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Susy Shock: “”El desafío de todo esto es que no estamos cerca, pero creo en nuestras resistencias”

Escrito por el mayo 30, 2020


La artista travesti/trans/sudaca, como ella misma se define, participó de Hasta que vuelvan los abrazos, el programa matutino de Radio La Retaguardia. El diálogo fluyó entre las formas de resistir a la pandemia y la crítica al discurso heterosexual que se impone desde el Estado. “Tenía esperanzas de que fuera el fin de la especie, pero parece que vamos a seguir”, suelta, e invita a la fuga y a la resistencia: “Tenemos que encontrar lugares donde no nos puedan encontrar”. (Por La Retaguardia)

🎤 Entrevista: Giselle Ribaloff/Fernando Tebele
Redacción: Andrés Masotto
💻 Edición: Fernando Tebele
📷 Foto de portada: Susy Shock en un homenaje a Lohana Berkins (Bárbara Ann)

📷 Foto interior: Andrés Masotto


Susy es así. No existen las formalidades. Entonces toma la primera pregunta, casi inevitable, ¿cómo estás en este contexto de pandemia?, y la desarma con crudeza mostrándose tal cual es, como ante cada paso, y con una diábetes recién diagnosticada. “En lo personal estoy muy bien porque vengo de un diagnóstico de diabetes en julio, que me apareció así de repente, me caí redonda en un estudio de grabación con convulsiones, internación, coma diabético, todo. Y estalló mi vida que venía creyendo que era muy armoniosa y no. Y la enfermedad me planteó algo que es crónico y me hizo cambiar y valorar un montón de cosas. Entonces a mí me agarra la pandemia en el medio de todos esos cambios. y a partir de eso y de un descanso necesario después de tantas giras, de repente me levanté y dije ya está, ya descansé, es hora de seguir pensando, de aflorar el espíritu crítico, de empezar a evaluar desde lo colectivo, que es desde donde siempre lo hicimos, por dónde pasan y pasarán las siguientes estrategias” reflexionó al principio de la charla Susy Shock, escritora, cantante, pensadora, y continuó: “Entonces estoy en esa tensión: tratando de no perder la lucidez, que es lo que creo está haciendo la mayoría de la gente, porque todo esto nos está invitando a perder la lucidez. Tratando de pensar más exhaustivamente con amigas, con mis grupos de pertenencia, y confirmando la salida es siempre desde lo colectivo”.
El arte de Susy Shock se caracteriza por romper estructuras desde la crítica. Una crítica muchas veces graciosa, pero profunda. En ese sentido, acerca de las medidas tomadas por el gobierno nacional para sobrepasar la la crisis sanitaria, la artista apuntó: “me parece que en principio este es un fracaso enorme de nuestra democracia. El modo en que se está tomando la crisis de la pandemia, porque es una crisis que existe, no niego que exista. Pero sí me permito la duda y sí nos tenemos que permitir ciertos debates, como por ejemplo que nuestra democracia ha fracasado porque la coordinación de todo esto son las fuerzas de seguridad. Que la democracia no haya podido encontrar otros actores y actrices sociales que puedan estar guiando, coordinando, acompañando este momento me parece que en sí ya es alarmante”.
Pero no se quedó ahí, y fiel a su reivindicación del sentido crítico, siguió cavando: “nosotres, que venimos discutiendo a la heteronorma como el gran violentador y disciplinador de los últimos tiempos, esa voz uniforme que se ha vuelto a poner. A mí no me alcanza que me hablen con e si en el fondo todo es un gran discurso heterosexual que no ha tomado ni de los feminismos, ni de las disidencias, ni de los transfeminismos, ninguna de las batallas logradas, ninguna de las discusiones alcanzadas, de los pisos enormes ganados que hemos tenido. Esa voz uniforme plantea, por ejemplo, el Estado maternal, y vuelve a la prehistoria el concepto de la mujer, lo deriva de vuelta al vientre materno. Y después habla de la casa. La casa y la familia es lo que venimos discutiendo y no es el lugar seguro que dicen. Yo no estoy exagerando: mi propio colectivo trans-travesti huye de esa casa si no es expulsado. Tiene que huir o es expulsado entre los nueve y los doce años a una calle. Entonces pensarnos ahí adentro es como si fuera un cuento rosa de Disney. Es el discurso del banner que pierde el espíritu crítico que yo insisto nosotres no tenemos que perder”.

