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Más de la mitad de los genocidas tienen prisión domiciliaria

Escrito por el noviembre 4, 2017


A partir de los dichos de Elisa Carrió en un acto de campaña a puertas cerradas en el que planteó que hay que revisar las condenas a los genocidas, se abrió la oportunidad de, además de repudiar las declaraciones, analizar el estado real de los juicios por lesa humanidad en nuestro país. Para eso, nos servimos de los datos oficiales de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, a cargo de Jorge Auat, que abarcan el período de 2006 a 2016, analizados en el programa Oral y Público con la opinión calificada de Víctor Basterra(Por Fernando Tebele y Rosaura Barletta para La Retaguardia)

Las sentencias dictadas son, en total, 193. Son 818 los represores condenados, el 28% del total de judicializados, pero es 1064 el total de los detenidos. Hay 533 que gozan del beneficio de prisión domiciliaria, aquel que, supimos en ocasiones gracias a la agrupación H.I.J.O.S, puede no cumplirse sin que eso cause sobresaltos. Los 449 restantes están en cárceles federales. Es necesario aclarar que el arresto domiciliario no es una obligacion que los jueces deben cumplir cuando los detenidos tienen cierta edad o ciertas patologías, y para el último caso los hospitales de las cárceles en muchos casos están equipados para los tratamientos requeridos. Si no hubiera 38 genocidas prófugos, el 1% de los judicializados, el número de detenidos ascendería a 1102.

La lentitud

Una de las denuncias más importantes de los organismos, relacionada con la lentitud de los juicios, tiene que ver con que tanto los represores, como las Madres y las Abuelas, comienzan a morirse, unas sin justicia y otros con impunidad. Son, hasta el momento, 590 los imputados muertos, y representan al 17% de los judicializados. En relación a los resultados de las condenas, a un 5% se le aplicó la falta de mérito, hay un 2% de absueltos y un 1% de indagados. Con estos datos, los dichos de Elisa Carrió pierden asidero: si hay absoluciones y sobreseimientos, en principio la justicia no condena ‘porque sí’; y si bien el 2% puede parecer poco, son 99 personas las que fueron absueltas en los juicios.

Pocos juicios por delante

Según el informe de la procuración, en este momento son 117 los genocidas que tienen ya la elevación a juicio en curso, y en proceso de debate oral, sólo el 3% del total de judicializados. Las sentencias ya alcanzaron al 31%, es decir, 193 genocidas, mientras continúan en etapa de instrucción 287. Si consideramos al total de imputados hoy, el 43%, unas 1279 personas, se encuentra en libertad, a pesar de estar siendo investigados luego de más de cuarenta años.

Opinión de testigo y querellante 

Víctor Basterra es parte integrante de La Retaguardia, participa cada semana de Oral y Público, el programa de los juicios a los genocidas. Pero, fundamentalmente, es testigo esencial y querellante en la megacausa ESMA. Si testimonio fue el más largo durante el Juicio a las Juntas, y hasta el mismísimo Jorge Luis Borges escribió sobre él, conmovido por su aporte en aquel primer juicio. Basterra dijo anoche, en referencia al estado de los juicios: “Creo que en los últimos tiempos esto habrá ido in crescendo. Es una situación muy desalentadora. Preocupa muchísimo, y más en el marco de la desaparición de Santiago Maldonado. Habrá que poner mucho énfasis en estos datos, hay que tenerlos muy en cuenta, porque son el sello de la época. Es de nuevo la impunidad. A través de recursos legales, o supuestamente legales, como el arresto domiciliario o morirse de viejo. La naturaleza hace lo suyo, pero la voluntad de los seres humanos, evidentemente acá no está puesta en la búsqueda de justicia, por lo menos en la superestructura. En el caso de los 99 sobreseídos, generalmente se trata de personas que fueron partícipes necesarios en la ejecución del plan”, aseguró Víctor Basterra.
Una teoría posible acerca del bajo porcentaje de absoluciones, podría ser que los testigos han sido tam precisos en el reconocimiento, que no siempre fue solo de vista, sino a través de las voces, nombres, apodos y funciones durante la represión. Al respecto Basterra aportó su experiencia personal: “En mi caso, yo les saqué las fotos a los genocidas. Como tengo todavía una mirada fotográfica, hay muchos rasgos que, aunque se modifiquen con el tiempo, son reconocibles a través de la memoria. Hay compañeros que tuvieron dificultades pero en base a una sumatoria de elementos les fue claro el reconocimiento de algunas personas. Pienso en los datos, en tantos compañeros que han puesto el lomo y fueron defraudados junto con la sociedad”, consideró acerca de las absoluciones.

En relación a los objetivos del gobierno a partir de las declaraciones de Elisa Carrió y las explicaciones del ministro de Justicia, Germán Garavano, Basterra reflexionó: “Van a reflotar nuevamente la teoría de los dos demonios. Esto es así, va a crecer hasta quitarle la importancia que tiene al delito de lesa humanidad o genocidio, como le llamamos. Les daremos batalla. Cómo salió la gente en el 2×1 es algo alentador”, concluyó Basterra.
Ante el avance paulatino sobre los juicios, que tuvo nuevo impulso tras la victoria electoral del gobierno, conviene repasar los números, tanto para reconocer los avances del proceso de Memoria, Verdad y Justicia, como para comprender, quizá, que lo que Carrió dice pretender, ya está dado en sí mismo y que entonces lo que pretende es, seguramente, clausurar los juicios, y mandar a sus casas a los pobres abuelitos genocidas que aún cumplen sus penas en prisión.

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