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Alfredo Grande: “La cultura represora transforma un boliche en un campo de concentración”

Escrito por el abril 30, 2016


A raíz de las cinco muertes por intoxicación de jóvenes que fueron a una fiesta electrónica en Costa Salguero, El jueves pasado, el psiquiatra y psicoanalista Alfredo Grande participó del Enredando Las Mañanas, el programa de la Red Nacional de Medios Alternativos. Los temas de conversación, sin embargo, fueron variados: un nuevo fallido del jefe de gabinete, reflexiones sobre el balotaje -con el diario del lunes- y los 30 años de la cooperativa de Salud Mental Ático, entre otros. (Por RNMA)

La equivocación de Marcos Peña

“Es una verificación de un descubrimiento de Freud: el inconsciente tiene razones que la conciencia oficial repudia. El acto fallido, los sueños, los actos sintomáticos, como las maneras más obvias y evidentes donde se presenta el inconsciente. Cuando uno habla de fallido, quiere decir que lo es para la conciencia oficial represora, pero es lo más acertado que hay para la verdad verdadera”, aseguró Grande, sin dudar sobre la esencia del error. “Es tan lábil a veces la diferencia entre lo consciente y lo inconsciente que si uno tiene que decir ‘para los que menos tienen’ pero de manera forzada y artificiosa, eso puede fallar. En el caso de las preguntas, cuando se está bajo presión, el famoso ‘¿me repite la pregunta?’ es el artilugio para preparar la defensa, son dos o tres segundos para rearmar el frente interno”, explicó.

Recuerdo del balotaje

“Creo que es una pérdida de tiempo hacer historia contrafáctica, pero lo de votar en negro surgió porque sentí que votar en blanco en una situación bipolar y maníaco-depresiva es políticamente anodino. Yo no transito cómodo la neutralidad, me parecía que votar en blanco era como decir ‘son lo mismo’. Si bien eran muy parecidos, culturalmente hasta te diría que Scioli es peor, porque ha traicionado varias veces, pero son emergentes de cosas distintas”, explicó sobre los matices que identificó para inclinarse por uno de los candidatos: “Podés tener dos chanchos y que uno salga de jaurías o fábricas nazis y otro de fábricas de una socialdemocracia cobarde, para decirlo de alguna manera. Al chancho socialdemócrata lo corres un poquito más. Era una diferencia mínima, pero la diferencia entre poco y nada es mucho. Evidentemente, Scioli hubiera tenido otro tipo de oposición, hubiera manejado otros tiempos”. Grande recordó que él consideraba que el candidato del Frente para la Victoria habría podido terminar en un nuevo Rodrigazo, pero descartó la posibilidad de especular en profundidad y volvió al punto de su elección: “La coyuntura es lo más exprimidor que hay, pero en estas circunstancias yo pensaba en una estrategia de supervivencia para bajar del todo a la derecha liberal e incluso a la derecha fascista. Macri no es, por supuesto, lo peor del macrismo: detrás de él hay fascismo. En el frente cultural, por ejemplo, en San Juan y Entre Ríos hay un enorme cartel que reza ‘yo también tengo derecho a vivir’ y se ve a un humanoide, una especie de marciano. Es una cosa contra el aborto”. El psicoanalista aclaró que no tiene dudas de que la gestión pasada no tenía ninguna intención de sancionar la ley de aborto. “Sin embargo, si uno cree en los colectivos populares, y nosotros lo hacemos, había un espacio un poquito, un poco, más consistente. La derrota cultural y política que implica que haya ganado Macri, no importa que después se lo eche a las patadas, es un tema que impacta fuertemente en cualquier proyecto futuro”.

