Canción actual

Título

Artista


Rechazaron el pedido de libertad de Santiago Omar Riveros

Escrito por el julio 3, 2021



El TOF N°1 de San Martín, que lleva adelante un tramo unificado de la Megacausa Campo de Mayo, resolvió rechazar el pedido de libertad condicional para Santiago Omar Riveros, quien fuera Jefe del Ejército de la Zona 4 durante el genocidio. Esta decisión la tomaron luego de la audiencia pública del martes pasado, en la que las víctimas expresaron sus opiniones. Riveros fue condenado en múltiples ocasiones por delitos de lesa humanidad y por eso las víctimas del represor expresaron su rotunda oposición a que se concrete ese beneficio. 

Después de escuchar a las víctimas, la jueza Silvina Mayorga, a cargo de la ejecución de la pena en este caso, decidió rechazar el pedido del genocida. (Por La Retaguardia)
✍️ Cobertura del juicio: Diego Adur/Lucrecia Raimondi/María Eugenia Otero/Agustina Sandoval Lerner

✍️ Redacción: Lucrecia Raimondi/Diego Adur

💻 Edición: Fernando Tebele

✍️ Textuales: Noelia Laudisi de Sa/Mónica Mexicano/Valentina Maccarone

📷 Fotos: Capturas Transmisión La Retaguardia


Su defensa había argumentado que, como las condenas en la megacausa Campo de Mayo se habían unificado en 2017 a una pena única de 25 años, ya estaba Riveros en condiciones de pedir la libertad condicional. Sin embargo, la jueza Mayorga sostuvo que si bien eso es cierto, Riveros tiene otra condena a 45 años de prisión en el juicio conocido como Plan sistemático de robo de bebés, tramitado ante el TOF N°3 de la CABA. Esa pena está lejos de cumplir las dos terceras partes que le permitirían pedir la condicional. Riveros tiene 97 años y es parte de todos los juicios de la Megacausa por su rol de jefatura en el Área de Defensa 4 que tenía a Campo de Mayo como cabecera.
La decisión de la jueza se dio después de que el martes pasado se celebrara una audiencia pública por el pedido de libertad condicional que realizó la defensa del genocida. En ella declararon víctimas del represor, quienes expresaron su rotunda oposición a que se concrete ese beneficio, con diferentes argumentos. Fue la primera vez que una audiencia pedida en torno de la Ley de víctimas es pública. La Retaguardia transmitió la jornada.  
A partir de la sanción en 2017  de la Ley 27.372 –de Derechos y Garantías de las Personas Víctimas de Delitos-, todas las partes querellantes tienen  “derecho a ser informadas y a expresar su opinión y todo cuanto estimen conveniente”, cuando surja cualquier planteo en el que la persona condenada pueda ser beneficiada, por ejemplo, con la libertad condicional. Es decir, en consecuencia del pedido que realizaron los defensores oficiales Juan Carlos Tripaldi y Alejandro Arguilea sobre la libertad condicional de Santiago Omar Riveros, la jueza de ejecución Silvina Mayorga citó a todas las víctimas del genocida que quisieron expresar su opinión al respecto. 
Entre las personas que hablaron y manifestaron su oposición a la libertad del genocida estuvieron la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo ,Estela de Carlotto; José Schulman, Secretario general de la Liga Argentina por los Derechos Humanos; Iris de Avellaneda, sobreviviente y mamá del joven Floreal Avellaneda sobrevivientes del Terrorismo de Estado, familiares de víctimas y nietos y nietas que recuperaron su identidad. En la audiencia también brindaron argumentos en contra del beneficio para Riveros la querella de Pablo Llonto, en representación de familiares, y la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, por medio de la abogada Carolina Villella.
Santiago Omar  Riveros era el jefe de Institutos Militares en Campo de Mayo, amo y señor de todo lo que allí sucedía. Fue condenado decenas de veces y recibió varias penas a prisión perpetua. Además, tiene una condena a la pena de 45 años de prisión por el robo de bebés en el  Hospital Militar de Campo de Mayo. Entonces, tal como  señalaron todas las víctimas que declararon en la audiencia, Riveros es un múltiple condenado por delitos de lesa humanidad que jamás demostró arrepentimiento por sus crímenes  y nunca dijo dónde estaban  los bebés apropiados  de Campo de Mayo, ni cuál fue el destino de las personas desaparecidas. 
Campo de Mayo es un predio militar que sigue en funcionamiento y en manos del Ejército. La liberación de Riveros hubiera significado un retroceso enorme, no solo para los y las sobrevivientes y familiares de las víctimas, sino para toda la población argentina y la democracia. 
A continuación, reflejamos las palabras de las víctimas que expresaron su oposición a la libertad de Santiago Omar Riveros y que transmitimos por el canal de Youtube de La Retaguardia. Participaron Iris Pereyra de Avellaneda, Alicia Vattino, Juana Muñiz Barreto, Walter Meza Niella, José Schulman, Ramiro Nicolás Mena, Daniel Vicente Cabezas, Manuel Gonçalves Granada, Juliana García, Catalina De Sanctis Ovando y Marcos Avellaneda, más Pablo Llonto y Carolina Villella en representación de las querellas. 
Iris Pereyra de Avellaneda, mamá del ‘Negrito’ Floreal Avellaneda
Soy Iris Pereyra de Avellaneda, sobreviviente del genocidio de Campo de Mayo, Campito. Hago, nuevamente, una nueva denuncia de que Santiago Riveros es el responsable de la muerte del Negrito Avellaneda. Santiago Riveros ha sido uno de los ideólogos de Campo de Mayo y por eso ha sido esa masacre, ese genocidio que ha pasado en Campo de Mayo. Por lo tanto, con el Negrito Avellaneda fuimos secuestrados por el Terrorismo de Estado en nuestro domicilio de la calle Sargento Cabral 2385, Munro. Fuimos llevados al Campito, Campo de Mayo, y ahí fuimos torturados terriblemente los dos. Al mes, justo cuando Negrito cumplía sus 16 añitos, aparece por los vuelos de la muerte en Uruguay. Entonces, nosotros, yo como sobreviviente de Campo de Mayo y querellante de esta causa, pido y exijo que a Santiago Riveros no se le dé la libertad. Es un genocida y por lo tanto tiene que estar en cárcel común porque ha sido un genocida de primera. Un tipo que ha querido asesinar a varias personas y tiene varias causas. Por lo tanto, necesito y exijo que a este hombre se le dé cárcel común y efectiva. Muchas gracias.
Alicia Vattino, hermana de Daniel Omar Vattino
Soy Alicia Vattino, hermana de Daniel Omar Vattino y Ada Margarita Burgueño, su esposa. Ambos están desaparecidos. Mi hermano estaba cumpliendo el Servicio Militar después de un pedido de prórroga porque estudiaba en la Universidad de Sociología. En esas instancias de estar haciendo el Servicio Militar desapareció de la escuela Sargento Cabral. Su compañera, Ada Margarita Burgueño, fue retirada de mi casa en un operativo de fuerzas conjuntas que se hicieron allí en Villa Ballester, donde en ese momento vivía y en este momento vive mi madre que tiene noventa años. Me acerco a usted para solicitarle tenga en cuenta que este señor, esta persona, debe mantener su situación de cárcel común. Yo he sido también testigo en la causa Plan Cóndor, porque Ada Margarita Burgueño Pereyra era uruguaya. Traigo a ustedes una anécdota: en su sinfín de caminatas, mi madre pudo encontrarse con el Sr. Omar Riveros que en ese momento era el Jefe de zona y responsable de Campo de Mayo. Aunque la escuela Sargento Cabral, donde estaba mi hermano participando, estaba a cargo en ese momento del Coronel Norberto Chapar, mis padres pudieron llegar al Sr. Riveros, a poder hablar con él y su respuesta fue “tráiganme a su hija”. Ese es el recuerdo puntual que tengo de este señor, que lo considero un ideólogo. La Justicia lo ha demostrado, que ha sido un ideólogo en la zona de Campo de Mayo, de tanta cantidad de secuestros y desastres. Pido a la Justicia que sostenga sus decisiones, porque este señor ha sido también inculpado en Italia, ha sido inculpado por muchas otras causas. No hay ninguna situación por la que, pese a su edad, él tenga que estar libre. La democracia le ha dado la posibilidad de hacer justicia, y que se haga justicia es que permanezca preso y en cárcel común. Muchas gracias.

