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El Mensajero, la película sobre Robert Cox

Escrito por el octubre 20, 2017


El jueves 12 se estrenó el documental realizado por Jayson McNamara sobre el director del Buenos Aires Herald durante la dictadura, uno de los pocos medios que se enfrentó al gobierno de facto. La peli toma también algo de su biografía y de la historia del diario. En el programa Otras Voces, Otras Propuestas, Jayson McNamara contó los desafíos que implicó esta producción y su nuevo proyecto. El Mensajero se puede ver en el cine Gaumont a las 14 o a las 17.30, en el Amigos del Bellas Artes los viernes a las 21 y estará también en Río Cuarto, Córdoba, Tandil y La Plata. (Por La Retaguardia)

Un australiano en Argentina

“En el 2006, después de terminar la secundaria en Australia me inscribí en un intercambio escolar y me asignaron Argentina, una familia en El Bolsón. Iba a una escuela subsidiada por el Estado pero de gestión privada. Fue interesante el lugar, porque uno no puede deducir mucho de Argentina con esa experiencia, pero en el año que estuve fui viajando y aprendí que es un país muy diverso y El Bolsón es un pueblo muy particular y me tocó suerte al empezar mi aventura ahí. Después volví a Australia y terminé mi carrera en periodismo, después volví a probar mi suerte en Buenos Aires, me salió bien. Volví porque había aprendido castellano y porque me siento muy identificado con el argentino, me siento parte de esta sociedad y creo que tiene que ver con que los australianos y los argentinos tenemos historias en la inmigración, son países con una cultura trabajadora muy fuerte, con un sistema de valores parecidos, con problemáticas parecidas como el maltrato hacia el indígena”, explicó McNamara sobre sus vínculos con nuestro país. “En Australia es de gran notoriedad. Hay algunas cuestiones históricas que nos unen como pueblo, a pesar de que muchos australianos desconocen la existencia de Argentina y el argentino no toma mucho en cuenta lo que pasa en Australia, somos parecidos. La vida cotidiana en Australia está muy influenciada por el clima, somos sociedades que disfrutamos mucho de la naturaleza, de estar afuera, en la calle, escapando un poco del calor que se vive dentro de las casas”, describió sobre nuestra vida social.
“Cuando viví en El Bolsón había pasado varias veces por Buenos Aires y hay un misterio acá, hay algo muy especial y atractivo de la ciudad. Te presenta con muchos desafíos si sos de afuera. El caos, el ritmo. No sé si en el fondo yo quería desafiarme y ver si tenía la capacidad de vivir acá y crear un espacio para mí, encontrar trabajo, hacer amigos, disfrutar de la gran oferta cultural que hay acá, participar de la vida política que es muy rica y muchos argentinos subestiman o no aprecian. Obviamente pasan muchas cosas terribles en este país, hay mucho egocentrismo en la política. A mí me encanta que la gente puede discutir con conocimiento y con posturas muy desarrolladas, propias, lo que está aconteciendo en el país, no así en países como el mío donde la mayoría es muy indiferente”, destacó de Argentina. “Cuando llegué a Buenos Aires, me contrataron enseguida para el Buenos Aires Herald. Justo había un lugar ahí, en el diario histórico de la comunidad angloargentina. Empecé a trabajar ahí y un día me tocó corregir un suplemento que recordaba los 30 años desde la vuelta de la democracia. Ahí me encontré con la historia del diario en los años setenta y me fascinó”, explicó.