La resistencia

“El desafío de todo esto es que no estamos cerca, no nos tenemos en ronda para vencer. Nuevamente la calle es esa zona prohibida, inhabilitada. Pero yo creo en nuestras resistencias. Y no me estoy quejando, porque el discurso después lo quieren unir con los idiotas que quieren cortar la cuarentena porque lo que quieren es que salgamos a la calle a producirles a ellos y que ellos sigan teniendo todas sus riquezas. Yo no estoy diciendo eso, estoy diciendo que nos dejen confiar, también, en nuestro criterio colectivo. Que nos dejen proponer desde nuestros criterios colectivos porque sabemos cuidarnos, porque siempre vamos a priorizar el cuidado colectivo. Entonces me parece que es un avance enorme de un discurso uniforme heteronormativo patriarcal”, criticó.
Pero, una vez más, la reflexión continuó: “Hay que exprimir las herramientas tecnológicas que tenemos a mano. Tenemos herramientas poderosas que habitar desde nuestros modos. Mi generación es hija y nieta de la revolución sexual, y todos esos despertares han producido enormes intentos de disciplinamiento, censura, represión. Hay que leer la historia, no la estoy inventando yo. Y siempre detrás de algo así, del disciplinamiento y de la violencia, aparece una resistencia. Coincido con las movidas que dicen que no hay que comparar esto con la pandemia del VIH porque no es lo mismo, pero ellos sí son lo mismo. Ellos, milimétricamente, repiten las mismas consignas, las mismas sospechas, y siempre les sospechades somos les mismes. En ese momento no se podía tomar mate con alguien porque supuestamente te contagiabas. Y eso tuvo una resistencia, un paremos la pelota y veamos qué nos pertenece de todo este cuentito, qué no, confiemos también en nuestros cuidados. Porque si la idea es que, después de la revolución sexual, cortar el deseo implica quedar embarazada, y después del VIH asumir el deseo la posibilidad de morir o matar a alguien -y ahora volvemos a muchos de esos discursos- yo quiero volver a muchos de los otros discursos que hemos aprendido de la resistencia, porque de ahí siempre salió una fuga para cuidarnos, siempre sale una fuga para contenernos colectivamente, tenemos que hacer más fuga. Encontrar esos lugares donde no nos puedan encontrar. Y si nos encuentran, reinventaremos nuevos lugares para seguir en la propia”, detalló, con toda su esperanza puesta en otras experiencias de resistencias.

Pedagogía travesti

Hay una discusión que atraviesa todo intento por destruir los discursos y modos heterosexuales, y es la del rol de los varones, dónde pararse, de dónde correrse. Susy definió: “Los varones tienen el enorme desafío de desentenderse del sistema heterosexual, que no significa que vayan a desandar su sexualidad y sus gustos sexuales, pero sí es vital que se desentiendan del sistema heterosexual. En la docencia, por ejemplo, teniendo a cargo infancias. Es un desafío enorme. Hay que desheterosexualizarse, me parece vital, porque la escuela toda es heterosexual. Le docente se para frente a treinta, cuarenta, sesenta niñes y supone que está frente a heterosexuales. Y eso en sí, naturalizado y sistematizado, es un daño enorme.”
Y prosiguió: “la pedagogía travesti la hacemos todo el tiempo con nuestres niñes porque somos madres, porque somos tías. Eso el mundo lo desconoce porque supone que solamente somos portadoras de una sexualidad prostituida, que es el único lugar que nos deja este sistema. Pero también tenemos hijes, criamos sobrines, y esa pedagogía implica una distancia a esa heterosexualidad. Implica una responsabilidad amorosa desde lo otro, desde lo abyecto, desde los bordes. Esa pedagogía, que propone Marlene Wayar, sobre todo. Y es algo que vengo estudiando de ella. Y es desde la resistencia, pero también desde la propuesta de una amorosidad nueva”.

Seguir gritando desde el aislamiento

Susy suelta su voz y su manera de ser para agitar frases que van desde la acidez a la diversión, desde la esperanza hasta la depresión. Lo que nunca faltará es la creatividad. Y su arte aparece como el rescate salvador. “Para mí el arte es el espacio más poderoso que encontré, pero no conozco otro. Es lo que me ha armado y dado herramientas a mí, en mi mismidad, diría la Wayar. Yo vengo gritando hace muchos años que nadie me invita a soñar otra cosa, preguntando si nos vamos a conformar todes adentro de este capitalismo. Y cuando digo esto, me dicen ‘y bueno, pero el comunismo falló’, y siempre traemos esas dicotomías tan absurdas de esta heterosexualidad que ve todo de esa manera. Y ese es el fracaso del que se tienen que hacer cargo, de este mundo tan fracasado. Yo tenía mucha esperanza de que este sea el fin de la especie, pero parece que vamos a seguir. Entonces ya que va a seguir todo lo horrible, que resista todo lo maravilloso. Cuando la persona frena todo lo que tiene que hacer, lo que está obligada a hacer, aparece un mundo de posibilidades en las que se anima a ser. Y eso las infancias lo tienen muy en claro. Las infancias que tienen la posibilidad de transitar su propia infancia, claro, no estoy hablando de las infancias que tienen la obligación de perder la infancia. Pero en sí ser un niñe tendría que significar la posibilidad de mutar hacia un montón de lados que implica la experimentación de todo ese mundo. Y yo quiero mucho de eso. El adultocentrismo es lo que nos ha traído hasta acá. Un modo de hacer política desde lo adulto, un modo de ver el mundo desde lo adulto”, dijo la cantante, escritora y docente. Y finalizó: “escuchemos a ese niñe interior que no tiene miedo, que tiene nuevas ideas para aportar”.

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