Juana Muñiz Barreto, hija de Diego Muñiz Barreto
Yo soy Juana Muñíz Barreto, hija de Diego Muñíz Barreto. Mi papá fue secuestrado en Escobar por Luis Abelardo Patty, estuvo en Tigre y después fue llevado al Campito. De ahí lo subieron a un auto y lo llevaron a Entre Ríos adonde le dieron muerte de una forma horrorosa. Quiero decir que Riveros era el jefe y el responsable de toda esa zona y era quien sabía todo y dio las órdenes de todo. Fueron tantos años. Los familiares estamos siempre. Yo creo fervientemente en la justicia. Por eso vine hoy a hablar acá, porque a mí me salvó la vida la justicia, porque haber tenido la posibilidad de poder querellar y haber podido ir de la mano con mi abogado y haberme convertido en una especie de Sherlock Holmes y haber buscado cada indicio y haber encaminado las causas, haber encontrado las pruebas para poder inculpar a los responsables de la muerte de mi papá me cambió la vida. Porque, cuando mataron a mi papá, fue tal la debacle personal, el abismo del dolor que uno siente que yo ni siquiera me pude recordar cómo me llamaba mi papá. A mí mi papá me decía Pulguita y yo me lo olvidé y me lo olvidé porque era muy doloroso. Yo tenía 15 años y mi papá era mi sostén afectivo, era todo para mí y me lo mataron, y mataron algo mío también qué era lo que yo tenía de mi papá conmigo. Después de tantos años haber podido encontrar todo eso, no sólo logré justicia sino que pude lograr recuperar esto que es saber cómo me llamaba mi papá y encontrar a los amigos de mi papá y que mis hijos, que fueron sus nietos y que no lo pudieron conocer, de alguna manera, al asistir a las audiencias, pudieran entender por qué no tenían a su abuelo con él. Así que fueron muchas las vicisitudes que pasamos. Pero yo creo que la justicia escuchó y estuvo presente. Está bien, por ahí tarde o a destiempo, pero llegó. Ahora, la persona que desapareció con mi papá logró sobrevivir y dejó un testimonio muy detallado. Hay un momento que es cuando les devuelven el auto en el Campito, que les hacen firmar un recibo de conformidad. Hay un montón de papeles administrativos, le devuelven un dinero que tenían. O sea, que acá había un registro perfecto de Campo de Mayo en el Campito de todo lo que hacían administrativo. Y el que ordenaba y tenía toda esta información era el Sr. Riveros, y la sigue teniendo. Entonces, el Sr. Rivero no sólo sabe quiénes fueron los otros torturadores de mi papá, sino también quiénes fueron los otros integrantes de la patota que llevó a mi papá a Entre Ríos, de los cuales sólo podemos identificar al momento a dos. Quiero decir que al día de hoy sigue delinquiendo porque sigue encubriendo. Entonces, que a mí me digan que ahora le van a dar libertad cuando hay más causas en curso me resulta humillante como hija. Yo, entre otras cosas, además del terror que viví en ese momento, perdí la fe en Dios porque me enfrenté al dilema del mal y de cómo podía existir Dios existiendo tanta maldad. Cuando terminó el juicio, que para mí fue muy reparador, no sólo por el acto de justicia sino también por haber recuperado la memoria de mi papá, me puse a estudiar filosofía y llegué a Medieval y cuando lo leí Agustín recuperé mi fe. Agustín dice algo del perdón. Cuando Agustín dice, y esto Hannah Arendt lo secularista y se puede aplicar muy bien porque a nosotros se nos exige demasiado, se nos exige y lo hacemos. Yo le hago chistes a mi abogado y le digo ” ¿y nosotros nos vamos a jubilar?”,  se nos pasa la vida en esto. Pero no, vamos a seguir haciendo y vamos a seguir reclamando porque tenemos fe, fe en la justicia y fe en Dios ahora también. A veces uno escucha que dicen “bueno, vos pasó tanto tiempo podrías olvidarte y perdonar”. Y Agustín dice que el hombre elige y que no es Dios el que hace el mal, es el hombre el que hace el mal porque elige un mal camino y que para que Dios lo perdone, el hombre tiene que hacer una constricción interna. Contrición es como un dolor, viene del latín, es un dolor interno en el alma muy fuerte. Y si nosotros secularizamos ese término, eso quiere decir que tiene que haber un arrepentimiento interno y que, si hay un arrepentimiento, hay un pedido de perdón y entonces uno puede perdonar. Es lo contrario a la atrición que sería como un pedido público de disculpas, que sería un pedido hipócrita por temor al escarnio público. Acá no hubo ni constricción ni atrición. Nadie me pidió perdón, ni a mí y a mi familia porque no fue solo que murió mi papá. Al poco tiempo de mi papá, los hermanos de mi papá, que estaban en las antípodas políticas de mi papá, fueron corriendo a buscarlo a mi papá. Lo enterramos a mi papá y nos abrazaron a nosotros que éramos sobrinos. A los pocos años se enfermaron todos los hermanos de mi papá y yo me quedé sin familia de mi papá. Todos se enfermaron de leucemia y de cáncer en muy pocos años. En cinco años no tenía más tíos tampoco. Entonces fue un desastre familiar. Fue una tragedia lo que nos pasó. Entonces lo que quería decir era que no se puede estar esperando que uno perdone si no hay un arrepentimiento, un pedido de perdón. Pasó mucho tiempo, pero nosotros seguimos pidiendo justicia, seguimos querellado, seguimos reclamando. Ahora también de alguna manera lo que estamos pidiendo es que nos cuiden, estamos pidiendo protección. En la causa de mi papá lo tuvimos que hacer muchas veces porque uno de los imputados era político. Entonces tuvimos muchas vicisitudes. Y acá estoy pidiendo lo mismo, porque acá hay testigos que siguen declarando, hay imputados que van a salir a la calle. Por último, lo que le quería contar es que anoche me quedé leyendo un libro de Todorov. Es un libro que es muy interesante, dice qué es lo que va a quedar del siglo XX, qué es lo que va a quedar para la historia del siglo XX. Él dice que lo que va a quedar es el horror del totalitarismo, de los regímenes totalitarios y la invención de los campos de concentración, que para él es el extremo del terror. Porque dice que las sociedades bajo el totalitarismo viven bajo los regímenes de terror y que en los campos de concentración, que era donde gobernaba Riveros, donde tenía el control absoluto, donde tenía las listas, donde recibía los recibos. ¿Cómo puede ser que le hayan hecho firmar un recibo de conformidad de su auto? O sea, él sabe todo, sigue sabiendo todo, sigue encubriendo, sigue delinquiendo y yo los veo, yo los vi. Porque en el último juicio por el último imputado, todavía no estábamos en pandemia, y en un cuarto intermedio fui al barcito de la esquina del Juzgado y ellos se reúnen ahí a tomar cafecito. Yo por casualidad estaba sentada en la mesa de al lado y lo que yo escuchaba es irrepetible. Entonces, no es que son unas señoras que van a ir a jugar a las bochas, a la plaza de los jubilados. Son señores que son asesinos, que son genocidas y que son lo peor de la humanidad y que han hecho el daño y el mal y que no se han arrepentido y que siguen delinquiendo y que siguen haciendo daño. Entonces hay algo que me gustó que dice Todorov sobre los campos totalitarios, dice: “se está sujeto al poder y a la arbitrariedad de los capos o de sus equivalentes reclutados entre los criminales más brutales. Se vive constantemente bajo la amenaza o la realidad de los golpes a la sombra de la muerte. En comparación con todo esto, la prisión es un sanatorio.” Es un sanatorio. Cuando uno está en un sistema democrático, con un juicio, con todas las garantías como tienen los imputados, tener la oportunidad de estar presos o tener una prisión domiciliaria es un sanatorio. Pero ya que salgan a la calle, que los familiares, que los testigos, que las víctimas tengan que cruzarse por la calle me parece algo inconcebible. Me parece una humillación inaceptable. Así que bueno, yo lo que quiero es libertad, pero no para estos individuos. Me parece que no puedo escuchar la palabra ‘libertad’ asociada a estas personas. Y Riveros era el jefe máximo, máximo, el máximo responsable de todo esto. No perdamos de vista eso, que él era el que tenía el control y lo sigue teniendo porque sigue sabiendo todo y no lo dice. Encubre, sigue delinquiendo al día de hoy. Gracias a Dios he recuperado mi memoria, he recuperado mi papá, he recuperado mi historia, mis hijos han tenido algo de la historia de su abuelo, he tenido justicia por mi papá y por eso puedo estar acá. Les agradezco a todos y a usted, jueza, por haberme dado la posibilidad de haberme escuchado.

