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Línea 60: la lucha sigue

Escrito por el noviembre 3, 2019




Se publicó en el Boletín Oficial que el Ministerio de Transporte le concedió al grupo empresario DOTA, dueño de la línea 60 de colectivos, la “readecuación” de sus recorridos. Esta medida implica la eliminación de 12 de los 19 ramales que actualmente tiene la línea 60. Sus trabajadores se reunieron en la cabecera de Barracas para discutir medidas a tomar, ya que denuncian que esta maniobra del gobierno saliente no sólo perjudica a pasajeros y pasajeras, sino que pone en riesgo más de 900 puestos de trabajo y beneficia al monopolio de la empresa de colectivos DOTA. Frente a esta situación, el jueves por la tarde se llevó a cabo una asamblea en donde decidieron hacer paro desde las 18 hs y mantenerse en estado asamblea permanente. Sin embargo, La Secretaría de Trabajo dictó conciliación obligatoria esa misma tarde y los choferes tuvieron que reanudar el servicio, aunque se encuentran alerta ante las posibles maniobras que pueda llegar a hacer la empresa. La Retaguardia estuvo presente en la noche del 31 y compartimos este fotoinforme. (Por Agustina Salinas para La Retaguardia)


Cerca de las 15 hs espero el bondi en Constitución, me subo a uno y le pido que me lleve a la cabecera de la 60. “Voy a ver a los delegados”, le digo. “Ah, pero por supuesto, te llevo”, me responde el chofer. Me ofrece chipa que compró a un puestero de Consti, y seguimos. Vamos hablando y me dice: “Los delegados siempre hicieron prevalecer nuestros derechos, yo los respeto mucho. Siempre dieron todo”. Me cuenta cuán perjudicial sería el cierre de la cabecera de Barracas para todos los trabajadores, la cantidad de horas que sumaría tan solo de viaje desde su casa a la cabecera de Maschwitz y los conflictos que atravesaron todos estos años. Los 43 días de lucha en la vieja cabecera de la calle Guanahani en 2015, los despidos sin causa, el asesinato de David Ramallo. El grupo DOTA viene expresando hace varios meses su intención de cerrar la cabecera de Barracas desde el 1 de Noviembre. Es por eso que decidieron hacer una vigilia la noche del 31 de octubre para evitar que se avance con los despidos. Pero en la mañana del jueves se despertaron con la concesión que el Ministerio de Transporte le dio al grupo DOTA: el aval para eliminar recorridos y de esa forma perjudicar a las y los usuarios, y a los laburantes de la línea. Seguimos charlando con el chófer y, llegando a la cabecera de Barracas, me cuenta que es pastor evangelista y que “si nos unimos hacemos la fuerza suficiente para que Dios nos ayude”. Así es, le digo, aunque esté convencida de que la fuerza es de los y las trabajadoras. Entro al comedor y me espera la Susi, la “madre de todos” que tiene tantas vidas que merece un libro para poder abarcarlas todas. Me da la mano y sonríe. Charlamos mientras los choferes cambian de turnos y almuerzan. Abrazan a la Susi, se presentan, charlan conmigo. Me cuentan sobre los preparativos para la vigilia de la noche.
Llegan los delegados y proponen una asamblea para definir cómo seguir. La cabecera no cierra (por lo menos por ahora) pero la readecuación no deja de ser perjudicial: miles de usuarios y usuarias se quedarán sin el recorrido habitual del colectivo, deberán abonar más pasajes y los trabajadores, según el cartel que pegó la empresa esa mañana, deberán “sumarse a este nuevo desafío”. El cuerpo de delegados de la línea menciona que esta es una maniobra para flexibilizar y atentar contra las condiciones laborales actuales.
La asamblea decide un paro total de actividades, el Uruguayo maneja el bondi que bloquea la puerta principal. En el cartel de luces rojas anuncia: Fuera de servicio. No sale ningún bondi.
Eva Puente, la mamá de David Ramallo, el chofer que fue asesinado  en 2016 a pocos días de estrenada la nueva cabecera, se asoma al comedor.  Saluda con besos y abrazos. Me ve cara conocida, y no sabe mi nombre pero eso no quita que me dé un abrazo igual que a los demás. De su bolso saca un rollo de afiches que se ocupa de pegar en todas las unidades, todos los meses. “Perdí mi vida trabajado”, dice el afiche con la cara de David. A Eva le gusta cocinar porque del bolso también saca un bizcochuelo casero que le ofrece a Néstor para acompañar el mate.
Sale al playón a pegar los afiches con Fer Da Cruz. La sigo y nos indignamos viendo cómo algún desubicado arrancó una parte de la foto: se ve el afiche entero pero le arrancaron el rostro. No importa, vamos a seguir pegando los afiches que sean necesarios. Por más que intenten negarlo, a David se lo recordará en muchos sentidos: fue un quiebre dentro de la línea. El día de su asesinato se fundó el espacio Basta de Asesinatos Laborales (BAL). Desde aquel momento se encargan de denunciar las muertes en lugares de trabajo como resultado de la desidia patronal. En 2018 el informe BAL arrojó datos escalofriantes: todos los días, al menos una persona es asesinada en su lugar de trabajo. Las cifras serían mucho más alarmantes si se tiene en cuenta que este informe toma datos de trabajadores/as  registrados/as. Es un hecho: trabajar nos mata.
Seguimos recorriendo la cabecera y Eva me cuenta que va a celebrar el día de los muertos, como es tradición en México. A las doce volverá a su casa porque dejó lista la carne que le gustaba a David. Va a preparar la mesa para esperar a su hijo, aunque también lo siente presente cada vez que va a la cabecera. “Es creer o reventar”. Cómo no creerle a una Eva que desde aquel 9 de septiembre no se cansa de luchar. Tocó miles de puertas, recorrió cientos de pasillos de las viejas y grises instituciones de justicia, acompañada de su “familia de la 60”. Cómo no creer en la insistencia de la lucha que refuerza la memoria con cada acto cotidiano.
A la noche se realiza la asamblea abierta con la participación de la recientemente creada Coordinadora Obrera de la Ciudad de Buenos Aires, que nuclea a laburantes de diversos sectores en lucha de la Ciudad para fortalecer los vínculos y enfrentar la ofensiva de las patronales, generando lazos de apoyo y agenda en común. El delegado de la 60, Héctor Cáceres, toma el micrófono e informa que el Ministerio de Transporte dictó la conciliación obligatoria: deberán poner los bondis en circulación a partir de las 12 de la noche. En la vereda de enfrente, al lado del mural por David Ramallo, el guiso ya va tomando forma. Alguien dice “no te sarpés con la sal porque soy hipertenso”. Otro dice “sacame una foto como si estuviese cocinando yo”, y agarra el cucharón-remo para revolver la olla. Los y las participantes de la asamblea toman la palabra. Algunas de las personas presentes ya están probando el guiso que, por falta de platos ante la cantidad de comensales, lo sirven en una botella cortada. Arranca el primer bondi y nos lleva hasta Constitución, en silencio, hasta que suena un cumbión que levanta algunas sonrisas. Así termina la jornada o, mejor dicho, continúa lo que nunca cesó en la 60: la lucha.

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