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¿Quién no le pegó un cachetazo a su mujer?

Escrito por el agosto 18, 2016


Eso pensó la única persona a la que Victoria Aguirre le pudo pedir ayuda mientras estaba secuestrada junto a su hija por su ex pareja. El hecho sucedió unos días antes de que Selene, la niña, fuera asesinada a golpes. Aguirre está presa hace 18 meses acusada de haber participado del crimen. Ese pensamiento del hombre que no la ayudó, da cuenta de la naturalización de la violencia contra las mujeres.. (Por La Retaguardia)

Foto: los papás de Victoria en el Encuentro de la RNMA en Posadas.

“Mi hermana tiene 23 años y está detenida desde el 29 de enero de 2015. Ella tenía una nena de dos años y cuatro meses al momento de fallecer a la que le habían diagnosticado retraso madurativo por calcificaciones del cerebelo lo que le provocó distintos tipos de ataques”, introdujo Aguirre. Los ataques que sufría la niña, Selene, eran cardiorespiratorios o epilépticos, “y había una medicación específica que no debía faltarle nunca. Mi hermana era estudiante de magisterio y cuando diagnosticaron la enfermedad ella decidió que iba a hacer de la docencia no sólo su pasión por los chicos sino también un medio para sacar adelante a su hija. Llegó a tercer año del magisterio, donde conoció a Rolando Emilio Lovera, se fue a vivir con él a alquilar una casita”, contó. Para Aguirre, en un principio, “todo iba bien, como cualquier pareja sólo que con una nena. Él ya venía de un par de matrimonios o parejas fallidos y pensaron que iban a tener una vida tranquila”.

El infierno

“A partir del 13 de enero a él le dio un ataque de celos por las atenciones que tenía mi hermana con su hija Selene. Comenzó a maltratar a la nena y mi hermana le planteaba que no hiciera eso, que ella no se podía golpear, que tenía problemas en la cabeza y podía morir. La respuesta de él fue: ‘¿Vos me estás diciendo que soy culpable de la enfermedad que tiene tu hija?’ y comenzó a sacudirla, a golpearla, a tirarla hacia arriba a la beba”, relató Aguirre sobre el primer episodio de violencia física que manifestó Lovera. Explicó, además, que su hermana se defendió quitándole a la niña de los brazos y él reaccionó con agresiones verbales y físicas, “le rompió el teléfono y la encerró en la pieza y se fue a trabajar. Él era sereno en una arenera acá en Oberá, la arenera Simon. Al regresar al día siguiente por la mañana, mi hermana tenía armados los bolsos para volverse con mis padres y él se enojó mucho más que la noche anterior y las volvió a castigar a ella y a la nena”. Aguirre agregó que la mujer estuvo alrededor de una semana sin hablar con su familia: “Él le prestaba su celular pero mientras tanto tenía a la nena en brazos y la amenazaba: ‘Si decís lo que no debés, yo mato a tu hija’. Él solía estar con un cuchillo o un arma de fuego en la mano y entonces mi hermana decía lo que él le pedía”, aseguró.
“A partir del 20 de enero comenzaron las agresiones más fuertes, abusos sexuales hacia mi hermana, amenazas más potentes, ya no la deja más en la casa sino que la lleva con él a la arenera a dormir arriba de un cartón con la nena. El mes de enero en Misiones hizo mucho frío, fue muy lluvioso y la nena dormía allí, en el piso”, denunció Aguirre y agregó que el techo era de dos por dos, por lo que se salpicaba todo debajo. “La nena no podía sufrir frío ni calor porque se enfermaba, se ponía mal y le agarraban sus ataques. Nosotros no pudimos tener contacto con mi hermana durante todo ese tiempo, en el que él posteaba fotos en Facebook diciendo que ellos se iban a Ituzaingó, fotos de la nena que decían ‘la Chili está chocha viajando a Itu’. Sin embargo, en esos días, mi sobrina Selene estaba tan golpeada que la terminaron llevando al hospital por supuestas alergias”, contó y explicó: “Mi hermana le metió en la cabeza a él que ella tenía alergia creyendo que si la llevaba al hospital el médico la iba a revisar, se iba a dar cuenta de los golpes e iba a hacer una denuncia y se iba a salvar”.