Walter Meza Niella, hijo de Néstor Antonio Meza Niella y sobreviviente del genocidio
Buenas tardes y muchas gracias por escucharnos nuevamente. Mi nombre es Walter Fabián Meza Niella, tengo cincuenta y ocho años. A la edad de catorce años fuimos secuestrados desde mi casa junto con mis hermanos. Mi hermano, mis dos hermanas, mi cuñado y mi madre fuimos llevados al centro clandestino de detención en Campo de Mayo, conocido después como El Campito. Ahí hemos recibido todo tipo de vejámenes, de torturas, desde las corporales hasta las psicológicas. El responsable de todos esos dolores, de todo ese dolor que terminó con la vida de mi madre mucho tiempo después, del dolor que persiste hoy aún sin tener un rastro de mi padre y del dolor que persiste de tener esos recuerdos. Pero aquí estamos para pedirles que no se otorgue una libertad condicional a este individuo porque este individuo era el responsable directo, comprobado, en muchísimas causas de todo lo que fue el circuito represivo Campo de Mayo, Área 400. Me parece inaudito que se esté haciendo un juicio, una mega causa, donde él es uno de los responsables, máximos responsables, y a la vez esté pidiendo la libertad. La verdad es algo que no entiendo. Pero bueno, son cosas de la justicia que en algún momento entenderé o no. Por otro lado, como bien dijo Juana Muñiz Barretto, estos señores no son unos señores cualquiera, unos abuelitos cualquiera, que van a ir al club de bochas y que se van a juntar, no. Estos señores siguen teniendo información. Siguen teniendo información de la cantidad de bebés que han nacido y que han robado en Campo de Mayo, siguen teniendo la información de la cantidad de desaparecidos que no sabemos cómo, ni dónde, ni cuándo los han asesinado. Siguen teniendo información de todo y no dicen absolutamente nada. Creo que la otra vez, en las últimas palabras que decía, después de declarar en la Megacausa Campo de Mayo, me refería al clima de época que se está viviendo. Creo que esto tiene que ver con el clima de la época. Ayer leía a un monseñor Aguer que se burlaba, y esto tiene que ver también con eso y tiene que ver con erosionar los sistemas democráticos que tanto nos han costado. Los sistemas democráticos, como bien sabemos, no sólo los gobiernos de turno ni el Poder Ejecutivo de turno, son sus instituciones. En este caso se trata de la institución Justicia, a la cual le estamos pidiendo que no deje en libertad a esta persona porque estaría dañando no solamente a los familiares, a los amigos, a los compañeros de las víctimas sino que estaría dañándose a sí misma y estaría dañando la democracia. Cosa que, insisto, nos ha costado muchísimo y tenemos que valorar. Por eso, como hijo, como víctima y sobreviviente del genocidio perpetrado por la dictadura cívico militar, pido y rechazo el pedido de la libertad condicional del genocida Riveros. Muchísimas gracias por escucharme. 
José Schulman, Secretario General de La Liga Argentina por los Derechos Humanos
Mis respetos y mi inconmensurable cariño, respeto, abrazo a los sobrevivientes, a las los familiares, y saber que cada una de estas audiencias realmente revive el dolor y es un nuevo aporte que valoramos en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Sin el testimonio de los y las sobrevivientes y de los familiares no hubiéramos podido llegar hasta aquí, así que todo nuestro agradecimiento. Bueno, me toca volcar algunas opiniones. Pero además de ser militante y de la Liga, también tuve a mi paso por un centro clandestino y no puedo dejar de recordar y afirmar que todo lo que hemos hecho siempre ha sido para tratar de que los que no tienen voz puedan ser escuchados. En este caso no se trata de los que no pudieron venir hoy sino de los asesinados, exterminados, ‘desaparecidos’ en el lenguaje de ellos. El 4 de agosto de 1976, Santiago Omar Riveros festejó su cumpleaños cincuenta y tres años y lo festejó en la plenitud del poder. Comandaba una verdadera zona militar, aunque no se la nombraba como tal. Los militares contaban 1, 2, 3, 5 porque la 4 era la que dirigía Riveros, oculta bajo el nombre de Institutos Militares. Pero como se ha demostrado varias veces en este proceso, la unidad de Instituto Militares tenía bajo su control operacional de inteligencia represivo a toda la zona norte del Gran Buenos Aires, entonces el corazón fabril del Conurbano. Además, Riveros estaba muy contento porque no sólo era el jefe de Institutos Militares, era también miembro de la Junta Interamericana de Defensa. Recordemos que la Junta había sido creada en 1942. Pero adquirió su potencia en 1947 con el TIAR, el Tratado Interamericano de Río, un instrumento que los Estados Unidos pusieron al servicio de su lucha contra el comunismo y la subversión apátrida, como diría Riveros. La Junta Interamericana fue el único instrumento supraestatal de la represión. La Junta Interamericana de Defensa era al Plan Cóndor lo que la Junta Militar a los grupos de tareas en Argentina. Es decir, era la cara institucional, la máscara de supuesta legalidad que protegía al Plan Cóndor. El mismo Riveros, en sus célebres palabras de despedida de la Junta Interamericana de Defensa en 1980 citadas millones de veces, porque fue la frase con que el informe de la CONADEP demostró que los militares habían protagonizado un plan de exterminio, no por exceso o por descuido, sino, como dijo Riveros, “con la doctrina en la mano”. Él sí que sabía que doctrina se trataba. En 1975 había sido uno de los pocos jefes militares que elaboraron la llamada Orden de Combate. Su anexo II de Inteligencia, como también se ha demostrado centenares de veces, prácticamente tenía el listado de los treinta mil desaparecidos que todavía estaban vivos, que todavía eran seres humanos, que todavía eran personas con amores y pasiones antes de que Riveros, junto con los otros, comenzara el plan de exterminio sistemático y minucioso. Quiero decir que los efectos del plan de exterminio que ayudó a elaborar Riveros, y fue parte importante de su ejecución, todavía los sufrimos las y los miles de compañeras y compañeros que continúan desaparecidos, como ya se ha dicho aquí, de cuyo destino final se niega Riveros a dar cuenta. La concentración monstruosa de riqueza, poder, medios de formación, de formateo psicológico y cultural de la población. Esa concentración de riqueza de la cual Riveros contribuyó a instalar en el poder real, aún sigue en estos días en el poder, y no es poca cosa para nosotros, que son esos sectores, la ultra derecha, los nostálgicos del genocidio, los que han estado siempre en contra del pueblo y de cada una de sus luchas o sueños, los que bombardearon la Plaza de Mayo en el 55 y apoyaron el golpe en el 76, los que celebraron con Macri el negacionismo, todos ellos. Son los que lo quieren libre, en plena libertad, como un modo de exaltación de la impunidad sistemática por la que luchan. Para ellos, Riveros es un símbolo. Este, como se dijo, no es un hombre viejo ni débil. Su nombre, que en la plenitud de su edad, en la plenitud de su vida, en la plenitud de sus capacidades, llegó a lo máximo del poder en el Estado. Los cincuenta. A los cincuenta y tres años celebró aquel 8 de agosto del 76 su cumpleaños. A los cincuenta años consumó un genocidio con odio de clase, con odio al pueblo, con odio a la cultura, con odio a la belleza. Y el Estado en sus diversas organizaciones, instituciones y manifestaciones, el Estado en la diversidad de acepciones que encubren las relaciones de poder, lo ha defendido como a uno de sus más queridos y preclaros hijos. El Estado argentino lo protegió de toda mirada hasta finales de la dictadura en que actuaba como embajador de la dictadura en Uruguay. El Estado debe hacerse cargo de la impunidad que le regaló. El Estado argentino lo indultó en 1989 con la firma de Carlos Saúl Menem. Recién en 2007 se anularon los indultos malditos y se permitió que se inicien el juicio a los crímenes luego de treinta y tres años de absoluta, pura, agraviante y completa impunidad. El Estado debe hacerse cargo. Había pasado su madurez en plena libertad y gozando de su poder. Hasta los ochenta y seis años, Santiago Omar Riveros fue intocado en la Argentina, salvo minúsculas puntuales, acciones que apenas lo rozaban. Fue condenado a los ochenta y seis años cuando ya había vivido toda su larga vida. Pletórico de poder, de placeres, de riquezas. A lo largo de su larga vida, ochenta y seis años tenía, no se había privado de nada. Al revés, en contra, de una manera antagónica con lo que él le había hecho a centenares y miles de compañeros a los que le quitaron la vida, la libertad, los sueños, las esperanzas. Y todavía muchos de ellos continúan desaparecidos y desaparecidas. De esa extensa vida, de su extensa vida, no ha pasado ni siquiera el veinte por ciento limitado en algunos de sus poderes y derechos. Nosotros nos pronunciamos para que siga en la condición en que está hoy. Pero, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra con esta audiencia, su vida será mejor, más plena, más libre, ahora gozará muchísimo más de lo que pudieron vivir nuestros compañeros. Por eso con Pablo Neruda, nuestro Pablo Neruda al cual él tanto odia, con Pablo Neruda decimos que “por estos muertos, nuestros muertos pedimos castigo. Para los que sangre salpicaron la patria, pedimos castigo. Para el verdugo que mandó esta muerte, pedimos castigo […]  No los queremos de embajadores tampoco en su casa tranquilo. Los queremos ver aquí juzgados en esta plaza, en este sitio. Queremos castigo, quiero castigo.”