El involucramiento con los ’70

“Recuerdo haber vuelto a casa a buscar material fílmico, audiovisual en internet, no encontré nada y poco después decidí que me iba a dedicar a hacer un documental sobre la historia del diario. Es efectivamente lo que hice con un equipo de cineastas jóvenes, recién graduados de la UBA, durante aproximadamente 14 meses. Se estrena después de casi cuatro años de sus comienzos. Tocamos la historia del diario que tuvo, hasta su cierre, 140 años, pero nos concentramos principalmente del ex director Robert Cox, y sobre todo en los primeros cuatro años de la dictadura hasta su exilio a fines de 1979”, relató McNamara. “La película es bastante biográfica en ese sentido, aunque intenta hacer una contextualización más o menos desarrollada de esa época, es para entender mejor la figura de Cox y desarrollar su protagonismo en la historia argentina. Llama la atención. Era un periodista inglés, de tradición liberal, que ocupa el lugar del único director de medios en esa época que abre las páginas de su diario a la denuncia, que recibe a las Madres, que toma una postura muy crítica hacia la Junta”, aclaró.
“Sé de sus contradicciones, por eso la película presentó riesgos y oportunidades que se fueron retroalimentando con la transición política entre el macrismo y el kirchnerismo. Fue compleja la decisión de si tocar estos temas sensibles o no, porque lamentablemente en Argentina a mi parecer hay una especie de puja por definir la historia y muchas veces se hace alrededor de la identidad del desaparecido. Parece que hay mucho en juego si uno puede lograr imponer su definición del desaparecido con categorizaciones y términos que lo reducen a algo muy simple. En todo esto se han perdido los grises. Lo hicimos y por el momento hemos logrado ser sensibles con ciertos temas pero no huir de lo más complejo”, rescató de la perspectiva del documental.
Según McNamara, “los primeros análisis sobre el documental han resaltado que se demuestra a una persona con sus contradicciones y conflictos como es natural, porque las personas somos complejas, debemos enfrentar conflictos y contradicciones en cada paso de la vida. Creo que con la historia de la dictadura se ha reducido un poco, cuando se trata de personas puntuales, a héroes y villanos. Como que los grises se han ido perdiendo. Vimos en Robert una oportunidad para desarrollar esos grises. Sí, apoyó el golpe, tuvo una postura crítica respecto a la izquierda armada, pero mucha gente apoyó el golpe y se opuso a la izquierda armada”, recordó. “Yo soy de los que piensa que hay un sector en Argentina que se puede relacionar con Robert en ese sentido y que se identifiquen con Cox es algo positivo porque definitivamente hay mucha gente que ha tapado sus oídos, que se ha tapado los ojos al tema de la dictadura, haciendo una lectura equivocada de que esto es un tema partidario, un capricho partidario del kirchnerismo. Todas estas cuestiones vinieron a formar una gran oportunidad para nosotros en su figura. Una persona ni blanco ni negro, gris como somos todos”.

El exilio

“Después de su exilio en 1979 se fue a Inglaterra un tiempo y terminó viviendo el resto de su vida en Charleston, Carolina del Sur, y fue editor de la sección internacional de un diario local ahí. A partir de su jubilación a los 75 empezó a viajar todos los años a Argentina. Está ahora en Buenos Aires con su mujer, Maud, y pasa todos los años una parte del año acá a causa de un amor profundo por la Argentina. Un país donde crió a sus hijos, donde se casó, empezó su carrera, pasó por esta historia que le marcó la vida y un gran compromiso por Argentina. Se informa de todas las noticias que acontecen, escribe ahora en Perfil en un suplemento que empezó los sábados en inglés en homenaje al Herald y él escribe columnas”, contó sobre su trabajo actual. “El otro día, el director del suplemento que es un ex compañero mío del Herald me dijo que las columnas de Cox son un gran atractivo para lectores del suplemento, son las columnas de él que sobresalen en el tráfico a la página. O sea que es una persona cuya voz es muy valorada hasta el día de hoy. Cuando viene, de vez en cuando, da presentaciones. Todos los años hace un curso de dos días con estudiantes de posgrado de periodismo hablando de la ética periodística. Como siempre, fiel a su estilo. Es un tipo muy humilde, muy tranquilo, lleva adelante una vida muy interesante y coherente pero en las sombras. Mucha gente no sabe que está por ahí”, contó.
“En 1979, después de la contraofensiva de los Montoneros, de unos cuantos años masacrando, con una dictadura debilitada, se había llegado a todos los que querían lastimar o desaparecer y quedaban pocos blancos. Uno de ellos, muy complicado para la Junta, una persona con pasaporte extranjero y ya con notoriedad. A principios de 1979 es cuando empieza una ola de amenazas que incluye un intento de secuestro a su mujer en la calle donde ellos vivían y una carta de amenaza que le llega al hijo de 11 años a su colegio. Es a partir de esa carta que su mujer, Maud, dice ‘ya basta, nos tenemos que ir a otro lugar donde podamos criar a nuestros hijos en tranquilidad’. Él no se quería ir, curiosamente, se quería quedar”, explicó McNamara.