Las instituciones

Los médicos, aseguró Aguirre, no hicieron nada. “Pasadas unas horas, insistieron para que mi hermana la retire del hospital. Ella hizo la denuncia con los profesionales por los golpes y ellos los constataron. Ella le dijo a la médica que la atendió que la nena estaba golpeada, que llame a la policía así podían salvarle la vida a la criatura, pero no lo hicieron. Cuando llegaron las seis de la tarde, que era el horario de ingreso al trabajo en la arenera, él le insiste a mi hermana con que la retire y ella responde que no, que estaba medicada, que estaba tratándose, intentando quedarse en el hospital”, aseguró sobre los intentos de Victoria de salvar a la bebé, quedándose en el hospital. “Él le responde mirando a la doctora: ‘Fijate lo que le hice a la nena, imaginate lo que te puedo hacer a vos’. La doctora no hizo nada. Mi hermano terminó retirando a su hija y yendo a la arenera. Esto pasó el 27 de enero. El 29, ella vuelve al hospital, pero con su hija sin vida”, contó desgarrada.
“Ahí sí llamaron a la policía, la detuvieron a ella; este desgraciado se fugó y lo atraparon recién a las cuatro de la tarde porque el jefe del comando radioeléctrico de Oberá salió a recorrer todos los posibles domicilios para decirle que tenía que ir a declarar que ella mató a la nena porque le había confesado. Que si no lo iban a detener. Nosotros estamos a escasos 50 kilómetros de la zona fronteriza con Brasil”, explicó Aguirre para dimensionar la gravedad del asunto. “Era muy fácil para él fugarse, le hicieron un operativo cerrojo con controles policiales por todos lados y lo detuvieron recién a las cuatro de la tarde. Abandonó a mi hermana y a mi sobrina en un hospital. A mi hermana, cuando llega al hospital con su nena fallecida, llaman a la policía y la trasladan a la comisaría que queda a tres cuadras del hospital, la encierran en un calabozo y le piden a mi mamá que le compre calmantes porque estaba muy mal”, denunció y cóntó que Victoria no quería retirarse de arriba de la camilla donde estaba su nena fallecida. “El médico policial no la revisó correctamente. La revisó desde los tobillos hasta la rodilla, desde la muñeca hasta el codo, no el resto del cuerpo. Mi hermana tenía moretones en la espalda y son los lugares donde menos se ve porque uno siempre está vestido, pero el médico tampoco vio eso. No lo anotó”, denunció sobre el procedimiento, dando cuenta de un modus operandi de muchos violentos, que golpean en lugares no visibles sin una exhaustiva revisión. “Lo vieron las detenidas que estaban con ella, lo vimos nosotros porque ella nos mostró y las mujeres policías que estaban ahí. Mi hermana fue abusada por ese infeliz y no podía ni siquiera sentarse, ella se sentaba en la almohada con sumo cuidado, jamás la llevaron a un hospital a ver si había sido abusada sexualmente”, planteó.
“La investigación por la muerte de Selene está en el juzgado de instrucción Nº1 de Oberá, estamos esperando. Acaban de avisarnos hoy (por ayer) que la fecha será dentro de la primera semana de septiembre, esperamos el juicio y la justicia desde hace un año y medio. Para la justicia, mi hermana es cómplice de este desgraciado. Así, tal cual. Mi hermana fue víctima de violencia de género, y sin embargo la jueza no le otorgó la excarcelación, ni siquiera se sentó a charlar con ella y le preguntó qué pasó. Nada. Mi hermana no había siquiera declarado y ya tenía prisión preventiva”, relató.