Ramiro Nicolás Mena, hijo de Domingo Mena y Ana María Lanzilloto
Antes que nada, gracias por permitirnos expresar nuestra opinión en relación a esta situación, a este planteo de la defensa de Santiago Omar Riveros. Por un lado, cuesta poner en palabras lo que uno siente. Las palabras son como limitadas para traducir de alguna forma lo que nos pasa frente frente a estas cosas. Pero ciertamente que hay algo de esto que me pasa, al menos a mí, que me gustaría compartir con usted, Sra. jueza, y con el tribunal a la hora de pensar en torno a este tema. Hay cuestiones que no son racionales o no son estrictamente internacionales. Seguramente tienen una componente racional importante, pero se entremezclan con el conjunto de los sentimientos de las palabras “justicia”, “reparación” y no sólo la reparación personal y la reparación que ciertamente merece cada una de las víctimas del terrorismo Estado sino la reparación que nos merecemos como argentinos y argentinas, como sociedad frente a la atrocidad que vivimos en la dictadura militar del 76 al 83. Todos estos términos producen sensaciones que ciertamente se sienten a contrapelo del pedido de libertad condicional para una persona como Santiago Omar Riveros. Es difícil de expresar utilizando las veintinueve letras del idioma. Pero lo cierto es que cuando alguien dice que Santiago Riveros puede salir en libertad condicional, uno piensa en estas palabras que acabo de decir anteriormente y lo primero que uno siente es un rechazo profundo ante tamaña posibilidad. Eso como un elemento para compartir. La segunda cuestión es que, sin ánimos de meterme en cuestiones legales porque soy un profesor de fisicoquímica y  trabajo en economía social, no tengo conocimiento de esas cuestiones, es desde el sentido común que uno ha construido a lo largo de su historia y a partir del seno de la cultura en la que uno reside, de la historia que uno ha transitado, lo que yo le puedo compartir humildemente es mi parecer al respecto de esto, en el sentido de que Santiago Omar Riveros para mí está cometiendo hoy un delito. Cometió infinidad de delitos del 77 al 83, pero Santiago Omar Riveros comete hoy un delito. Es un reincidente. Para mí, Santiago Omar Riveros es un hombre que ha tomado la decisión de sostener cada una, la tomó y la tiene tomada esa decisión, y yo personalmente no veo ningún indicio de cambio en eso, tiene tomada la decisión de sostener su posición, de entender que al otro, al diferente, con el diferente no se dialoga, ni se consensúa, ni se construye. Lo que nosotros denominamos democracia, termina. Esa convicción la tiene, la sostiene. A lo largo de todo el tiempo que ha pasado de proceso en proceso, no ha mostrado jamás una pizca de decir nada, ni un mínimo de arrepentimiento, de cambio, de algo que pudiera de alguna forma sugerir que esta persona, luego de un período en un correccional, se ha corregido o algo semejante. Y eso bueno, se ve claramente  en que no han brindado ningún dato, por ejemplo, al respecto del destino del cuerpo de mi madre que pasó por Campo de Mayo, al respecto del destino del cuerpo de mi padre detenido/ desaparecido que pasó por Campo de Mayo, y sobre todo y mucho más importante, al respecto de dónde están todos los nietos que todavía no encontramos, que son personas vivas que no conocen su identidad y que están en este momento sufriendo el delito que es continuo y permanente de sustracción de identidad hasta tanto no se les no se les devuelva el derecho que tienen a saber quienes son, quienes fueron sus padres, cuál es su verdadera historia. A mi parece que él es responsable de eso hoy. Además de los delitos del 76 al 83, hoy es responsable de eso. No hace nada por cambiar eso, él no hace nada, no tiene ninguna intención o, al menos, no la manifiesta. No ha hecho manifestación de cambiar nada de eso. Me parece una persona que además es lúcida, no es una persona que está en un estado de imposibilidad de ningún tipo. Entonces, en ese marco me genera rechazo, Sra. Jueza, la simple idea de pensar en un sujeto de estas características y con esta, con esta actitud hacia la democracia, hacia la sociedad de la diversidad, en donde yo convivo con personas con las que no comparto y sin embargo respeto a su vida y si me tocara, la defiendo también. Si tengo que defender la vida de mi adversario la defiendo. Estas personas no entran en este esquema, en el mundo que queremos construir los hombres y mujeres de bien que estamos dispuestos a tolerarnos, a querernos a pesar de lo que somos. Aun cuando estemos en contra, por motivos políticos, religiosos o lo que sea. Esa sociedad de justicia y paz, si se quiere, Riveros la detesta. Y me parece que es peligroso como mensaje. La libertad de Riveros es un mensaje. Para él es el hecho de tener unos días más relajados, para el conjunto de la sociedad argentina es un mensaje. Es un hecho político, no sólo un hecho judicial. La libertad de Santiago Omar Riveros es un hecho político, es un mensaje. Una persona que está convencida o tiene la convicción de que el proyecto de dominación por la vía de la coerción que él sostuvo, apoyó y construyó estuvo bien, ¿Que reciba la libertad condicional? Bueno, es un mensaje que me parece que es contraproducente en relación a la democracia que queremos construir. La democracia en donde las personas tienen derecho a expresarse, donde la disputa es disputa democrática, en donde la defensa de la vida es irrenunciable, etc. Bueno, creo que cualquier cosa que agregue sería redundante. Me parece que hasta ahí está bien para tratar de transmitirle, Sra. jueza, lo que uno siente y experimenta frente a esta posibilidad. De nuevo le agradezco por la posibilidad de poder expresarme. Si es posible, le pido permiso para retirarme por mi trabajo. Nada, a disposición de este juzgado y de lo que haga falta para lo que sea. Muchas gracias.
Daniel Vicente Cabezas, sobreviviente del genocidio
Bueno, primero que hago propias las palabras de todos los y las que me antecedieron, eh, para, para no ser reiterativo. Yo estoy acá por el caso de mi hermano Gustavo Cabezas, que fue secuestrado el 10 de mayo del 76 en la Plaza de Martínez y que en ese acto, en esa situación, fue asesinada Kiti Villagra, que era su compañera de militancia. Y por el caso de mi hermano fueron condenados Riveros, Macedra y Eduardo Corrado. Pero de alguna manera, para continuar con todo lo que venimos escuchando hasta ahora, yo creo que sí al general Riveros se le concede la prisión domiciliaria. No, está en prisión domiciliaria. Si se le concede la libertad condicional, sería un triunfo para Riveros, sería sería un triunfo para los genocidas. Como que se borraría de un plumazo o de una firma todo lo que se ha hecho en relación a los juicios por los crímenes de lesa humanidad. Porque finalmente, este represor genocida emblemático, después de haber sido condenado tantas veces, yo no sé cuántos juicios, cuántas condenas tiene, finalmente estaría en libertad caminando por la calle. O sea, como si hubiéramos recorrido estos… no sé, depende de cuando empezamos, ¿no? En mi familia empezamos con los juicios del año 85, donde testimonió mi madre. Después en el 2013, cuando fueron condenados Riveros y Massera por el caso de mi hermano. Ya hace muchísimos, muchísimos años que nosotros venimos trabajando y aportando pruebas y testimoniando para que sean condenados los genocidas y de pronto estarían en libertad. Para mí es como, no sé, algo de burla. Yo veo acá a  Manuel Gonçalves, con quien empezamos el juicio a Patti. No tenía canas en esa época, ahora veo que tiene canas. Ya pasó mucho tiempo. Intenté hacer una lista de los delitos que cometió Riveros, y nos llevaría mucho tiempo simplemente enumerarlos: Secuestro, tortura, violaciones, robos de bebés, asesinatos, desapariciones. Y podríamos seguir, ¿no? Cada uno de nosotros tiene muchísimas cosas para contar sobre la cantidad de crímenes que cometió Riveros. Y de golpe, nos encontramos ahora ante la posibilidad de que Riveros quede libre. Pero además, los que transitamos permanentemente los juicios de lesa, escuchamos en las últimas palabras a los militares reivindicando todo lo que hicieron y nunca jamás arrepintiéndose. Y Riveros está entre ellos, y los defensores de estos genocidas, son muy claros al afirmar y confirmar que lo que ellos hicieron estuvo bien. O sea, nosotros de pronto tendríamos a un genocida emblemático en la calle y en libertad. Entonces me preocupa, me preocupa muchísimo, me preocupa por mis hijos, me preocupa por los compañeros, por las compañeras. Me preocupa por los hijos de desaparecidos, los nietos y nietas que todavía no han recuperado su identidad y que muchos deben estar en las familias de estos genocidas. Me preocupa por la sociedad. No voy a repetir lo que dijeron los compañeros en cuanto al encuadre político o social, digamos, en cuanto a defender la democracia. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dijeron ellos. Pero me parece que sería una burla para nosotros y para la sociedad que Riveros tenga la libertad condicional. A todos, gracias.
