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Estuvo secuestrado en Campo de Mayo a los 14 años: “No sé cómo transmitirles lo terrorífico que fue eso”

Escrito por el junio 23, 2021


Walter Meza Niella, fue secuestrado con su familia cuando tenía 14 años. Buscaban a su padre, Néstor Meza Niella, uno de los fundadores de Descamisados y luego referente de Montoneros en Zona Norte, a quien desaparecieron luego. Toda su familia sufrió la violencia genocida. A Walter lo torturaron en “El Campito”, el centro del horror que funcionó dentro de Campo de Mayo. Pese a estar recuperándose de Covid-19, quiso declarar. En su testimonio desgarrador identificó a varios acusados, entre ellos a Roberto “Pajarito” Fusco. (Por La Retaguardia)


📽️ Transmisión en vivo: Diego Adur/Fernando Tebele
🎧 Edición de audios: Paulo Giacobbe
✍️Textos: Agustina Sandoval Lerner/Valentina Maccarone/Noelia Laudisi De Sa/Monica Mexicano 
💻 Edición: Fernando Tebele

Roberto Fusco, Pajarito. Ya varios testigos lo ubicaron dentro del campo de concentración en Campo de Mayo.
Foto: Gustavo Molfino

1- El secuestro
“El 25 de enero de 1978 siendo aproximadamente las 23 horas, estábamos en mi casa en Caseros, Provincia de Buenos Aires, Partido Tres de Febrero. Estaba mi hermana, su esposo, mis dos sobrinos, mi otra hermana, otros sobrinos, mi hermana más chica, mi mamá y mi hermano Néstor. Estábamos yéndonos a dormir y empezamos a escuchar ruidos en la terraza, ladridos de perro, entonces nos vamos a la habitación de mi madre y estando allí escuchamos dos potentes disparos que son tirados hacia enfrente de nuestra ventana, de mi casa… Todavía están. Y ahí empezaron a decirnos que salgamos con las manos en alto, con un megáfono nos dicen dos o tres veces, no entendíamos bien lo que estaba pasando, en realidad no entendíamos nada y entonces salimos, primero sale mi hermano, luego salgo yo. Cuando salgo, una persona de pelo largo y chaqueta verde militar me agarra de los pelos, me pega un culatazo, me tira en el piso, así van sacando a toda mi familia. Cuando vamos saliendo nos preguntan por mi viejo, él no estaba en ese momento viviendo en mi casa. Mi viejo era un militante peronista de la organización Montoneros, y era él a quien buscaban y al no encontrarlo, nos secuestran a nosotros”.
2- El traslado hasta un galpón 👇
“Nos llevan a una camioneta con los colores del correo argentino en ese momento, y una persona que se hacía llamar “el Puma”, cuando nos tienen a todos adentro de la camioneta nos empieza a amenazar y a decir que pensemos bien lo que vamos a decir, lo que vamos a contestar, porque sino todo iba a ser muy duro con nosotros. Nos llevan en un viaje alrededor de 20 minutos, tal vez más, no recuerdo, tal vez media hora. Nos bajan en un lugar donde se ve una luz muy potente, donde nos cambian la capucha, yo no entendía bien de lo que se trataba, no entendía bien las palabras, intenté sacarme la capucha y me golpearon ahí nuevamente, me estaban haciendo un intercambio de capucha, me ponen otra capucha y ahí me llevan a un galpón, me tiran con una manta, estaba atado con una cadena de pies y manos y con la capucha que me ahogaba mucho. En eso entra una persona que dice llamarse Irario y me dice palabras textuales: “Pendejo escucha bien, te doy un par de minutos para que nos digas donde esta tu viejo, cantá porque sino te voy a pegar más de lo que te estoy pegando”, efectivamente me estaba pegando golpes en las costillas, calculo que con el borceguí porque pesaba mucho, a todo esto yo ya estaba escuchando los gritos de tortura y la inconfundible voz de mi vieja”. 
3- Sobre el represor apodado el Puma 👇


“Ahí había una persona que se hacía llamar “el Puma” que era uno de los principales guardias y creo que era jefe de guardias de todos los que se hacían llamar celadores. Me dejan ahí, viene esta persona ‘El Puma’, me amenaza nuevamente, me golpea, yo me estaba muriendo de sed y ponía una música que decía: ‘Hipocresía morir de sed teniendo tanta agua’, que creo que era de un grupo de cumbia, Los Pasteles Verdes, una cosa así. 