La reconstrucción

Los hechos se fueron compaginando con el relato de Victoria, ya en prisión. “Cuando la detuvieron nosotros rogamos por favor que nos permitieran hablar con ella y pudimos hacerlo recién a las doce del mediodía. Ella estaba en shock, no decía nada, sólo lloraba. Nos autorizaron a hablar cinco minutos. Cuando nos la trajeron ella temblaba y lloraba. Le preguntamos qué pasó y ella nos respondía que no sabía qué pasó, que le habían dicho que Selene murió, era lo único que sabía”, relató. Aguirre le preguntó a su hermana si él la había golpeado y ella contestó que sí, pero no supo detallar cómo. “Le pregunté si fue con la mano abierta o cerrada y me dijo que de las dos maneras. La policía escuchó todo y no nos quiere salir de testigo, para decir que ella dijo eso. Jamás le dijeron que estando detenida ella podría haber denunciado la violencia, no le dieron la posibilidad de hacer su propia defensa. La maltrataron, la llamaron mentirosa, negra asesina, las mil y una le hicieron ahí adentro y lo siguen haciendo”, denunció Aguirre.

Medios tradicionales

“Acá en Misiones es una cosa tremenda para hacer una visita. No podés llevar membrillo, no podés llevar banana, no podés llevar gaseosa. Es una locura. Lo que sé es que después de tanto caminar consiguieron una autorización para ingresar una cámara los de un programa de Misiones e hicieron un video que circula en youtube.”, informó. Las primeras coberturas periodísticas sobre el caso en los medios tradicionales de Misiones “sólo lo pasaron como un informe policial. Con mi papá y nuestro abogado hemos salido a golpear puertas, a dar entrevistas en la radio pidiendo nosotros el espacio porque ellos no nos convocaron pero no ha repercutido en ningún lado. Lo único fue a través de los medios alternativos, de Buenos Aires me llamaron un par de periodistas, también desde Posadas, pero acá en Oberá, nada. Es natural lo que sucede”, aseguró.
Sobre sus deseos, Aguirre dijo que sólo quieren “que se haga justicia, queremos la absolución de mi hermana porque ella es completamente inocente, ella cuidó a su hija hasta lo último. Jamás le faltó la medicación en todo ese tiempo de encierro, jamás ha tratado a su hija. Nunca la llevó al médico por un golpe, por un moretón, por un pellizco, jamás. Su pediatra jamás la vio golpeada”, aseveró.

Cuando pedir ayuda es lo mismo que no hacerlo

“En un momento dado entre el 24 y el 27, ella sale de compras con él porque él no la dejaba salir sola. La dejan a la nena en el auto y él la llevaba agarrada. Ella reconoce a un albañil conocido de mi papá y le dice: ‘Decile por favor a mi papá que este tipo me golpea y a mi hija también’. Él la miró, se dio vuelta y siguió caminando. Cuando mi papá se encuentra con él en un negocio del rubro, él le dice que la vio a su hija y le cuenta lo que dijo, a lo que mi papá responde que su nieta murió a causa de eso, si vos me hubieras dicho quizás le salvabas la vida”, relató. Cuando Aguirre se enteró de eso, “lo fui a buscar, le pregunté, me contó lo mismo y yo le pedí por favor que declare. Él me dijo que no había problema, que sí, y me explicó: ‘Yo pensé, ¿quién alguna vez no le pegó un cachetazo a la mujer, no se enojó, no se peleó?'”.

Ante el abandono del Estado

“A raíz de ese relato decidí investigar por mi propia cuenta. Recorrí el barrio donde vivía la familia Lovera y me enteré de que a él no lo conocen por el nombre, lo conocen por Fabio. A mis padres se presentó como Fabrizio y entre las amistades de él lo conocen como Rolo, el diminutivo de Rolando. Lo busqué en las redes sociales y lo encontré como Fabio Lovera, lo encontré como Fabrizio Lovera y lo encontré como Emilio Lovera”, contó. Aguirre dijo que guarda esa información en capturas de pantalla, “y me arrepentí de no hacerlo antes porque sus familiares eliminaron esos perfiles. También sé que la cuñada de él es secretaria en la arenera donde trabaja y es sobrina del dueño. Por lo tanto, cuando le pidieron las cámaras de seguridad para peritarlas, entregaron solamente la de acceso, cuando hay cuatro. De las otras tres han desaparecido las memorias”, denunció.
El caso de Victoria Aguirre tiene demasiadas similitudes con el de Yanina González. En aquel caso, la joven terminó libre. Victoria todavía espera. Como ya sucedió con Belén, el movimiento de mujeres comienza a levantarse por ella.

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