Manuel Gonçalves Granada, nieto recuperado 
Saludo a todos los que están acá conectados, la verdad que gente muy querida que fui conociendo a través de los años y sobre todo a través del proceso de justicia. La verdad es que, como dijo Daniel y creo que todos, todos estamos y sentimos lo mismo. Adhiero a las palabras de todos los que me han precedido y no quiero reiterarme en eso, así que sobre todo quiero, porque me toca hacerlo, estar en representación de mi mamá y mi papá. Mi papá era Gastón Gonçalves, mi mamá Ana Granada. Tenían 26 y 23 años cuando fueron perseguidos y asesinados, desaparecidos. Y todo eso sucedió bajo las órdenes de Santiago Omar Riveros. Mi papá fue secuestrado, el primer día del golpe militar y fue visto por última vez en la comisaría de Escobar y pocos días después su cuerpo fue levantado por los bomberos después de haber sido asesinado y prendido fuego, y luego fue tirado en una fosa común. Y mi mamá, con 23 años y estando embarazada de mí, tuvo que escapar de Rivero y de toda su furia que la persiguió por toda la zona 4. Se pudo saber por sobrevivientes de algunos momentos donde mi mamá siendo perseguida, ya sin su compañero y como decía, llevando un embarazo a los 23 años, trataba de huir de esa máquina de matar que fue la dictadura. Y anduvo por distintos lugares de la zona 4, hasta que finalmente, no sé dónde, seguramente no en las mejores condiciones, me tuvo. No sé dónde nací, pero sí sé que estuve con ella hasta cinco meses después de mi nacimiento y que en la madrugada del 19 noviembre la encontraron y la asesinaron. Le dispararon 14 disparos de ametralladora y también la enterraron como NN y la desaparecieron. Y en esa misma noche también asesinaron a toda una familia, una pareja, la pareja Amestoy Fettolini con sus dos hijitos de 3 y 5 años. La verdad es que no puedo asociar la palabra libertad a ninguno de los genocidas. Pero como en este caso hay que centralizarse en Rivero, pienso que lamentablemente, estos pedidos se van a ir repitiendo, como se fueron sucediendo los pedidos de prisión domiciliaria, que es para nosotros muy doloroso, porque esperamos muchos años la llegada de la justicia. Muchísimo. Llego tarde. Algunos familiares ni siquiera la han visto. Mi abuela Matilde, que fue la única que conocí, no pudo ver, no llegó al juicio en el que condenaron a los responsables de la desaparición de su hijo. Entre ellos a Rivero. Y para los que sí pudimos vivir todos estos años en los que comenzó el proceso de justicia. De a poco, por lo menos en mi caso, y lo he escuchado en muchos otros, pudimos empezar a sentirnos un poco más queridos en nuestro país. Era muy doloroso el país de la impunidad. A mí me encontraron a los 20 años. Durante 20 años fui uno de esos bebés que se robó la dictadura, y me tocó convivir con esa posibilidad, y de hecho la hemos pasado de encontrarnos con los responsables de la desaparición de nuestros padres o del robo de nuestras identidades en los mismos lugares. Transitar las mismas calles o la condición de esta libertad condicional que pide Rivero no está condicionada a nada para nosotros. No nos da nada. O sea, nunca se arrepintió, nunca dijo, nunca nos dio la información de dónde están nuestros padres, dónde están algunos de los 30 mil desaparecidos, dónde están los bebés. Digo, en esa maternidad de Campo de Mayo, fueron robados inmediatamente a sus madres después de parirlos. Dónde están los otros tantos bebés que fueron secuestrados con las mujeres embarazadas o bebés recién nacidos en toda la zona que Rivero comandó. Nunca nos lo dijo. Tanto es el silencio que han pasado 40 años y todavía los buscamos. Tienen entre 40 y 45 años, son más de trescientos hombres y mujeres que no saben su verdadera identidad. Hay familias enteras buscándolos. Hay un montón de abuelas que se han muerto sin encontrar a su nieto o nieta porque Rivero no le dice dónde está. Entonces, cuando muchas veces aducen la cuestión de la edad o de que no son peligrosos o de que ya han cumplido algunos años en prisión. Digo no se arrepintieron de nada, no sirvió de nada para que nosotros sepamos la verdad en ese sentido. En sus declaraciones además se jactan de cuál fue el procedimiento que les tocó en esa participación de ser los comandantes de la dictadura. Para mí es sumamente doloroso, más allá de la victoria personal pensar que algo que me enorgullece y que pude comprobar, que es que Argentina es vista en el mundo como el ejemplo por su proceso de justicia. La mayoría de los países que han tenido situaciones parecidas a las nuestra no han podido construir un proceso de justicia como el nuestro, en el que también los familiares y los sobrevivientes hemos tenido que poner muchísimo ya, muchísimo. Muchos años de espera y muchos años de esperar ser escuchados, los sobrevivientes sobre todo, por primera vez y que después de todo ese esfuerzo, bueno, las condiciones del propio sistema permitan que estas personas accedan a la libertad o a la prisión domiciliaria. No puedo entender, siento que es un enorme retroceso y una gran mancha de eso de lo que nos orgullecemos, que es este proceso de justicia en el que todos hemos puesto lo nuestro. Hay muchos jueces y fiscales, y todo el personal de cada juzgado, que se han comprometido con nosotros los familiares, nos han escuchado, nos han dado el lugar y la contención y creo que entre todos tenemos que ser conscientes de eso, que la posibilidad de que otra vez nos volvamos a encontrar con ellos en la calle va a hacer que todo eso que construimos tenga esa mancha muy dolorosa. Y que además no lo podemos entender nosotros desde el lugar en el que estamos, que es el de seguir buscando, verdad. Seguimos buscando, como decía, a todos esos nietos y nietas. Y las abuelas y los abuelos, los que están y los que no están, tienen la misma edad que estos señores. Todas nuestras abuelas tienen más de 80, algunas más de 90. Así como Rivero. Pero Rivero se calla y ellas siguen buscando, o sea, siguen sin con el dolor permanente de la desaparición de sus hijas, de sus hijos, a los que Rivero no le dice dónde está y siguen en esta incansable búsqueda de esos nietos y nietas. Creo que no ha hecho ningún mérito Rivero, sino todo lo contrario. Bueno, no se ha portado bien Rivero para decir que  ha tenido buena conducta en todos estos años. Se ha portado muy mal con su silencio, ha seguido haciéndonos daño a todos, así que, como decía, adhiero a todo lo que han dicho antes y queda claro que rechazo la posibilidad de volver a cruzarme con Rivero o con cualquiera de los responsables de la última dictadura. Me parece que lo mejor que podemos hacer como sociedad es que en libertad estemos los que queremos a los otros a pesar de las diferencias, como dijo Ramiro. Muchas gracias. 

