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40 años después, el pueblo las sigue abrazando

Escrito por el mayo 3, 2017


Las Madres de Plaza de Mayo continúan cada jueves dando la vuelta de sus inicios. El domingo conmemoraron un nuevo aniversario de la primera juntada. Cuatro décadas de resistencia despiertan a cualquiera las ganas de luchar y acompañar la iniciativa de las mujeres que hicieron historia a nivel mundial. Para Línea Fundadora, la instalación de vallas pretendió impedir la realización del acto, que finalmente se pudo desarrollar. La Retaguardia estuvo allí el domingo. Paulo Giacobbe dialogó con sobrevivientes, Madres y referentes políticos. Publicado el reporte fotográfico como primera entrega, aquí la segunda parte de los 40 años de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. (Por La Retaguardia)


“La primera vez que vinieron mis hijos a Capital, fue a la ronda”

Contó Carlos Loza, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), sobreviviente de la ESMA: “Yo desaparecí en diciembre y en enero nos liberaron, como seguía conectado políticamente estaba perfectamente al tanto de que las Madres se estaban moviendo. Supe que era un grupo muy pequeño que fue creciendo con el tiempo. Ya en 1977, un día después de que desapareció Inés Olleros en octubre, se hizo una movilización en el Congreso pero cuando yo llegué una gran cantidad de gente había sido detenida, entre ellos Norita Cortiñas. La primera vez que vinieron mis hijos a Capital fue a la ronda de las Madres, y eso fue como un bautismo”, contó Loza. “Cuando se hacían las marchas de la resistencia más cerca de 1982 y 1983 ya era más posible acompañar. Después de Malvinas se empezó a aflojar la cosa y la dictadura ya había convocado a elecciones”, recordó.

A seguir

Diana Gallardo, también de AEDD, también hizo memoria: “Conocí a las Madres en 1978. Yo milité en la Juventud Peronista. En un momento del golpe no encontré a ningún compañero. Tuve un gran bajón durante el cual me guardé dos años, de 1978 a 1980. En ese tiempo me enteré de que existían estas Madres. Yo siempre tuve la discusión con compañeros que dicen que no se sabía que había desaparecidos. Mi punto de vista es que el que leía entre líneas ya podía saber que, aunque no supiéramos de los centros, había desaparecidos y muertos”, aseguró Gallardo y recordó el razonamiento de aquella época: “En los diarios aparecía un cuerpo ahí, un cuerpo allá, uno a veinte kilómetros y otro en la loma del diablo. Se van atando cabos, te encontrás con un compañero que vio cómo habían llevado a otro compañero”.
Sobre los inicios del acompañamiento estrecho, Gallardo recuerda: “En un momento dije ‘a seguir’ y salí como el ave fénix y empecé a militar con la Asociación Madres de Plaza de Mayo. En esa época estaban Hebe de Bonafini y María del Rosario Cerruti, la Negra. Formamos el Frente por los Derechos Humanos, que fue de gran ayuda para las Madres. Fue un lindo grupo pero que de a poco se fueron yendo todos por diferencias con Hebe, por eso también me fui yo”, aclaró.
“Hice mi primera ronda en la primera marcha de la Resistencia que se hizo en la calle Perú, no pudimos pasar porque estaban los caballos. Creo que fue en 1982. Intentó ser una marcha pero fue la presencia de las Madres con un montón de gente”, dijo con nostalgia.

Respeto, más allá de las diferencias

“Soy un ex detenido desaparecido, estuve en la ESMA en 1979. Yo militaba en una organización y a partir del golpe militar le dimos más importancia al trabajo antirrepresivo y de derechos humanos. Estábamos ligados a los distintos organismos que había en ese momento, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Familiares, y ahí también conocimos la existencia de las Madres de Plaza de Mayo desde 1977. Después de eso fue mi secuestro. Nos empezamos a acercar a Madres al final de la dictadura, para el año 1982 empezamos a participar de sus marchas, sus rondas, a darles apoyo y ya después con el fin de la dictadura y mi participación en el juicio y mi incorporación a la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos la relación con las Madres fue directa”, aseguró Osvaldo Barros, también ex detenido desaparecido. “Tanto con la Asociación, que encabezaba Hebe, como con la Línea Fundadora. Nos separaban por ahí opiniones, puntos de vista o formas de hacer la política de derechos humanos pero siempre guardamos el respeto hacia ellas. Todo en aquel momento era muy distinto. Uno por ahí se preguntaba quiénes son, quién las apoya. Después fuimos entendiendo lo que eran, lo que las movía”, aclaró Barros.