4- A la enfermería 👇


“Anochece y estaba bastante mal por los golpes y toda la situación, deciden trasladarme a un hospital, me lleva un auto que calculo que tardó unos 15 o 20 minutos, no sé cuánto a un hospital que yo después reconocería como el Hospital de Campo de Mayo, lo reconocí porque esa noche era una noche de luna muy luminosa y me había aflojado un poco la capucha y pude ver el techo y la entrada. Ahí me atiende un médico, me revisa, atrás mío siento que había una persona. Esta persona en un momento se acerca por arriba mío, me dice que me tranquilice, era una persona de pelo largo, bigotes, muy colorado, parecía que había tomado mucho sol y era muy parecido a la persona que me agarra de los pelos y me golpea cuando nos sacan de mi casa. En un momento entra un soldado conscripto y me dice: ‘No te asustes, estoy en la misma situación que vos’, no entiendo en qué situación estaría. Me llamó mucho la atención porque luego, muchos años después vi una foto muy parecida de un soldado Steimberg, a quien yo logré conocer a sus padres, que militaban en familiares y era muy parecido a este soldado y que está detenido-desaparecido. De ahí me vuelven al galpón donde estaba, recién al otro día me dan de beber agua y de comer y me dan unos medicamentos”. 
5- Otro galpón lleno de gente 👇


“Empiezo a mejorar, en ese momento ya había puesto un guardia, un celador que le decían el negro, una persona que logré alcanzar a ver muy poco, de tes muy morena, con acento uruguayo, con el pelo mota y con uniforme, como ropa de fajina. Esta persona era la encargada de mantenerme todo el tiempo, esta y ‘El Puma’, eran las personas que venían y que me interrogaban mucho más sobre mi padre, sobre donde podría estar. En un momento, al cuarto día, no recuerdo bien, porque cuando uno está encapuchado y encerrado en un lugar totalmente tabicado y atado, va perdiendo muchas nociones, pero un día me sacan, me llevan a un galpón, que estaba al lado del galpón donde estaba yo… Digo que estaba al lado, porque el recorrido que hicimos fue muy corto, y porque yo con mi hermano teníamos una carraspera muy común y nos comunicábamos por esa carraspera. Me llevan a un galpón mucho más grande donde había muchísima gente, donde recuerdo la voz de una persona que me pareció en ese momento reconocerla, que era la de Pablo Bolzan. Ahí me tienen un rato, la verdad que era horrible, estaba atestado de gente, no se podía respirar, era todo quejido, no sé cómo transmitirles lo terrorífico que fue eso”.


6- Otra vez Parajito 👇
“Cuando me llevan, me llevan a bañarme, siento la voz de una persona y este celador de guardia, el negro, dice: ‘Eh, Pajarito’, le dice así a otro celador y este celador, ‘Pajarito’, que estaba custodiando a otro detenido le pregunta al negro: ‘¿Quién es el pendejo este?, ¿quién es el pibe este?’, le pregunta. A lo que el celador, el negro, le responde: ‘Es el hijo de un pez gordo’. Cuando estoy ahí bañándome, logro reconocer la voz, nuevamente, y esta vez sí le veo la nuca a Pablo Bolzan, compañero que hasta hoy está detenido desaparecido junto con su esposa Olga Pini”.