Juliana García, hermana de Bárbara García Recchia, nieta recuperada
Qué tal, buenas tardes. Bueno, otra vez más, nos vimos hace unos pocos meses en la sentencia de Eduardo Alfonso, así que  mi caso lo conocen. No quiero ser reiterativa, porque prácticamente lo que quería decir, ya lo dijeron. No me gusta estar acá, no me gusta tener que pasar por estos momentos. Me encantaría encontrarme con ellos y ellas, que son mis compañeros de lucha y búsqueda de justicia en otras condiciones. Pero tenemos que seguir poniéndole el cuerpo y la voz a esto que me parece que es para lo que sirve que estemos acá. Después de varias veces que tuve que declarar o que me encontré en estas instancias, digo a mí no me es gratuito tener que volver a hablar y tener que volver a pasar sobre esto, aunque uno ya tenga cuarenta y tantos años esto encima hay cosas que se reviven. Yo anoche estaba pensando: Uh, ¿cuándo esto se termina? Le decía a Juana cuando nos vamos a jubilar de esto? y parece que no, y en este caso  amerita este este insulto de Riveros, que más allá de que jurídicamente no acuerdo con el tema del cómputo de la pena. Justamente lo que queda afuera es la  sentencia de la causa donde se lo juzga por la apropiación incluso de mi hermana, entre otras tantas cosas. A ver, estamos acá en representación, no solo por el caso de mis viejos, de los compañeros y de tantas personas que pasaron por el Campo de Mayo, de nosotros mismos como víctimas del genocidio. De un genocidio que no fue una pandemia que aniquiló, sino que es terrorismo de Estado organizado y justamente uno de los grandes organizadores, fue Riveros. Quien dispuso de la vida y la muerte de tantas personas, que es responsable de las torturas, del secuestro, de la apropiación de niños. De que nuestras vidas sean distintas a lo que hubieran sido. Que es responsable de que mis hijas no tengan a sus abuelos. Que es responsable de tantas cosas, que esta persona hoy pida su libertad, tratando de buscar un resquicio jurídico buscándole la vuelta. A veces medio parece como un tablero de TEG, dónde son estrategias a ver qué pasa si esto, y si encuentro la vuelta y zafo… Y nosotras no somos fichas de TEG. Somos personas atravesadas por esto, que no fue una casualidad, fue terrorismo de Estado organizado con  Riveros a la cabeza. Por eso, adhiero a lo que plantearon los compañeros y a esto que decía Ramiro que esto es más un hecho político, que un hecho jurídico. Y es una señal que hoy Riveros esté pidiendo la libertad, una persona que estuvo más de 80 años de su vida en libertad siempre gozó de ella. Como muchos dijeron, nunca se arrepintió, nunca dijo nada, él tiene la información, no en su cabeza, y no porque no sea lúcido. Porque hace noventa y tantos años que goza de lucidez. Sino que son tantos los datos que hay que no le cabrían en su recuerdo. Pero él tiene dónde ir a esos datos, dónde ir a esa información. Él tiene. Él era el responsable de todo eso y sigue sin darnos, sin dárnoslo. Y nosotros seguimos jugando a las escondidas para encontrar a las abuelas o nietos, a nuestros hermanos. Él tiene data de qué pasó, con quienes pasaron por el Campo de Mayo y sigue callando. Entonces, que Riveros logre la libertad sería, además de doloroso, un insulto muy grande a nosotros y como sociedad.
Catalina De Sanctis Ovando, nieta recuperada
Como ya dijeron casi todos antes que yo, puedo tomar cada una de sus palabras y también lo que significa estar en este momento, hablando por esta razón. A mi no me es para nada gratuito, como dijo Juliana, al revés, es algo que me cuesta muchísimo porque yo vengo justamente a hablar sobre mis papás. Sobre Raúl De Santis, sobre Miriam Obando y algo que acabo de darme cuenta después de todo este tiempo, que en realidad no es tanto, hace 13 años recién que sé quién soy, que para mí no es mucho. La escuchaba Iris y me daba cuenta de que yo también soy sobreviviente del Campito. A mi mamá la secuestraron embarazada y yo nací ahí y me apropiaron desde ahí por las órdenes de Riveros. Que mi mamá haya estado allí, que a mi papá también lo hayan secuestrado, es gracias a esta persona que hoy está pidiendo la libertad. Y yo recién ahora me puedo reconocer como sobreviviente también, porque nací ahí, en circunstancias que me imagino deben haber sido horrorosas, y de ahí me apropiaron. Entonces es muy difícil encontrar las palabras, los argumentos. Todos creo que de diferentes maneras decimos lo mismo. La implicancia que tiene en muchos sentidos, que a esta persona se le conceda lo que está solicitando. Nuestros padres siguen desaparecidos. Mi papás siguen desaparecidos. No sé lo que sucedió. Yo ni siquiera sé el día en que los secuestraron, ni el lugar ni las circunstancias. Hay una idea general de fechas, de lugares aproximados, pero ni siquiera eso. Ni siquiera sé si fue en la calle, si fue en una estación de trenes, como dicen, no hay ningún dato preciso. Tampoco tengo un dato preciso de cuándo nací. Y hablando desde mi lugar, desde la vivencia personal. Pero lo que me pasó a mí me pasó solo a mí. Le pasó a muchas otras personas. Son cientos, miles de, les decimos casos, pero son personas que perdieron su vida, que fueron torturados, que fueron tirados desde un avión al río o al mar. Son horrores, no son números. Y siento que, inclusive estar hablando sobre esta posibilidad, es como que se vuelve a aceitar la máquina de impunidad que vuelve a funcionar. Y lo único que pido es eso, que ustedes tienen la posibilidad de no ser parte otra vez de este retroceso, de este nuevo eslabón en la cadena de impunidad. Fueron tantos años. Yo pensaba exactamente en lo que escuchaba, que varios mencionaron la cantidad de años, la vida plena que tuvo esta persona. Todo lo que gozó de su vida, de su poder, de su riqueza, de su prestigio. Y bueno. Y mi abuelo tendría la edad de Riveros, no lo conocí. No conocí a ninguno de mis abuelos. Y me parece, digamos, esto toma cada una de las descripciones que hicieron los que me precedieron, porque era lo que yo iba pensando todos estos días. Qué es esto, es una burla. Se siente como si fuera una cáscara vacía. Llegamos hasta acá con tanto, tanto esfuerzo, son logros importantes a nivel de cada una, de las de las víctimas, de los sobrevivientes, de los organismos, y como sociedad, como decía Manu, es reconocido internacionalmente. No muchos pueblos que sufrieron lo que nosotros vivimos pudieron hacer este proceso.  Llegan las condenas y después es otro esfuerzo agotador por sostener, que eso no se caiga. Pero hay cierto funcionamiento que va diluyendo el logro, los tiempos que se tardan en que queden efectivas las condenas, los privilegios que se les dan en cuanto a la domiciliaria, los lugares de detención. Y encima ahora la posibilidad de que caminen por la calle con nosotros. Es como demasiado. No quiero seguir sumando cuestiones que ya se dijeron, simplemente a mí emocionalmente me afecta. Admiro a mis compañeros que pudieron hablar antes porque a mí se me hace un nudo en la garganta. Pero bueno, eso les pido, que gracias por escucharnos y ojalá algún día pueda hablar sobre esto sin ponerme a llorar, pero para mí, como dijeron otros, también, los delitos permanecen. Esta persona sigue delinquiendo, sigue sin decir más dónde están, en mi caso, mis papás. Y tantos otros, los papás de compañeros. Mis hermanos, a los que buscamos que ya tenemos canas, estamos grandes. Hay muchos que ya tienen nietos y todavía no tenemos a todos con nosotros, con su identidad restituida. Así que bueno, no sigo, no sigo ocupando tiempo, pero mi pedido es eso que por favor se rechace, que se revea el cómputo de la pena, que no puede estar correctamente calculado de esta manera y que además bueno, que que no sea una opción que estas personas salgan libres, en este caso Omar Riveros.
