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Gabriela Sosti, fiscal causa ABO III: “los juicios son del pueblo”

Escrito por el septiembre 30, 2016


Con motivo del comienzo del tercer tramo de la causa del circuito ABO que comprendió tres centros clandestinos de detención durante la última dictadura, en el programa radial Oral y Público sobre los juicios a los genocidas, Fernando Tebele y María Eugenia Otero dialogaron con la fiscal Gabriela Sosti a cerca de las particularidades de este nuevo proceso. (Por La Retaguardia)

Foto: El Atlético (Foto: memoriaexatletico.blogspot.com)


“Este nuevo tramo implica que seguimos juzgando genocidas que no es poco. Con la insistencia en que las conductas más atroces que implican delitos imprescriptibles no se sigan investigando más allá de las coyunturas políticas e históricas. Es un desafío enorme pero habla de una enorme sutileza cultural y jurídica enfrentarse a todas las formas de oposición que se están planteando en este momento para que los juicios no salgan adelante. Estos juicios son los juicios a la historia y creo que la manera más noble que tenemos los pueblos de defendernos de la ignominia es a través del ejercicio de la memoria y en estos juicios se perfecciona este ejercicio”, consideró Sosti.
Además, para la fiscal, “los juicios son del pueblo, son de la gente, son de la sociedad, no tienen que hacerse puertas adentro, no son de los jueces, no son de los funcionarios públicos, ni siquiera son de las personas que padecieron este exterminio. Es la sociedad toda la que está involucrada. Que se sigan desarrollando estos juicios nos interpela a sostenerlo”.

Qué se trata en este tramo

“La dictadura operó bajo previsión de impunidad y esto significa que los empleados de ese Estado asesino que operaron adentro de los centros clandestinos no operaban con nombre y apellido sino con seudónimos. Las personas secuestrados estaban tabicadas y vedadas de conocer la identidad de los represores. Esta es una de las razones por las cuales no se puede juzgar todo en un mismo tramo porque a los imputados se los va encontrando de a poco a medida que van apareciendo datos o porque en algunos casos están prófugos. Los tramos tienen que ver con etapas que se van perfeccionando a medida que haya una determinada cantidad de información, respecto de los represores o de las víctimas”, definió Sosti sobre la particularidad de esta etapa. “Después de 40 años todavía hay gente que recién está reconociendo que estuvo adentro de un centro clandestino y a partir de la virtuosidad de este proceso de memoria, verdad y justicia se anima a decir ‘yo quiero que el Estado me reconozca como víctima’. Los distintos tramos tienen que ver fundamentalmente con esta circunstancia. No es que se investiguen cosas distintas a las anteriores. Son privaciones ilegales de la libertad, tormentos y homicidios. En este juicio se da la característica que se investigan más homicidios que en los otros tramos, se investigan 19 homicidios. Varían los imputados que en este caso son 8 y otras víctimas”, informó.
Sosti, además, aclaró que la fiscalía acusa en este caso por genocidio, “o sea que considero a los imputados, obviamente en la etapa procesal en la que estamos, genocidas. Creo que estos delitos perfeccionaron un genocidio. De los que vamos a juzgar ahora hay uno solo que estuvo en el segundo tramo, había quedado pendiente del juicio anterior la condena por homicidio. Es el único en este caso que se repite, que estuvo en un juicio anterior, los otros no fueron nunca juzgados. Están con prisión domiciliaria, que es un tema bastante particular que viene sucediendo con demasiada frecuencia en este último tiempo”. Para Sosti, la sentencia estará a mediados del año que viene.

La repetición de los testimonios

“Hace unos años, una acordada de la Cámara de Casación habilitó la posibilidad de que se tomaran en cuenta declaraciones que hubieran sido prestadas en otro juicio o incluso declaraciones prestadas por escrito. Procesalmente, el testimonio se tiene que oralizar. En principio, en cualquier circunstancia, más allá de que la persona haya declarado en la etapa de instrucción, tiene que volver a hacerlo en un juicio oral. En estos casos, y como se da la eventualidad de la revictimización, se habilita que esos testimonios sean usados. De todas maneras, yo tengo otra opinión”, señaló la fiscal y desarrolló: “Si es por una cuestión meramente provatoria, considero absolutamente virtuoso usar declaraciones anteriores pero, por otro lado, hay otra circunstancia y es que se trata de otros imputados, entonces las declaraciones anteriores probablemente no hayan hablado de ellos. Entonces, el testimonio eventualmente sería importante en ese sentido”. Además, consideró: “Un tema que no hay que soslayar es el derecho de la persona que fue víctima o de su familiar de volver a contar su verdad tantas veces como lo necesite, porque en muchos casos es dolorosísimo y yo jamás voy a citar como testigo a una persona para que sienta que nuevamente entra al centro clandestino pero en muchos otros casos, ese relato es catártico. Volver a hablar de los compañeros, volver a ponerle nombre al compañero desaparecido es una forma de mantener la memoria y seguir manteniendo la lucha. En ese punto, yo no le voy a vedar la posibilidad a las personas que quieran seguir prestando ese testimonio”.

Cómo territorializaban los genocidas

“Los juicios deberían partir no focalizándose en los centros clandestinos sino en cómo estaba diseñado el sistema de inteligencia. Por áreas, por zonas, por subzonas. Si se hiciera así, serían mucho más rápidos, se juzgaría otra perspectiva, otra dinámica y con mucha más claridad y se entendería el nivel de intercomunicación que había entre centros clandestinos, represores -que no operaban sólo sobre un centro sino que podían llegar a hacerlo en varios-. Esto sólo se puede entender si se piensa cómo era el sistema de inteligencia: El Atlético, El Banco, El Olimpo, Vesubio, el circuito La Plata, pertenecían a lo que se consideraba el Primer Cuerpo de Ejército y la subzona Capital y la subzona Once, eran el mismo recorrido si se quiere”, explicó. En este sentido, para Sosti, “no llama la atención que haya habido dos centros clandestinos en la Capital y uno en Puente Doce, o sea, provincia. La razón por la cual eso sucedió y por qué se habla de circuito concentracional y no de tres centros clandestinos es porque en realidad es un mismo centro. El Atlético, cuando se decide construir la autopista lo tienen que demoler y hasta que construyen o adaptan el otro centro que fue El Olimpo, momentáneamente durante seis meses se mudaron a El Banco que era la locación disponible en el momento”.

La palabra del sobreviviente

“Como funcionaria pública me hago cargo de que el poder judicial hizo muy poco para poder develar qué fue todo lo que pasó. A lo largo de 40 años fueron los sobrevivientes y los organismos los que se encargaron de investigar todo lo que la justicia no investigó. Es una enorme deuda que yo postergadamente asumo como representante del Estado pero esto es así. El trabajo, el desafío, el esfuerzo y el riesgo que asumieron los sobrevivientes después de lo que pasaron, el horror y las atrocidades que vivieron siguieron encarnando el desafío de probar, de investigar, de ir a prestar testimonio con el riesgo que eso implicó en el caso de Julio López y hoy en día. Los sobrevivientes siguen yendo a prestar testimonio, siguen yendo a identificar represores, siguen yendo a hablar de los compañeros desaparecidos. Es el registro de un nivel de militancia loable”, destacó la fiscal. “Es para admirar, para reivindicar y para defender desde todo punto de vista. Por nombrar a alguien que hizo algo alucinante, es un compañero que fue secuestrado en El Atlético inicialmente, después pasado a El Banco, después pasado a El Olimpo, después a Cuatrerismo de Quilmes y finalmente a ESMA, es Mario Villani. Por nombrarlo, en realidad, nombro a muchos, pero Mario es emblemático porque se dedicó como muchos, minuciosamente a intentar acordarse de los compañeros de la UES que fueron secuestrados en El Atlético en la primera etapa, donde no sobrevivió nadie”, relató Sosti. De Villani destacó: “No solamente hizo el esfuerzo de memoria para acordarse de los compañeros sino para buscar e identificar a los represores y tenía una libretita donde iba chequeando cada dato con una honestidad pasmosa. Una de las cosas para destacar es que ningún sobreviviente va a vincular o sindicar a una persona si no está seguro. Cada vez que señalan a alguien es porque esto fue así. La reconstrucción ha sido de un nivel de honestidad increíble. Recuerdo a Mario Villani pero hay muchos otros. Otra cosa que pasa es que se atormentan ante la perspectiva de olvidarse del nombre de algún compañero. Parece un desafío tremendo acordarse, porque nombrarlo es traerlo a la vida, a la memoria”. Muestra de esto es la imagen que retrata a Enrique ‘Cachito’ Fukman cuando, en una recorrida judicial por La Isla del Silencio que La Retaguardia pudo acompañár, cuenta con los dedos de sus manos los nombres de cada compañero que estuvo allí, estirando con fuerza cada falange para darle fuerza a su memoria. 

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