7- El olvido y la Biblia 👇

“Tantas idas y venidas, seguían viniendo esta persona que se llamaba Víctor. En un momento me dice que me van a acercar un mapa para que yo les indique en qué parte de Corrientes podría llegar a estar mi padre. Así estamos unos diez, once días, hasta que una noche viene una persona, vienen primero dos detenidos que los tenían como mano esclava porque esos dos, Chester y Margarita, también me traían la comida, agua cuando podían. Me tranquilizaban. Vienen primero estas dos personas, me traen un pantalón… Qué loco, ¿no? Me llevaron con un pantalón corto y me traen un pantalón largo… Y Chester y Margarita me dicen: ‘Te vas, pibe, te vas. Quedate tranquilo, ponete este pantalón’, y me dan unas zapatillas también. Un pantalón que me quedaba enorme. Me acuerdo que ese pantalón lo tuve por bastante tiempo porque me causó mucha impresión, tenía una mancha de sangre en la bragueta. Siendo muy tarde, ya me viene a buscar otra persona que me maltrata, que me dice: ‘Tenga mucho cuidado, que voy a hablar ahora con el jefe de todos ellos, con ‘el Tordo’, así me dijo, y me lleva ante una persona que es este Tordo que me dice bueno, que lo disculpe, que esa no había sido la intención, que no era conmigo que era con mi padre, que mi padre pertenecía a una banda de delincuentes subversivos, que tenía a su cargo 3000 hombres y que me olvide de todo… Y que lea la Biblia.
 
8- La liberación 👇



“Me sacan una capucha, me vendan y atados con sogas me ponen en un patio y una persona que era el puma, primero me dice que acerque mi mano hacia la derecha. Yo estaba vendado y con la capucha puesta. Ahí pude tener contacto después de mucho tiempo con mi madre. A mi madre le decían también que me toque. Esta persona, ‘el Puma’, nos dice que tengamos cuidado, que agradezcamos porque ahí en ese lugar no salía nadie con las patas caminando, sino que salían con las patas para arriba. Y agarra y nos lleva hasta una camioneta, en esa camioneta escucho que me ponen un arma y empiezan a jugar. Decía uno: ‘¿Lo hacemos ahora? No no, lo hacemos después’. Yo no sabía sinceramente que iba toda mi familia, sinceramente no sabía. Había mucho silencio y lo único que se escuchaba era la voz de esta persona. Aproximadamente media hora, quince, veinte minutos, nos deja en lo que es una vía muerta de Palomar. Yo creí que era el momento en que nos iban a fusilar sinceramente porque escuche las armas como se descerrajaban y a parte nos dejaron vendados y atados. Hasta que en un momento escucho una voz que no reconocí, que me era la de mi cuñado: ‘Bueno… se acabo, saquémonos las vendas’. Yo sinceramente estaba aterrado y no alcance a sacar la de entrada por sinceramente creí que me pegaban un tiro”.
9- Vecino solidario 👇



“Cuando llegamos a nuestra casa, era un desastre. Asustados, asustados también por lo que había pasado, no sabíamos lo que había pasado con mis sobrinos. Esa noche estaba mi sobrino Martín, mi sobrina Nancy, mi sobrina Clarisa, mi sobrina Vanina, mi hermana mas chica de cinco años. Todos permanecieron por varias horas seguidas hasta que decidieron entregarlos los vecinos, encerrados en un cuarto con una olla de comida y vigilados por una de estas personas, que hasta ese momento no sabíamos nada. Cuando llegamos a la casa era un desastre total, todo roto. Hasta el otro día que pudimos empezar a rehacernos con un vecino solidario, muy muy solidario. Vino y le dijo a mi madre, nos trajo una comida porque sinceramente no teníamos fuerza ni para hacer la comida del terror que teníamos. Esto fue así, no tengo vergüenza de decirlo. Este vecino nos acerca un plato de comida y le dice a mi madre: ‘Usted no tiene que tener vergüenza de nada, usted tiene que tener la frente bien alta y yo voy a estar acá para ayudarlos en lo que pueda’. Don Marino, una persona hermosa, un vecino de aquellos vecinos solidarios que entre otras cosas yo creo que, entre otras cosas, es por eso que nos salvamos. Muchos vecinos solidarios que se acercaron inclusive hasta la comisaría de Caseros a denunciar el hecho. Creo que por esas cosas nos salvamos”.

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