Estela de Carlotto, Presidente de Abuelas de Plaza de Mayo
Bueno, muy buenas tardes, un abrazo a todos mis queridos compañeros de lucha y he escuchado con mucha emoción, se imaginan estos testimonios que he tenido que vivir en estos cuarenta y cuatro años que vamos a cumplir las Abuelas de Plaza de Mayo de buscar justicia. Como estamos en democracia, en la democracia más larga de nuestra historia y tenemos confianza en la justicia, yo agradezco ser escuchada, así como se escuchó las voces de quienes han sufrido directamente y en carne propia la maldad de una dictadura cívico militar que tiene que ser deseamos la última. Yo no soy abogada, estoy en nombre de mi institución y de las víctimas y quiero leer algunos términos en que nuestro equipo de abogados ha manifestado el rechazo a esta petición de este genocida. Que no merece más que seguir en el lugar en que está, en la cárcel. Con todas las condiciones que merece estos delitos de lesa humanidad y por eso esa carátula. Me voy a permitir hacer algunas observaciones. Diciendo que voy a leer porque tengo 90 años y ya estoy bastante desmemoriada y temo olvidarme de algo. Perdonen, no me gusta leer. Tanto las víctimas durante de derechos y víctimas directas como la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, queremos participar de este incidente, porque Abuelas es una asociación de víctimas y representa sus intereses. Este derecho es reconocido porque Riveros fue considerado por delitos de lesa humanidad, las leyes así lo establecen. Y también fue reconocido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de la Cámara Federal de Casación Penal. Se debe revisar el cómputo porque no consideraron todas las penas. Falta la pena dictada en el segundo tramo del juicio del Hospital Militar de Campo de Mayo. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal número 3 de la Capital Federal, con fecha 30 de octubre del 2018. Número 18/15. Ahí Riveros fue condenado a 45 años de prisión por la sustracción, retención y ocultamiento de nietos y nietas. Entre estos, el hijo de Valeria Beláustegui Herrera cuya identidad todavía no fue restituida; también por los secuestros y torturas sufridos por sus madres. Riveros nunca aportó información para poder restituir la identidad de ninguno de los nietos y nietas restituidos, ni para identificar a los que faltan, entre ellos los hijos de Valeria Beláustegui Herrera y de Susana Stritzler. Tampoco para ubicar los restos de sus mamás y papás. Consideran que el planteo de la defensa es incomprensible con el derecho a recibir una justa reparación y a que las desapariciones forzadas y los crímenes de lesa humanidad sean sancionados con penas adecuadas y proporcionadas a su gravedad. Personalmente quiero agregar a estas palabras de nuestro equipo de abogados de los organismos de derechos humanos que formamos una mesa de trabajo permanente, que cuando nos tocó por una decisión de un gobierno constitucional encontrarnos caminando por la calle a los asesinos de nuestros hijos e hijas, a los ladrones de nuestros nietitos, resultaba tenebroso. Incomprensible. Pero estábamos en el comienzo. De una etapa de democracia, insisto, la más larga de nuestra historia. Y creo que este es el momento de decir, que repetir esa historia de impunidad sería tremenda. Estas personas, como se ha dicho, no se arrepienten. Si pudieran, lo volverían a hacer. Y si tienen la libertad, desde su casa sigan conspirando, seguramente preparen, a los propios camaradas, quizá más jóvenes, para repetir los crímenes más adelante y de otras maneras. Estamos dejando nosotros, las abuelas, con la felicidad de los encuentros y ver cómo tienen presente y lo que he escuchado y me ha llenado el alma. Tenemos la fuerza de una lucha en paz y desde el amor. Acá no hay venganza ni revancha, simplemente justicia. Por eso el agradecimiento de ser escuchada en nombre de mi institución y de mis compañeros de lucha y esperemos que se haga justicia. Muchas gracias.
Pablo Llonto, abogado querellante en representación de familiares de víctimas
Vengo en representación de quienes no han podido estar en esta audiencia, más allá de que hay querellas nuestras o de nuestro grupo que ya han hablado. Pero las familias D`amico, De Wuan no han podido estar presente más allá de que han hecho llegar la familia De Wan un texto, pero en representación de quienes están ausentes, quiero agregar simplemente algunos elementos para que usted, como jueza de ejecución, tenga en cuenta a lo ya dicho por todos y todas las víctimas. Nosotros queremos aportar también la consideración del análisis de la Ley de Ejecución Penal. Primero, el artículo primero, que es el que rige en la Argentina para saber, en definitiva, para qué sirven las penas. Las penas, usted sabe que tienen distintas teorías en todo el mundo, pero en cada país tenemos que elegir de alguna manera la determinación de para qué sirven las penas. Y nuestra ley ha tomado el texto del artículo 1, ha tomado una de las finalidades de la pena y esa es la que rige para la Argentina. Y lo que establece es que la pena está para que quien cometió la pena comprenda la ley, comprenda que ha violado la ley y comprenda el daño que ha hecho. Esta situación que es la primera a tener en cuenta, no se da con Riveros, Riveros ni ha comprendido la magnitud de la violación de la ley, ni ha comprendido el daño que hizo, ni el daño que sigue haciendo a la sociedad. Esto se expresa no sólo en su silencio y en su negativa, como han contado todas y todos aquí, sino peor todavía en la reivindicación que ha hecho de sus acciones, en sus indagatorias él reivindicó todo lo que hizo. Entonces, si la pena no ha logrado todavía que quien cometió los más graves delitos comprenda esta situación sería ir contra esa propia ley, permitir que esa persona, que todavía no ha cumplido la totalidad de la pena esté libre, porque entonces jamás comprenderá la magnitud de la violación de la ley, ni jamás comprenderá el daño que hizo y el que está haciendo. Esto como primer elemento, pero como segundo elemento, para recibir el beneficio de la libertad condicional, además del cómputo de la pena y todo lo que se ha ya señalado no tiene que cometer delitos. Y como bien han señalado aquí, algunas de las víctimas y familiares de la víctima, siguen cometiendo delitos. Pero por sobre todas las cosas, sigue cometiendo un delito que ahora sí está en nuestro Código Penal y que tiene carácter de delito permanente, que es el delito de desaparición forzada de personas, delito que no estaba cuando recibió su primera condena en la causa  Campo de Mayo y que ahora sí está en el Código Penal a partir del año 2011 y que es el delito por el cual nuestras querellas están ahora sí requiriendo en sus requerimientos por el artículo 346 que estamos haciendo en el Juzgado de Instrucción. ¿Por qué? Porque con su ocultamiento, que esa es la acción que está cometiendo Riveros, la acción de ocultamiento, él oculta la información de qué hicieron con cada uno de las y los militantes que fueron asesinados en Campo de Mayo. Oculta el destino de cada una de las bebas y bebés que fueron secuestrados, oculta el nombre de quienes participaron en cada uno de los hechos. Por lo