Conocerlas desde el exilio

Pedro Galindez, hermano de Gabriel Galindez, secuestrado el 19 de mayo de 1977 (su cuerpo fue entregado en octubre de ese año), hizo el esfuerzo por recordar: “No puedo acordarme exactamente en qué momento me enteré de la existencia de Madres como organización constituida pero ya mucho antes de irme de la Argentina, inclusive antes del golpe, por la represión yo ya estaba en contacto con organizaciones de derechos humanos. En ese momento estaba la Comisión de Familiares de Presos Estudiantiles y Gremiales (COFAPEG) que fue desmembrada por la represión de la dictadura. Posteriormente al golpe empecé a relacionarme con la APDH de La Plata, cuando fui a Brasil sólo pude contactarme con Amnesty y una vez exiliado en Francia ya sabía que existían”, recordó. Luego, a su vuelta, explicó: “Empecé a trabajar en Madres en una organización que se llamó Hermanos en el 2003. No era un habitué de la ronda”.

“Jamás pensamos que nuestros hijos no iban a volver”

Así referencia la madre Nair Amuedo a sus inicios en el activismo durante la dictadura. “Nos vimos obligadas, por amor a nuestros hijos, a buscarlos pensando que estaban detenidos. Jamás pensamos que podían no volver nuestros hijos. Desgraciadamente, como la orden era de exterminio, no volvieron. Nos convertimos en las Madres de Plaza de Mayo que somos conocidas por eso. Ahora hace cuarenta años que empezamos y por eso estamos reunidas. Yo iba primero a la Liga por los Derechos del Hombre porque la conocía. Después se fundó Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas en el mismo edificio de la Liga. Ahí me avisaron que estaban las Madres en la Plaza y vine”, recordó. “Desde el principio tuve militancia, sin saberlo, ahora lo sé y seguiré siendo militante hasta que me den las piernas. Se llevaron al matrimonio de mi hija y me quedé con mi nietita que está acá que la crié desde los 44 meses y mi nieto de dos años y cuatro meses. Yo los pude criar porque tuve la suerte de que el jefe del operativo dijo que me los dieran a mí. Patricia no tenía militancia política, sí su marido. Una militancia social, por un mundo mejor, como seguimos creyendo todos, yo soy muy cristiana. Mi hija era muy cristiana, trabajaba en el hogar de tránsito. Creemos que un mundo mejor es posible y que tenemos que estar todos unidos en estos momentos tan difíciles. Siempre resistencia sin violencia”, destacó Amuedo. Sobre el poder de las Madres en la calle, reflexionó: “Fueron varias cosas las que tumbaron al gobierno militar, lo que nosotros instalamos es el tema del juicio y castigo. Argentina es el único lugar del mundo en que los terroristas fueron enjuiciados y condenados en su mismo idioma y por los jueces de su país”.

Pidiendo perdón

María del Rosario Cerruti, una de las 14 Madres que estuvieron aquella primera vez, expresó: “Estoy muy emocionada. Cuarenta años después estar en Plaza de Mayo con las poquitas que éramos fue muy emocionante porque tres madres nuestras fueron sacrificadas. Su muerte, su martirio nos pesa. El resto de Madres se fue muriendo, pero las que estamos tenemos que pedirle perdón a la vida por seguir vivas. No hemos conseguido nada, ni justicia todavía, ni saber qué fue de nuestros hijos”, se lamentó. “Nos queda solamente el derecho de pedirles a los que vienen detrás que no dejen de luchar por el derecho a la vida, el que va a unir a todas las ideologías. No se dejen arrastrar, el derecho a la vida es para todos, el derecho a pensar también. Si los defendemos, vamos a salir algún día adelante. La lucha continúa, no hay otra”, aseveró Cerruti.
“La primera vez que vine no sé qué día fue pero vine al ministerio del Interior con otras dos madres. Cuando salimos, salimos por la Plaza. Azucena ese día dijo que había que ir a la Plaza. Al otro jueves, nos encontramos todas acá y quedamos en venir un sábado a la mañana para decidir qué hacer. Ese sábado vinieron sólo catorce. No había nadie, por eso decidimos dejar los jueves”, recordó sobre la sucesión de casualidades que convirtieron cada aspecto de la lucha de Madres en un símbolo inigualable.
Cerruti también reflexionó a cerca de las debilidades del gobierno de facto: “Nuestro movimiento no ha tumbado a la dictadura, fue parte. Pero lo que tumbó fue el repudio universal y Malvinas. Eran casi ocho años de martirizar al pueblo. Se fue desgastando. Se desgastó, pero todavía quedó gente que apoyaba la dictadura. Hay que unir las luchas, porque si no nunca las vamos a conseguir. Si hacemos el derecho a la vida como principal, no a las cárceles, no al gatillo fácil, no a los crímenes de todos los días como en canchas de fútbol, no a la muerte, defender la vida y buscar la justicia. Esa lucha les queda a ustedes”, interpeló.

“Son muy nuestras”

Así las definió Luis Zamora, abogado de familiares del genocidio e integrante de Autodeterminación y Libertad: “Esto es un orgullo del pueblo argentino. Que cumplan cuarenta años es muy lindo porque son cuarenta años de lucha, no es un aniversario de algo que pasó sino de algo que continuó año a año. A mí me toca muy de cerca porque estuve al poco tiempo de que se formaran, en octubre ya estuve en una marcha que se hizo frente al Congreso. En el mundo hablan de ellas. Pensaba en el grupo de Hebe y las Madres acá divididas, y en el mundo son un símbolo de algo que no puede distorsionar nadie”, aclaró. “Lo que rescatan los pueblos del mundo es la lucha contra la dictadura, contra la impunidad y acompañar todas las luchas obreras, populares, juveniles. Son muy nuestras. Es un orgullo. Un privilegio”, destacó.
Zamora también tuvo que referirse a su primera experiencia: “En octubre de 1977 detuvieron a 200 personas y las llevaron a la Segunda. Las largaron en horas, ese día estuve. Nosotros atendíamos a familiares, los jueves  a las 15 veníamos, dábamos la vuelta y volvíamos. Alguna vez nos detuvieron acá, estuvimos dos o tres días en la 2ª. Era parte. Tengo muchos recuerdos de padres, el marido de Nora Cortiñas que trabajaba en el ministerio de Economía. Salía a las tres y media y daba la vuelta. El esposo de Azucena Villaflor, Tito, que fumaba como una chimenea, también nos detuvieron juntos. Haber estado con estas personas es algo imborrable en mi vida”, aseguró emocionado.

Juicios

“Soy abogado del grupo de la Iglesia Santa Cruz, ahora estamos en el tercer tramo del juicio ESMA, y esperando la sentencia del segundo. Ahora se juzgará la parte de vuelos, los pilotos. Es una vergüenza el juicio de ESMA, lo dilatan y postergan con maniobras de la defensa, pero el Tribunal las permite, antes no. Hacen alegatos largos, se estiran, hablan hace 18 días. Se toman licencias, la sala no está, se superpone la sala con AMIA, el otro día interrumpieron mi alegato para tomar una hora por una audiencia de otro juicio”, denunció el abogado y militante.
Zamora destacó las novedades de este tercer tramo: “Hay muchos casos de desaparecidos que no estaban en los anteriores. Para las familias es fundamental y para la sociedad también es muy importante, porque se comprueba caso por caso. Nunca pensamos en la época de la dictadura que íbamos a poder reconstruir. En el tema de los vuelos, volvía sólo el piloto, o sea que a menos que uno hablara. Habló Alfredo Scilingo, que participó de uno. Como los cuerpos de algunas madres aparecieron en Santa Teresita enterrados como NN, ahora unimos todo el circuito y estamos acusando por tal vuelo, tal piloto, que coinciden con el día en que aparecieron los cuerpos”, señaló. “Eso es prueba suficiente para pedir condenas. Nosotros lo tenemos comprobado ya, si la justicia lo da o no por acreditado, es una decisión política. Se sabe que hay pilotos que hablaron de más en noches de copas. Uno de una línea holandesa. Se ha ido confirmando lo que decimos. Lo más importante para el pueblo argentino para reparar moralmente a la sociedad y a las familias es la lucha de las Madres”, insistió.

Cuarenta años después

El año pasado tuvimos problemas para ingresar el sonido, dice Margarita Noia, la hija de Pepa. El policía responsable de la plaza les decía que está prohibido realizar actos en el sector de la plaza donde está el monumento a Belgrano, o sea del vallado para el lado de la Casa Rosada, que además está protegida por otra reja perimetral.
El lugar elegido para el acto no es un capricho. En el monumento a Belgrano se reunieron por primera vez las Madres de Plaza de Mayo, un 30 de abril de 1977. Es un lugar histórico, como la pirámide.
Este año, cuenta Margarita, que informaron a la Secretaría de Derechos Humanos para que avisen a quien corresponda, que a las 15 hs del histórico 30 de abril, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora iba a realizar un acto en ese sector de la Plaza. “Por eso a las 15 hs estaba abierto el paso y el sonido entró por Alsina y de contramano por Balcarce”, explica Margarita.
El acto, entre otras cosas, consistía en colocar fotos de la historia de las Madres sobre el monumento. La policía se acercaba cuando veían que se desplegaba alguna bandera, lo que pasó por lo menos dos veces.
Sobre Hipólito Yrigoyen, del lado del acto de Línea Fundadora, había dos micros de la policía nueva. Desde ese lugar un policía filmaba el acto. En un determinado momento caminó por la plaza, cámara en mano, hasta Rivadavia. Para filmar desde ese angulo también. Después volvió sobre Yrigoyen. Las Madres habían comenzado la ronda sobre el monumento.
Entre los presentes se empezó a rumorear que habían cerrado el principal acceso a la plaza; muchos llegaban por Balcarce, después de un largo rodeo. “Hay que avisarle a las Madres”, se escuchaba. Cuando comenzó el acto, el Sueco y Jorgelina estaban sobre Yrigoyen, junto a otras personas, no más de seis, pidiendo que abran el vallado. Luego fueron para el lado de Rivadavia que no estaba cerrado. Dejaban salir gente, no tanto entrar.
Sobre Yrigoyen el número de personas queriendo ingresar a la plaza era mayor. Golpeaban la reja: “como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”.
La policía se cuadró atrás de uno de los micros. Una mujer, gritándole a la policía, levantó por sobre su cabeza un cuadro de una de las Madres.
En el lado vedado de la plaza, Luis Zamora y tres personas más le preguntaban a un policía que tenía handy por qué no abría el vallado para ingresar a la plaza. El policía decía que podían entrar por Rivadavia. “¿Cuál es la diferencia? ¿Por ese borde se puede pasar, por este no?”, le preguntaban. Dice Zamora que se dio un diálogo ridículo: “había un pelotón de la metropolitana, pertrechados, como se mueven ellos. Y no tenían responsable. Le pregunto: ¿quién está a cargo?
– No está acá.
– Y bueno, ¿quién tiene responsabilidad?
– Ninguno.
– ¿Y si tiene que tomar una decisión?
– Modulo.
– Bueno, module.
– No, me tienen que modular a mí.
Esos diálogos casi provocadores. Le digo va a empezar a haber incidentes, del otro lado hay otro acto, toda esa gente si ve que hay un problema va a venir. No creo que ustedes estén provocando eso.”
Desde el lugar del acto, Nora Cortiñas y un grupo nutrido de gente se acercó hasta donde estaba este policía, que repetía: “Yo no puedo abrir”. Margarita dice que habían avisado del acto y que “el subcomisario o comisario Rodrigo Carasi” le había dicho que iba a estar abierto. “Hace ya un rato que estamos con esto”, dijo otra persona. El policía reconoció que el acto estaba autorizado; “ahora porque el oficial de la plaza cerró la plaza… ya lo fui a buscar, ya lo llamé, no se hizo cargo de nada”, decía. “Vamos a la comisaría, vamos a la comisaría”, le contestó Nora.
– Yo ahora voy a modular, si me autorizan a mí, lamentablemente no soy autoridad competente, porque para ellos no soy autoridad competente, si me autorizan a mí yo abro la plaza.
– Dejalo modular, dejalo modular.
– ¿Puede modularlo?
– Voy a hacer la gestión adelante de ustedes, para que vean que tengo la voluntad, porque para mí están en todo su derecho.
Del otro lado de las vallas ya cantaban que si no abrían las tiraban abajo.
Abrir para descomprimir fue la orden. Entonces hubo que decirle a los que estaban del otro lado de la valla que se corran para atrás para poder abrir. Seguían golpeando la reja. Se abrió la puerta y entraron cantando “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza” y “la plaza es de las madres y no de los cobardes”.
Diana hablaba con un policía de civil que le explicaba que ese sector de la plaza, el lugar donde estábamos, era un lugar vedado de la plaza. No se podían hacer actos. Y que habían cerrado Yrigoyen porque era más cómodo que entren por Balcarce. Y en Rivadavia mechaban el ingreso.
“Es incomprensible por qué cerraron”, concluyó Margarita.

Nora Cortiñas: “creo que se están equivocando”

En diálogo con Fernando Tebele, Nora Cortiñas también aportó lo suyo sobre la plaza cerrada: “Que aberración, ¿cómo van a cerrar la plaza como si cerraran la puerta de una vivienda? Cuando nos enteramos había más de 100 personas atrás de esa valla, además no había ningún disturbio. Además era un recuerdo de una fecha tan emblemática, no entendíamos porque habían cerrado esa parte de la plaza, es lamentable lo que está pasando.  La policía miraba para otro lado, ‘nos dieron orden, nos dieron orden’, ¿de qué?, ¿de impedir que la gente pasara a un acto de recordación?, yo creo que se están equivocando y cada vez se hace la imagen más turbia de lo que es el accionar de estas fuerzas y del propio gobierno.

Más allá de las vallas, de la Plaza de Mayo cerrada, de la dificultad para acceder, el acto de las Madres de Plaza de Mayo fue potente. Lo mismo ocurrió con el acto de la Asociación, que tuve un tinte más partidario, pero las Madres son las Madres, hagan lo que hagan, digan lo que digan.

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