Nuevo proyecto: Nora Cortiñas 

“Lo que me falta es proponerle matrimonio a Norita, le he hecho cartas de amor, le regalé un vino el año pasado. Fuimos a su casa el otro día a grabar y lo primero que hizo fue sacar la botella que tiene 11 meses desde que la compré y lo tomamos a mediodía con los compañeros del equipo. Estoy intentando hacer, porque hacer un seguimiento de Nora es muy difícil con la agenda que maneja”, expresó con cariño. “Yo la conocí en el marco de este proyecto sobre Bob Cox, la entrevisté, era uno de los testimonios por parte de las Madres Línea Fundadora y me fue asombrando al punto de que quise hacer algo sobre ella, captar este momento tan especial de una de las últimas Madres de Plaza de Mayo que sigue en pie, activa en las luchas de hoy. En el sentido de que Norita está siete días a la semana con los qom, la comunidad LGBT, trabajadores despedidos, con su propia lucha de memoria y justicia en las causas de lesa humanidad, la lucha de las mujeres, Honduras, Kurdistán, estuvo en la Sahara, en Tierra del Fuego por el juicio de los combatientes de Malvinas, estuvo en Malvinas donde creo que la pasaron bastante mal con Adolfo Pérez Esquivel”, recordó y detalló: “Tuvieron un enfrentamiento duro en esa escena del aeropuerto, también en el cementerio donde están los soldados NN, el trato con la gente que vive allí, la desconfianza. La pasaron muy mal, pero hay pocas cosas que la paran. También estuvimos en General Lavalle y Santa Teresita, porque el Concejo Deliberante determinó poner como sitio de memoria histórica al cementerio donde aparecieron varias mujeres, fundamentalmente Madres que fueron secuestradas por Astiz en la Iglesia de Santa Cruz“. En este sentido, McNamara dio alguna información sobre el enfoque del futuro documental: “Estoy en contacto con Ana Careaga porque me parece muy interesante su historia y la de Esther que fue fundadora de Madres. Haciendo este recorrido de la agenda de Nora uno piensa cómo ella tomó esa posta. Esther había fundado un movimiento feminista en el Paraguay de los años ’50 y ’60. Mujeres vanguardistas las tres que desaparecieron, militantes. Las Madres que quedaron tomaron el legado, no sólo de los hijos sino de las compañeras desaparecidas. Hay algunos paralelos, una potencia simbólica en la historia de Ana Careaga y su mamá”.
“Para los argentinos que conozco, las Madres han sido parte de su vida política, sentimental, generan una reacción tan fuerte en lo sentimental. Yo las conozco hace cuatro años, las tenía más o menos registradas de mi primer viaje por el país pero no tuve la posibilidad de profundizar mi conocimiento sobre su historia y la historia de la dictadura. Fue un enfrentamiento muy particular con esta historia que no es mía, es algo que me fascina. Una época que contiene muchas lecturas históricas, sociológicas, psicológicas, políticas. Una época muy rica para estudiar y desarrollar a través del periodismo, del cine”, opinó sobre la dictadura. “Lo que estoy viendo es una especie de… no sé si desinterés, pero el caso está entrando en otra etapa con el cambio político. Después de diez años donde hubo mucha reivindicación de las banderas históricas del movimiento de derechos humanos, donde hubo mucho estudio, cine, literatura. Es un desafío para los comunicadores. Sin embargo, nunca viví una movilización como la de rechazo al 2×1, me pareció muy impactante. La palabra consenso es algo que hay que resaltar de estos últimos tiempos. Mucha gente se ha acercado al tema y se ha creado un consenso fuerte. A tal punto que el pueblo está dispuesto a salir a la calle y oponerse a algo como el 2×1 de esa manera, físicamente ocupar la calle por algo que a muchos de nosotros no nos afecta directamente. Es algo muy especial y eso hace a Argentina un país grande”, destacó McNamara.

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