tanto, para el delito que estoy mencionando, que es el delito de desaparición forzada, el delito lo continúa cometiendo y ese es un impedimento claro para que no se le otorgue el beneficio de la libertad condicional. Y por último, el otro tema es el riesgo, el impedimento para otorgarle el beneficio de libertad condicional es que existe un riesgo, y ¿cuál es ese riesgo? Que precisamente la salida en libertad de Riveros, que como bien dijeron, es toda una señal para la democracia argentina, una señal oscura para el futuro de la democracia argentina. Así va a ser recibida la noticia, si se le concediera el beneficio de él o de cualquier otro genocida que en las mismas condiciones de Riveros lo está pidiendo. Pero el riesgo, el riesgo que se corre es el daño y perjuicio que se le va a ocasionar a cada una de las y los integrantes de las familias de los desaparecidos, ya que sale en libertad quien continúa ocultando la información que ellas y ellos necesitan. Por lo tanto, el impacto que reciben con él en la calle es más daño a la salud mental, más daño físicamente, más daño a todas nuestras abuelas y nuestras madres que están vivas y que van a recibir ese impacto como daño, como riesgo para sus vidas. Al ver que quién sabe dónde están las nietas o nietos que buscan, los hijos, los restos de los hijos e hijas que buscan, está al lado de ellas o de ellos, caminando por las calles. Sumada a estas tres cuestiones, a todos los argumentos que han dado aquí las víctimas y los familiares y por la Liga y por Abuelas de Plaza de Mayo, quienes nos precedieron en la palabra, es que pedimos nuevamente que se rechace la petición de libertad condicional. Muchas gracias, jueza.
Carolina Vilella, abogada querellante en representación de Abuelas de Plaza de Mayo
Nuevamente agradecer a la convocatoria de la audiencia y las palabras que me precedieron. Creo que el peso de su contenido y la claridad de las exposiciones hablan por sí solas. Así que solamente quiero hacer unos pequeños agregados, a lo que ya se manifestó particularmente en lo que corresponde a la observación del cómputo de la pena. Ya nos hemos expedido también por escrito y mantenemos en su totalidad los argumentos que ya expusimos, por lo cual voy a ser sumamente concisa. En primer término, reiterar que se mantuvo la oposición a la concesión de la libertad condicional de Riveros, porque entendemos principalmente que con anterioridad debe resolverse en los planteos vinculados a la observación de cómputo de la pena. La legitimidad de estas partes para la parte que represento para observarlos ya ha sido tratado por escrito, así que únicamente voy a hacer referencia a los fallos que ya Estela manifestó en su presentación. Concretamente, en adición a la jurisprudencia de la Corte Interamericana, quería hacer referencia al fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en la cual tácitamente se reconoció la legitimación de la parte querellante para intervenir en el incidente del cómputo de la pena. Esto es en el marco del recurso de hecho deducido por Atalla Rufino, la causa  Garzón, se trata del expediente 91003389-2012, resuelta el 4 de diciembre de 2018. Y en relación a los fallos de la Cámara Federal de Casación, que reconoció a las partes querellantes y a las víctimas, el derecho irrevocable de participar y ser escuchadas a lo largo de todo el proceso penal, ante la eventual aplicación de los institutos de carácter procesal, penal y ejecución de penal, nos referimos al antecedente de la sala 2 en el fallo de Acosta y la sala 3 en Gallo. En relación a la observación del cómputo de la pena, el que se realizó según la certificación del 29 de octubre de 2019, como ya se ha manifestado, se ha omitido, en la medida de nuestro conocimiento, la unificación de la pena impuesta por el Tribunal Oral en lo Federal número 3 de Capital Federal del 30 de octubre de 2018, en el marco de la causa 9243 del 2007 o Registro del Tribunal 1818 del 2015. Como ya se dijo ahí, Riveros fue condenado a la pena de 45 años de prisión, inhabilitación absoluta perpetua, accesorias, legales y costas del proceso. Entre los varios delitos por los que fue condenado en esa oportunidad existen la sustracción, retención y ocultamiento de varios de los nietos y nietas, cuya identidad alguna fue restituida y otros no. Y también por los tormentos sufridos agravados por las madres de estos nietos. Pero existe otro tema para observar en relación al cómputo de la pena que se efectuó y tiene que ver con la errónea aplicación de la ley vigente en lo que respecta a la redacción que se debe aplicar del artículo 13 del Código Penal. Concretamente, nos referimos a que aquí corresponde que se aplique el artículo 13, según la redacción, conforme la Ley 25.892. Esto, particularmente, tiene un impacto en lo que es el requisito temporal que se exige para la concesión de la libertad condicional que eleva, no establece, que no se debe considerar en 20 años el cumplimiento de los dos tercios de la condena, sino en 35 años en los casos como prisión perpetua. Aun considerando el cómputo de la pena como se mantuvo o se formuló en el 2019, se debe considerar que Rivero fue condenado por los delitos de retención y ocultación de un menor de diez años, entre los que se encuentran los delitos cometidos en perjuicio de Pablo Casariego Tatto, cuya verdadera identidad fue restituida recién en el año 2007 y de Francisco Madariaga Quintela, que fue restituido en el año 2010. Por lo tanto, estos delitos cesaron de cometerse con posterioridad a la entrada en vigencia de la Ley 25.892. Es por ello que, siguiendo los precedentes Jofré de la Corte Suprema y los posteriores fallos Rey Magnaccok, cuyas referencias han sido incluidas también en nuestra presentación por escrito, es que aun considerando solamente esos casos, el que corresponde a la ley conforme nosotros lo estamos postulando. Además, queremos agregar que los cómputos no causan estado y son revisables. En este sentido debe considerarse particularmente que por la gravedad de los delitos por los cuales Riveros fue condenado, no puede de todas formas someterse a una normativa de menor jerarquía, bajo riesgo de que se incumplan los compromisos asumidos por el Estado argentino en materia internacional. Por eso, para concluir, hacemos saber que nos oponemos a la libertad condicional. Sostenemos que se tiene que observar las observaciones efectuadas en relación al cómputo de la pena, por lo que solicitamos que éste sea modificado. Luego de realizar una amplia certificación de las condenas y causas seguidillas contra Riveros, como expresamente lo dispone el artículo 472 del Código Procesal Penal, en los términos expuestos y aplicando la Ley 25.892, cumplido ello, solicitamos que se tenga una nueva intervención de estas partes y mantenemos la Reserva Federal que formulamos oportunamente. Muchas gracias.

Marcos Avellaneda, hermano del ‘Negrito‘ Floreal Avellaneda

Por ahí me gustaría hablar muchas cosas, pero creo que las palabras me exceden en este momento. Así que apoyo, por supuesto, apoyo las palabras de los compañeros que han hablado antes. No pude entrar en la sala cuando habló mi mamá, por falta experiencia, nunca uso esto. Pero sí, rechazo totalmente la idea de que este personaje esté en la calle. Es un insulto para mi persona, para mi familia, siendo responsable de la muerte y de la desaparición de mi hermano. Nada más. Gracias, doctora.

Etiquetado como:

Opiniones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *