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Crónica de un 24 de marzo en el penal de San Martín

Escrito por el marzo 29, 2021


Entre las actividades a 45 años del golpe de Estado, La Retaguardia participó de una movida cultural en el CuSam de la Unidad Penal 48 de San Martín. Compartimos la crónica de un día de libertad entre los muros. (Por La Retaguardia)



✍️ Redacción: Julián Bouvier
💻 Edición: Diego Adur
📷 Fotos: Mauro Martínez/Julián Bouvier/Lorenzo Dibiase

Este 24 de marzo fue sin dudas especial. La pandemia de Covid-19 obligó a dividir las distintas actividades: se realizó una transmisión especial con las Madres, de manera virtual; se marchó en la Plaza de Mayo; se plantaron árboles en plazas y espacios de todo el país. Las formas de manifestación en nombre de la Memoria, por la Verdad y la Justicia fueron muchas. Otra actividad, de la que participó La Retaguardia, la realizaron las personas privadas de su libertad en la Unidad 48 del Penal de San Martín, en la Provincia de Buenos Aires. Allí funciona el CuSam (Centro Universitario San Martín), donde las pibas y los pibes se encuentran y construyen un espacio de libertad. “Acá somos libres”, se escuchaba cada vez que alguien agarraba el micrófono. Es emocionante imaginar lo que significa ese lugar para personas privadas de su libertad, que sienten que, luego de recorrer diferentes unidades a lo largo y ancho de la Provincia, son libres por un rato
Hay un edificio principal, emplazado en un lugar verde, no muy grande, pero lleno de actividades y de vida. Allí funcionan una biblioteca, la “Juan Gelman”; una sala de computación, la “Paulo Freire”; una sala de música; aulas para las cursadas de las materias de la Universidad; y también funcionaba una radio hasta hace algunos meses, Radio Mosquito. En octubre del año pasado, durante una protesta de los internos, la policía reprimió brutalmente el penal y terminó por destruir parte del CuSam. La sala de música y la radio son las que más lo sufrieron. Instrumentos musicales y elementos de la radio fueron destrozados. Los pibes aseguran que Radio Mosquito pronto volverá a sonar. No piensan permitir que nadie les robe la voz.
En las afueras del edificio hay una pequeña casilla con un horno, donde se producen artesanías en cerámica. En otro lado, una huerta, con ganas de convertirse en agroecológica. Todo esto gestionado por las pibas y los pibes del CuSam, y acompañado por coordinadores de la Universidad de San Martín, muchos de ellos presentes durante la actividad.
La actividad central se realizó en el patio del CuSam. El día lo ameritaba. Las sillas se colocaron frente a la entrada del centro universitario. El piso de cemento que anticipa la entrada al edificio hacía de escenario, con varios micrófonos, equipos de sonido, una batería e instrumentos musicales esperando a ser utilizados. Los pañuelos de las Madres y Abuelas bailaban al son del viento, colgados de una media sombra que amenizaba el sol. En una de las paredes del CuSam estaban las imágenes de las y los desaparecidos de San Martín. Y había también un hueco en la tierra, que invitaba a sembrar memoria. Toda la decoración y la escenografía de la jornada fue armada y montada por las y los pibes. 
A eso de las 11, Abel Díaz, integrante del Centro de Estudiantes del CuSam “Azucena Villaflor”, tomó el micrófono y dio la bienvenida a las muchas personas invitadas a compartir esta jornada. Invitó a sentarnos, recordó que hay que tener puestos los barbijos y arrancó con la lectura del comunicado. Un comunicado lleno de memoria activa, que planteó la lucha por la justicia de ayer y también de hoy. Que habló de los y las 30.000, pero también de Johana Ramallo y de Luciano Arruga. Que denunció la violación de los derechos humanos tanto adentro, como afuera de los penales. Pero que, además, recordó a las personas desaparecidas con mucha vida, con ese amor a la militancia, a la construcción de un mundo más justo, a las artes, las lecturas. Y eso fue algo que rondó por toda la jornada: aun sabiendo que el 24 es un día de reflexión y de memoria, todo estuvo rodeado de alegría, arte, risas, baile y música. 
Luego pasaron por el micrófono Daniela Gaona, familiar de desaparecidos/as; Leonardo Grosso, diputado nacional por el Frente de Todos; Mariel Fernández, intendenta de Moreno; algunos integrantes del Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires; Carlos Greco, rector de la Universidad de San Martín; Silvana Ortíz, integrante del Centro de Estudiantes del CuSam; entre otros/as. También tuvimos la posibilidad de tomar la palabra desde La Retaguardia para contar acerca de nuestro trabajo en materia de derechos humanos. 
Más adelante, se entonaron las estrofas del himno nacional argentino y luego, se pasó a uno de los momentos más emotivos de la jornada: la plantación de un árbol de paltas en el patio del CuSam. 
La música empezó a sonar en las manos de los “Sale $500” la banda de los pibes del CuSam. “Sale $500, porque acá adentro todo sale $500”, dijo Mauro, uno de los integrantes, entre risas. Se cantó por las y los desaparecidos. Se cantó por la desigualdad. Se cantó por un mundo más justo. 
Le siguieron las rimas del Patón Argüello, rapero, liberado del CuSam. “Sueñen alto que a veces los sueños se hacen realidad”, repitió más de una vez a quienes hoy continúan privados/as de su libertad.
Al terminar, llegó otro momento muy emotivo, de lágrimas y pieles de gallina: la obra de teatro gestionada por los y las pibas del CuSam: “Sobrevivientes”. Fueron unos 15 minutos para reflexionar sobre la atrocidad de la violencia militar en los 70 y también acerca de la violencia policial de hoy. Como si estuviéramos en un jueves cualquiera de la vieja normalidad, a eso de las 15.30, en la Plaza de Mayo, la obra cerró con un fuerte: “30.000 compañeros detenidos desaparecidos: ¡Presentes! ¡Ahora y siempre!”.
Mientras por las mesas circulaban sanguchitos de miga y empanadas, continúo la música a manos de otro rapero, Hugo Paez, “el expresante”,  hijo de desaparecidos/as. Estaba muy nervioso por ser su primera vez cantando frente a un público, pero bajó una calidad de rimas antirrepresivas y los aplausos fueron inmensos. 
A continuación, las canciones de Abelardo Martin, cantor popular, generaron un clima de silencio y escucha que permitió apreciar esas letras bien significativas para un 24 de marzo. 
Le siguieron unas canciones de Pica Para Todxs Mis Compas!, y un tema de Mauro Martínez, sobre los desaparecidos y desaparecidas.
La memoria no paró de ejercitarse. 
Eran cerca de las 14 y “Sale $500” volvió al escenario y cerraron la actividad a puras cumbias y rocanroles para bailar y sonreír. El 24 de marzo adentro del CuSam fue diferente. La memoria y la alegría se dieron la mano para gritar por un Nunca Más verdadero.
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