Las muertes en Costa Salguero

“La primera reflexión que me surge es que estos chicos no murieron, fueron asesinados. La cultura represora, que es un concepto que yo transito, no es joda, no son dos palabritas y nada más, logra transformar un boliche en un campo de concentración y exterminio. Se logró una alquimia: transformar alegría juvenil, música y el lugar donde compartir todo eso en un espacio donde se asesinan pibes. No es lo mismo matar que asesinar. Una cultura no represora puede llegar a matar, la cultura represora siempre asesina”, sentenció. Para Grande, el nivel más alto al que han llegado los asesinatos es el genocidio. “Luego está el ecocidio, que es el asesinato del planeta. Asesinar es tener la voluntad expresa de matar, entonces, Conci, este delincuente, administraba un campo de concentración. Los pibes estaban encerrados, les vendían ahí la droga, no tenían agua, todo mistificado. Pensarlo en esos términos es brutal. El derecho inventó eso de ‘estrago doloso con dolo eventual’, muy complicado”. Grande bajó el concepto a tierra: “Si vos vas a 160 kilómetros por hora en una ruta donde no pasa nadie, pero si cruza alguien te lo vas a llevar puesto. No sé qué tiene eso de dolo eventual, a esa velocidad no tenés ninguna clase de control. Esto de lo ‘eventual’ es otra máscara de la cultura represora. Obvio que hay dolo, las cosas no surgieron así nomás, el tipo organizó todo eso”. Mencionó, luego, el trágico lugar de las víctimas: “Dicen ‘nadie me puso un revólver en la cabeza para ir ahí’. Como responsabilizar a las víctimas. Claro que no le pusieron un revólver, sino algo mucho peor: una publicidad infernal, un modo de vida… Vos no lo ves al revólver, pero son pautas culturales suicidas, destructivas del sujeto, que no se ven, y las tenés adentro. Salió el farandulezco Burlando, no podría haber mejor apellido para un abogado, hablando de la familia y todo eso”, recordó. El psicoanalista se preguntó qué clase de familia se referencia: “La familia clásica. La familia patriarcal. Las otras cosas no son familias. El Papa sigue teniendo más problemas con los homosexuales que se quieren casar que con los divorciados que no se quieren volver a casar. Toda esta matriz represora no es imposible de desmontar, aunque es muy difícil. Lo primero que hay que hacer es retomar el valor de las palabras. Benedetti tenía una poesía muy linda al respecto. Son asesinatos, aquí, asesinar no cuesta nada”, aseguró. “Las rutas argentinas, por ejemplo, en las que se paga peaje, también son para asesinar gente. No hay banquinas, no hay señalización, no hay nadie que te avise cuando hay niebla, cuando hay humo. Son asesinatos. La cultura represora del modo occidental y cristiano en la democracia burguesa, no cierra sin asesinar todos los días. Después está el gatillo fácil, lo que Verdú siempre recuerda, la represión institucional”, agregó. Grande explicó que se compara la culpabilidad de los organizadores de la Time Warp con cualquiera que, en un olvido, dejara el gas abierto. Para el psicoanalista, no hay puntos de equiparación posibles. “Son asesinatos, y como esto está en la conciencia mórbida de la cultura, no hay ningún medio que diga que asesinaron cinco pibes. El nivel de encubrimiento, aún de los que criticamos esto, es muy alto. En algunas críticas le hacemos el juego a la derecha. Ayer me preguntaban por las drogas, y yo creo que no es lo mismo drogas que veneno. La droga siempre fue algo muy noble, las drogas han permitido logros creativos, científicos, artísticos. El amor es una droga, el sexo es una droga. El veneno es otra cosa. Si vos veías que hay drogas duras, bueno, hay drogas duras que mejor no utilizarlas”, aclaró y se refirió al fenómeno de satanización de las drogas: “Pensar que es lo mismo el crack que la marihuana, o una droga sintética que la ketamina, también es cultura represora. No todo es lo mismo, Macri y Scioli también son drogas. Desde este lugar, yo creo que hay que ir a la cuestión fundante. El tema acá no es el capitalismo, me tiene bastante agotado que se hable tanto sobre eso”. Según Grande, ya se trata de una abstracción cuyo signficado profundo se desconoce. “El fundante es el lucro, que es el fundante del capitalismo. Pero puede haber lucro, por ejemplo, en el Estado ¿Cómo? La más suave, explotando a sus propios trabajadores con contratos basura. Después viene la patria contratista, etcétera. Lázaro Báez es el hito de que el lucro ya es voraz. El lucro no tiene nada que ver con la ganancia, ni con los honorarios profesionales”.
Rememoró una anécdota: “Una vez un paciente me dijo ‘vos también cobrás dinero’. Claro, no puedo cobrar galletitas. Pero no exploto a nadie, ‘incluso vos me explotás a mí’, le dije. La idea de lucro es muy diferente de la idea de ganancia. Yo participo de la cooperativa Ático que ya tiene 30 años. Hay excedente, pero no tiene utilidades. Hay diferencias entre el excedente y la utilidad. La gente escuchará y pensará ‘este tipo se cree que todo pasa por las palabras’. Absolutamente, todo pasa por las palabras, si no preguntale a Marquitos Peña”, ironizó entre risas. Para Grande, también Cromañón fue un campo de concentración: “Vaya, si lo fue. Si sólo hubieran estado las puertas abiertas, como no están en los campos de concentración, los pibes se hubieran salvado”.

30 años de la cooperativa de salud mental Ático

“Nosotros creemos y hacemos desde el cooperativismo de trabajo que es una de las tantas opciones que nos da la forma de organización social. Ayer escribí unas pequeñas líneas donde conté que habíamos pensado en una asociación civil, incluso nos seducía bastante la idea de una fundación, descartamos SRL y la sociedad anónima. Definitivamente no éramos todos socialistas ni nada por el estilo. Yo tenía una amistad personal y la sigo teniendo con Héctor Polino y militaba en el socialismo hacía muchos años, pero muchos de los asociados accedieron a la propuesta porque les interesó y porque la palabra cooperativa tiene linda resonancia”, mencionó sobre los orígenes del emprendimiento. “El principio rector de las cooperativas de trabajo es ‘un socio, un voto’, o sea que el poder social de un socio depende de su pertenencia y no de su capital. No es una sociedad de capitales sino de personas. En el marco de la economía capitalista y lucrativa, esto tiene un techo bajo. Hacemos una cooperativa cuando nadie tiene una subjetividad cooperativista”, se lamentó y recordó uno de sus aforismos: “No es lo mismo un cooperativista que un pequeño burgués sin plata. Las cooperativas del gobierno son falopa, porque en realidad se trata de asalariados. Aquí, lo que vos te llevás depende de tu nivel de actividad. Casi todos nuestros pacientes llegan de otros pacientes. Atendemos familias enteras, generaciones”, contó.
Los 30 años de Ático se celebrarán el próximo domingo 1 de mayo desde las 12 en el hotel Bauen. Estarán Diana Maffía, Vicente Zito Lema, Pablo Pimentel, Héctor Polino, Jorge Garaventa, Oscar Castelnovo, Gabriela Mansilla -mamá de la pequeña Lulú-, Laura Taffetani de la Agencia Pelota de Trapo. Habrá cobertura especial en Radio La Retaguardia desde las 16:30 hasta el final.
 

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