocimos nosotros?

-Alfredo Moffatt: Yo creo que en un manicomio porque dediqué mi vida a curar a los locos pobres…

-Nora: Y a mí no me curaste.

-Moffat: Pero sí, mirá el homenaje que te hacen.

-Nora: Es que están todos locos.

-Moffat: Y si, más vale estar loco que ser hijo de puta como esos del proceso. Y además vos sos un monumento, y cómo duraste, qué viejos que estamos todos, tantos años han pasado, pero seguimos en la lucha.

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“Ustedes venían durante la dictadura al exterior, vinieron a Canadá, hicimos eventos, pero quiero contar una anécdota, de la que más me acuerdo, estábamos en Chile y después de mirar las nubes, porque a veces además Nora mira las nubes, quiso comprar un adorno, un colgante que se hacía en arroz, y en un pedacito de arroz la chica que hacía la artesanía podía poner palabras, y Nora quiso poner ‘Hasta la victoria siempre’, pero no entraba, entonces eligió algo más breve y puso ‘Ahora y siempre’”.
Nora Strejilevich, escritora y docente.

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“Me siento plena de satisfacción, de orgullo, Nora ha sido la Madre que rescató nuestro movimiento con la pureza, la coherencia y el ejemplo que todas las Madres aspiramos aquel día que nos reunimos por primera vez”.
María del Rosario Cerruti, Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

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“Nos conocimos en la Plaza, mucho antes de que yo me encargara de los casos de los franceses desaparecidos y del caso de las religiosas, y después cuando eso sucedió estuve siempre detrás de ti y tu dándome todos los datos sobre las huellas y todo lo que hacía Alice Domon con ustedes en la Plaza de Mayo en las rondas de los jueves. El recuerdo imborrable que tengo de vos es cuando como testigo estrella de nuestro juicio declaraste durante esos días ante el Tribunal Oral Federal sobre la relación con Alice Domon. Recuerdo también algún asado que nos hemos comido allá por Trenque Lauquen”.
Horacio Méndez Carreras, abogado de familiares de franceses desaparecidos durante la dictadura militar argentina.

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El aguijón

El nombre, la figura, la presencia de Gustavo estuvo durante todo el acto de reconocimiento en la Sala Juan L. Ortiz, tal como lo estuvo en Nora y su familia desde aquel 15 de abril de 1977 en que fue secuestrado y desaparecido a sus 24 años.
Antonia era amiga de Gustavo y asistió al acto de reconocimiento a Norita, quien se encargó de presentarla…

-Nora: Una vez le encontré una libreta a Gustavo y decía ‘Antonia’ y decía el nombre del ex marido de ella, que es médico, y él me dijo ‘mamá, si me pasa algo y vos necesitás, llamala a Antonia’, yo no la conocía, y pasaron muchos años y un día la conocí, y ella lloraba, fue en un encuentro en la Iglesia de Santa Cruz, y le pregunté por qué lloraba ‘porque yo estoy viva y vos no tenés a tu hijo’, me respondió. 

“Yo no quería hablar hoy, pero me sentí en la obligación sobre todo cuando Ana Careaga leyó que a todos nos faltaba Gustavo”, comenzó Antonia.
“Yo conocí a Gustavo y a Damián antes que a Norita –continuó– y me siento ligada a ella en la lucha de nuestro pueblo, en el amor que le tuvimos a Gustavo, ella como madre y yo como compañera de trabajo y como aquella con la cual comenzó en la Villa 31 en los años ’70. Gustavo era un niño de 18, 19 años. Y a Damián lo recuerdo durmiendo en mi casa en un cumpleaños, él recién nacido y mi hija que tiene la misma edad, uno al lado del otro en la cama grande. Eso me une a Cortiñas, a esa familia, me une a Norita que es mi aguijón porque muchas veces cuando ya bordeando los 70 años me aplacan las fuerzas porque no tengo esa energía que tiene Norita, que Dios se la ha dado a unas pocas como ella, siempre la recuerdo a ella en ese momento y me digo que Norita es el aguijón nuestro para que nunca dejemos de andar, para que sigamos caminando, para que sigamos luchando por los derechos de nuestro pueblo. Te quiero mucho”.
Norita y un reconocimiento merecido y necesario, para seguir caminando y luchando juntos.

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